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Capítulo 685
Capítulo 685
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Al escuchar eso, Alejandro acarició con delicadeza los pies de Luciana y respondió con serenidad:
-De acuerdo. Juro que lo que voy a decir es absolutamente cierto, sin engaños… si te miento, que me quede solo y sin lo que más amo.
Se tomó un instante antes de continuar, palabra a palabra:
-Nunca lo he hecho con nadie más. Solo contigo. Antes no lo hice, y después de ti no habrá otra.
Luciana lo contempló, sobrecogida. ¿Estaría él siendo sincero sin temor alguno? ¿O se tomaba las promesas a la ligera? Quiso creer que era completamente honesto.
-De acuerdo…-murmuró ella, asimilando todo.
–Bien, ahora me toca preguntar a mí -dijo Alejandro, mientras sus dedos se enredaban en el cabello de Luciana -¿Te das cuenta de lo que implica? No cualquiera puede exigirme un juramento como este y confirmar algo tan … personal.
Ella bajó la cabeza. Pasaron un par de segundos antes de que asintiera con lentitud.
-Lo sé–admitió.
Al fin y al cabo, ambos eran conscientes de la naturaleza de esa confesión.
-¿Sí? -Los ojos de Alejandro brillaron cuando sostuvo el rostro de Luciana-. ¿Significa que aceptas que te conquiste?
Luciana apretó un poco los puños. Por fin, asintió despacio.
…Sí. 5
En cuanto pronunció esa palabra, un peso enorme pareció liberarse de su interior. Lo había decidido por voluntad propia; nadie la estaba forzando. Pase lo que pase después, al menos no tendría nada que reclamarle a nadie.
-¡Luciana! -exclamó él, sobresaltado por la alegría. Quiso inclinarse para besarla en los labios, pero recordó que todavía sostenía sus pies sobre su regazo. Sin pensarlo demasiado, los acercó a su rostro y depositó un beso rápido.
-¡Oye! Luciana casi se sobresaltó, sintiendo escalofríos. ¿Qué haces? ¿No te da asco?
Después de todo, había caminado todo el día, y hacía un momento se había mojado los pies con agua helada.
Alejandro se limitó a sonreír, dejando ver sus dientes en una expresión pícara.
-Ya me lo prometiste. No hay marcha atrás. Si cambias de idea, serás tú la mala de la historia. Y besó la otra planta del pie.
-¡Deja de hacer eso! -protestó Luciana, entre incómoda y divertida-. Estás loco…
-¿Loco por qué?-replicó él con aires de orgullo-. Es mío… ¿no puedo darle un beso?
Luciana resopló
animos de discutir. Sabía que así era él, atrevido y un poco exagerado.
-Luciana…
tras su pequeña celebración, Alejandro se puso serio otra vez al examinar sus pies-. ¿Desde cuándo los tienes así?
-¿Te refieres a la hinchazón? –Ella no le dio importancia. Es normal en el último trimestre del embarazo. 2
Quiso zafarse.
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Capítulo 685
-Bueno… ya, déjame que los lave. Vámonos.
-Sí, claro -dijo él, encendiendo el auto y conduciendo hacia el apartamento de Luciana.
En cuanto llegaron, ella se metió al baño. Alejandro, por su parte, tomó el teléfono con sigilo y marcó el número de la doctora Alondra.
-No pasa nada grave -explicó la doctora tras escucharlo hablar de la hinchazón en los pies de Luciana-. Es algo bastante común en las embarazadas.
-¿“Común“? -repitió Alejandro con un matiz de disgusto. Así que, solo porque las demás lo sufren, mi esposa también tiene que padecerlo.
La doctora Alondra se contuvo. Pensó que, por muy “señor Guzmán” que fuese, seguía siendo un ser humano. Con paciencia, añadió:
—Señor Guzmán, puede decirle a su esposa que se sumerja los pies en agua tibia y, a la hora de dormir, coloque las piernas un poco elevadas para reducir la hinchazón.
-¿Y estás segura de que…?–Alejandro se pasó una mano por la frente, incapaz de terminar la frase.