Sofía, entre lágrimas, le dijo a Luisa: -Antes no sabía que eras la señorita de la familia González. Reconozco que era interesada y te despreciaba. Te pido disculpas; por favor, ven al hospital a ver a Carlos. Aunque lograron reanimarlo, ahora no tiene deseos de vivir y se niega a despertar. ¿Podrías venir al hospital para tratar de convencerlo?
-Lo siento, eso no tiene nada que ver conmigo.
Al oír eso, Sofía se indignó.
Elevó la voz y acusó con dureza a Luisa: -¿Cómo puedes ser tan cruel? ¿Acaso no tienes corazón? Carlos intentó suicidarse por ti, y tú tienes el corazón tan helado que ni siquiera quieres verlo.
Luisa se rió con ironía: ¿Yo soy cruel? si eso es lo que piensas, no puedo hacer nada al respecto.
Tras decir eso, Luisa no gastó más palabras con Sofia y colgó el teléfono de manera decidida.
En el hospital.
Carlos yacía en la cama del hospital, con la conciencia nublada. Creyó oír la voz de Luisa
Luisa…
Luisa…
Se esforzó por abrir los ojos,
Lo primero que vio fue el techo blanco y sintió un dolor agudo en la muñeca, mientras el olor a desinfectante y medicamentos inundaba su nariz.
Movió los dedos.
Carlos, finalmente despertaste. Hijo, ¿por qué piensas así? -Sofia, con los ojos rojos e hinchados, parecía una rana triste.
Carlos habló con dificultad: -Mamá, ¿por qué estás aquí? ¿Dónde está Luisa?
Justo había escuchado la voz de Luisa
Carlos giró los ojos, recorriendo la habitación con la mirada.
Su padre y su madre, Diego, Santiago y algunos otros amigos estaban allí, incluso Carolina, con quien habia discutido esa mañana, había venido, pero no vio a la persona que tanto anoraba.
Al escuchar que la primera pregunta de Carlos al despertar fue por Luisa, Carolina se volvió
hacia otro lado, llorando con tristeza.
El padre de Carlos, Alfonso, visiblemente decepcionado, lo mujer! ¿Cómo es posible que haya tenido un hijo tan inútil?
¡Suicidarte por una
-¡Baja la voz, Carlos acaba de ser reanimado, quieres acabar con él! -Sofía miró a Alfonso con desaprobación.
Alfonso tenia profundas ojeras, señal del cansancio acumulado.
Habló con severidad: -Es por consentirlo tanto, mira en lo que has convertido a nuestro hijo, siempre pensando en mujeres, hasta el punto de intentar suicidarse por una. ¡Es una vergüenza!
Sofia, irritada, lo confrontó con los ojos rojos e hinchados: -¿Qué estás diciendo sobre cómo he criado a nuestro hijo? ¿Acaso no es tu hijo también? ¿Alguna vez te has ocupado de él? si vamos al caso, tú eres el padre más irresponsable.
Diego intervino rápidamente para calmar la situación: -Ya basta, tío Alfonso, tía Sofia, por favor, no discutan más, Carlos acaba de despertar y necesita descansar tranquilamente.
Santiago secundó: -Sí, tío Alfonso, tía Sofía, por favor, no discutan.
La voz de Luisa resonó desde el celular de Santiago.
Carlos se quedó paralizado, su mirada se fijó intensamente en el celular de Santiago: -¿Luisa acaba de llamar?
Un atisbo de esperanza brilló en sus ojos apagados por un instante.
Santiago se rascó la cabeza: No, el doctor dijo que no tenías ganas de vivir y que no querías despertar, así que pensé en una solución.
Dicho esto, Santiago giró la pantalla del celular hacia Carlos, mostrando un video de Luisa.
Era un video de su cumpleaños, poco después de que comenzaran a salir.
En ese entonces, Carolina aún no había regresado al país y él no había flirteado con otras personas. Realmente amaba a Luisa.
Luisa también lo amaba mucho; él era su mundo. En aquellos días, eran tan dulces como cualquier pareja, saliendo juntos, tomando fotos y videos para capturar los momentos dulces de la vida
En el video, Luisa llevaba un vestido bonito, maquillada con elegancia, sosteniendo un pastel de cumpleaños y sonriendo dulcemente al espejo,
-Carlos, gracias por celebrar mi cumpleaños, estoy realmente feliz hoy.
-Es la primera vez que celebro mi cumpleaños con un novio, es muy significativo.
La voz de Carlos se escuchó en el video: -Luisa, cada año estaré contigo en tu cumpleaños.
ño estaré contigo en tu cumpleaños.
Sapto 183
-Por supuesto.
Lo que Carlos había escuchado antes era la voz de Luisa desde el video.
Las lágrimas de Carlos fluyeron sin control.
Tres años después, todo había cambiado, y al ver ese video, su corazón se retorcia de dolor.