Capítulo 413
Capítulo 413
Paulina asintió y se sentó en el sofá junto a la mesita de centro.
Armando volvió a dar una orden:
-Dile a alguien que traiga café.
Francisco respondió de inmediato:
-Ya lo pedí.
Justo cuando las palabras de Francisco aún flotaban en el aire, Adriana apareció con una bandeja de café, tocó la puerta y
entro.
Al ver que la visitante era Paulina, se quedó sorprendida.
-¿Paulina?
Adriana había sido quien tomó el puesto de Paulina cuando ella dejó el Grupo Frías. Desde entonces, casi no habían tenido
contacto.
Paulina le sonrió y asintió:
-Cuánto tiempo sin vernos.
-Si, mucho tiempo -replicó Adriana con una sonrisa.
Sin embargo, el momento no era adecuado para platicar mucho. Adriana dejó cuidadosamente las tazas de café frente a Paulina y Armando, y justo cuando estaba por irse, pareció recordar algo y se volvió para darle a Armando algunos reportes de trabajo.
Armando la escuchó y luego le indicó:
-Ya entendí. Por la tarde tengo tiempo, dile que venga antes de las tres.
-Listo
Adriana respondió y, antes de salir, le dirigió una sonrisa a Paulina, luego se marchó deprisa.
Paulina observó la escena mientras removía despacio el café en su taza.
Como jefa del departamento de secretarias, era normal que tuviera que ir personalmente a la oficina de Armando para informarle sobre el trabajo. Pero en el pasado, la habían restringido a tratar únicamente con las dos secretarias de Armando.
Durante los más de dos años que fue jefa, solo alguna vez, cuando Reinaldo y los demás estaban saturados, le permitían entrar personalmente a dejarle el café a Armando.
Pero jamás le permitían reportarle asuntos directamente. Ni una sola vez.
Armando la tenía vigilada con mucho recelo.
Pensando en eso, Paulina llevó la taza a sus labios y probó un sorbo.
Recordó que, cuando renunció, Adriana le pidió que le enseñara a preparar café, y ella lo hizo con toda paciencia. Sin embargo, apenas el café tocó su paladar, notó que el sabor era distinto al que ella le había enseñado a Adriana. Tomó otro sorbo pequeño. Aunque el sabor era diferente, también era bastante bueno.
Al dejar la taza, notó que Armando también probó el café y por su expresión, parecía estar muy satisfecho con el que Adriana había preparado.
En el pasado, siendo joven e ingenua, se sentía especial porque a Armando solo le gustaba el café que ella preparaba.
Pero ahora.
Es sudo café
Si un sabor se va se busca otro. No era algo importante.
Al recordar esas cosas, no pudo evitar pensar que antes había sido ingenua y hasta graciosa.
Capítulo 413
Mientras meditaba en ello, Armando rompió el silencio:
-¿Recuerdas hasta dónde llegué en la plática con el Sr. Burgos la última vez? ¿Te contó algo?
-Si–respondió Paulina, dejando de lado sus pensamientos y enfocándose en el trabajo-. Podemos continuar desde donde se quedaron.
-Perfecto -asintió Armando.
-Sobre el esquema de cálculo mixto que discutimos, especialmente el tema del tamaño de los parámetros, me pareció que su propuesta es muy buena. Tengo algunas ideas nuevas que quiero platicar con ustedes.
-Por supuesto -dijo Paulina.
Así comenzaron a analizar a fondo los avances técnicos recientes, sobre todo el aumento en la velocidad de procesamiento. Paulina fue muy detallada al debatir con Armando.
El tema era complejo y confidencial para ambas partes.
Reinaldo y Francisco, que estaban sentados a un lado, no entendieron mucho de la conversación, pues los detalles eran bastante técnicos. Solo podian escuchar en silencio.
Pero Armando y Paulina intercambiaban opiniones con agilidad y entusiasmo.
Reinaldo notó algo en el ambiente: la forma en que Armando miraba a Paulina era diferente. Había sorpresa y hasta admiración en su mirada, algo que jamás había visto antes.
Además, Armando miraba a Paulina con tanta atención y una leve sonrisa, que parecía disfrutar muchísimo esa charla. Eso dejó a Reinaldo desconcertado.
Francisco también lo notó y se quedó igual de sorprendido.
Después de más de una hora de intensa discusión, terminaron de intercambiar ideas cuando llegaron el Dr. Héctor y el profesor Torres.
A Dr. Héctor Paulina ya lo conocía de antes.
Al profesor Torres lo había conocido el año pasado, cuando regresó a trabajar a La Conquista Comercial y asistió a una fiesta con Jaime, quien los presentó.
Desde ese momento, el profesor Torres supo que Paulina era alumna de Jorge.
Después volvieron a coincidir en la feria de tecnología y conversaron largo rato.
El profesor Torres tenía muy claro el talento profesional de Paulina.
Incluso había leído el artículo que Paulina publicó hace unos días en una revista especializada. Al verla de nuevo, le habló con afecto:
-Pauli, qué gusto verte otra vez.
-El gusto es mío, profesor Torres.
Paulina le estrecho la mano y, una vez sentados, retomaron el tema principal.
Pasó otra hora entre debates y opiniones técnicas, hasta que de repente, la puerta se abrió.
Era Mercedez
Al verla, Paulina no se sorprendió para nada
Mercedez, al notar tanta gente reunida, se detuvo en seco
-Perdón, no sabía que estaban trabajando aquí. Pensé que no había nadie y por eso ni toqué…
El profesor Torres y el Dr. Héctor sabian bien la relación entre Armando y Mercedez.
Como novia de Armando, era normal que entrara en su oficina sin tocar.
Ellos lo tomaron con naturalidad y sonrieron, pero antes de que dijeran algo, Mercedez ya se daba la vuelta para irse. -Ustedes sigan con lo suyo, no quiero interrumpir
Pero ya habían terminado casi todo. El Dr. Héctor se rio y comentó:
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Capítulo 413
-No pasa nada, ahora solo estamos platicando.