Capítulo 209
Una habitación en el segundo piso de la villa.
Ropa de hombre y de mujer estaba dispersa por el suelo, y unas medias negras rasgadas colgaban a medias del sofá.
Daniel se recostaba en la cabecera de la cama, furando perezosamente, con una expresión de plena satisfacción en su rostro.
La chica a su lado todavía saboreaba el momento,
El celular vibró, Daniel tomó una bocanada de humo y contestó con calma.
Jaime dijo respetuosamente: -Señor Daniel, la familia González acaba de realizar una conferencia de prensa anunciando la disolución de su compromiso con la familia Martínez,. además, circulan rumores de que Andrés entró a un hotel con una famosa actriz, aparentemente, le estaba siendo infiel a ella.
-¡Ja! – Daniel sonrió con desdén. –Pensé que era alguien apasionado, pero resulta que también es desleal, igual que su padre.
Jaime preguntó: -Entonces, respecto a la familia González…
Daniel bajó la mirada y reflexionó por un momento. Sigue vigilándolos, podrían estar fingiendo la ruptura del compromiso para engañarme.
-Entendido, señor Daniel.
-Pon especial atención a los movimientos de Luisa, infórmame de cualquier acción.
-Sí.
Luisa descansaba en casa todo el día, ajustando su estado de ánimo, y luego regresaba a la oficina de abogados para trabajar normalmente.
Esos días habían sido tranquilos, sin incidentes inesperados; tanto ella como su familia
estaban bien.
Luisa tiró ligeramente de la esquina de su boca, con una sensación, agridulce; parecía que romper el compromiso había sido beneficioso, al menos Daniel, ese loco, no volvería a herir a su familia ni a ella misma.
Al entrar a la oficina de abogados, sus compañeros la saludaron.
Luisa respondió con una sonrisa ligera y educada, caminando con sus zapatos de cuero negro de tacón medio hacia su oficina.
Capitulo 209
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La firma tenía un código de vestimenta; era obligatorio usar ropa formal y zapatos de cuero negro; Luisa llevaba hoy un traje negro completo su cabello recogido y fijado en la parte posterior de su cabeza, base para cubrir las ojeras y lápiz labial rojo vintage para darle color. Hoy lucía completamente diferente a los últimos días; nadie podría decir que acababa de pasar por una ruptura amorosa.
El supervisor le asignó tres nuevos casos; Luisa se sumergió rápidamente en el trabajo, analizando los detalles de los casos.
Nerea había tomado el puesto de la antigua jefa Isabella, quien había renunciado.
A diferencia de Isabella, Nerea no estaba manipulada para actuar contra Luisa, y tampoco tenía rencillas personales con ella, lo que había hecho que el trabajo de Luisa fuera mucho más placentero.
Esa tarde, después de quedarse a trabajar horas extras para terminar sus tareas, Luisa apagó las luces de su oficina y se preparó para irse, pero de repente escuchó un débil llanto proveniente
del exterior.
Frunciendo el ceño ligeramente, cerró la puerta de su oficina y salió a investigar.
El llanto venía de la zona de oficinas de los asistentes legales.
Los asistentes no tenían oficinas individuales; todos trabajaban juntos en un área abierta dividida por paneles entre los escritorios.
Al acercarse, Luisa descubrió que quien lloraba no era otra que Lucía.
-Lucía, ¿qué te pasa?– preguntó Luisa con tono preocupado y suave. -¿Qué ocurrió?
Lucía tomó un par de pañuelos de papel y se secó las lágrimas de manera desordenada. – Abogada Luisa, yo, yo estoy bien…
Luisa tomó una silla de un escritorio cercano y se sentó. -Está bien, cuéntame, a ver si puedo
ayudarte en algo.
La joven tenía los ojos rojos y, tras un momento de silencio, comenzó a hablar entre sollozos:
-No es nada importante, yo…
En ese momento, dos colegas pasaron por su lado, y Lucía, temiendo ser escuchada, se detuvo
abruptamente.
Luisa entendió de inmediato. -¿No es conveniente hablar aquí? ¿Tienes otros planes esta noche? Si no los tienes, ¿qué tal si cenamos juntas?
No tengo otros planes.
-Entonces está bien, arregla tus cosas y vamos a cenar.
Capitulo 209
Luisa escogió una parrillada que sabía que a Lucía le gustaba.
El restaurante tenía un ambiente elegante, con iluminación tenue que creaba un entorno. acogedor.
Lucía había oído hablar de este restaurante; era un lugar bastante exclusivo donde la cena por persona podía costar varios cientos de dólares.
Con una expresión de apuro en su rostro, Lucía comentó: Abogada Luisa, ¿no será demasiado caro aquí?
Capitufo 210
Capítulo 210