Capitulo 218
Capítulo 218
Luisa bajó la mirada hacia las llaves y luego levantó los ojos hacia el McLaren blanco no muy lejos, con un tono tranquilo, Sergio, si no me equivoco, este McLaren tenía un precio inicial de más de un millón setecientos mil dólares, ¿verdad? No necesitabas gastar tanto dinero en una disculpa por lo que pasó en la víspera de Año Nuevo.
Sergio continuó mintiendo: -¿Por qué no habría de ser necesario? Esa noche hice enojar a Luisita, y Fernanda me estuvo regañando todos los días. Un millón setecientos mil dólares no era caro, sé que tú tampoco careces de dinero. Considéralo un pequeño gesto de mi parte, acepta este regalo para ayudarme, ¿quieres? Si no la próxima vez Fernanda seguirá regañándome.
Luisa, con una expresión serena y sus claros y brillantes ojos destellando levemente, miró fijamente a Sergio, -Sergio, dime la verdad, ¿esta compra la hizo Andrés? Ve y dile que no la necesito, ya que hemos roto, cortemos por lo sano, sin enredos.
Sergio sintió un escalofrío en el cuero cabelludo, pensando que realmente no era fácil engañar a una abogada.
Afortunadamente, ya había hablado con Fernanda de antemano.
Fernanda había estado maldiciendo a Andrés frente a él esos días, así que ese día, cuando Andrés le pidió que entregara el carro, lo primero que hizo al llegar a casa fue contarle a Fernanda sobre esto, diciendo que Andrés se sentía culpable y había comprado un carro como compensación por la ruptura.
En ese momento, Fernanda rodó los ojos, irritada: -¿Todo se soluciona con un carro viejo? Andrés es muy tacaño.
-Por supuesto que no era solo eso, también había varios bolsos Hermès de edición limitada en el carro. Andrés dijo que uno era para ti y otro para Catalina, y los demás eran para Luisita. Claro, necesito que ustedes me ayuden, deben decirle a Luisita que esos bolsos los compraron tú y Catalina para consolar su corazón herido, no digan que fue Andrés.
Al oír que había bolsos Hermès de edición limitada, los ojos de Fernanda brillaron: -¿Bolsos? ¡ Déjame ver!
Sergio la llevó a verlos, y Fernanda, emocionada, empezó a llorar, -Dios mío, este bolso blanco lo he querido comprar y nunca pude conseguirlo, el señor Andrés es impresionante, i consiguió tres! ¡Qué buen gusto! A Catalina y a Luisita también les encantará este modelo, un
bien. bolso para cada una, Andrés lo pensó muy
Sergio, mientras hablaba, sacó una tarjeta negra, -Además, toma esta tarjeta. Pronto la firma de abogados de Luisita estaría de vacaciones anuales, llévala para despejar la mente, todos los gastos corren por cuenta de Andrés.
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Fernanda extendio strindice y medió para tomara tarjeta negra de la mano de Sergio y resopló, -Eso era más de lo esperado, pero no pienses que porque acepto sus cosas voy a ayudarlo. Para mí, Andrés siempre será el malo.
Sergio suspiró, tocándose la frente con frustración, -Sí, sí, tienes razón, por favor cuida de Luisita junto con Catalina durante este tiempo.
Todavía no podía decirle a Fernanda la verdad sobre la ruptura entre Andrés y Luisa.
Andrés tendría que seguir siendo el malo. Andrés te lo mereces.
¿Qué importaba que lo insultaran un poco, verdad?
Mientras tanto, en la oficina de Andrés.
-¡Achís!
Andrés frunció el ceño, sacó un pañuelo para limpiarse la nariz y se levantó para ir al baño a
lavarse las manos.
Era extraño, no tenía un resfriado, ¿por qué habria estornudado de repente?
—Sí, Luisita, ese carro lo compré yo a través de Sergio como una disculpa, deberías aceptarlo. Más de un millón no es nada, y si no lo aceptas, tendría que regañarlo a él también.- La voz de Fernanda llegó a través del celular.
Luisa no confiaba en Sergio, pero sí en su buena amiga Fernanda.
Luisa respondió, -Entonces… está bien, realmente no es para tanto, no le digas más a Sergio, él solo no pensó tanto, sé que no fue intencional,
Al escuchar esto, Sergio se sintió conmovido y culpable al mismo tiempo.
Luisita, lo siento, realmente no pretendía engañarte, fue una mentira piadosa, espero que no me culpes cuando lo descubras más adelante.
Después de colgar el celular, Luisa se lo pasó a Sergio, -Está bien Sergio, aceptaré el carro, gracias.
Sergio suspiró aliviado, sonriendo, -De nada.
Luisa tomó las llaves, se acercó al carro y al abrir la puerta del copiloto, vio las bolsas de Hermès apiladas, se quedó perpleja y se volvió hacia Sergio, -¿Qué es esto?
Sergio mintió: -Oh, esos son los bolsos que Fernanda y Catalina compraron para ti, dijeron que era para consolar tu corazón herido.
Luisa tomó una foto y la envió a Fernanda y Catalina, quienes ya habían acordado de antemano la misma razón que Sergio había dado, así que Luisa lo creyó, sintiendo un cálido fluir en su
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corazón, le agradeció a sus dos amigas y compartió algunas palabras conmovedoras.
Sergio, viendo que era suficiente, dijo: -Bueno, Luisita, tienes planes esta noche, así que no te molestaré más, puedes llevarte el carro.
Luisa preguntó, -Sergio, ¿viniste en este carro? ¿Cómo volverás si me lo llevo? ¿Quieres que te lleve?
Sergio agitó las manos, -No, no es necesario, llamaré a un conductor de casa para que me recoja, iré a la cafetería cercana a comprar un cafe para Fernanda, sabes que le gusta el café de ese lugar.
El carro de Andrés estaba estacionado en el estacionamiento subterráneo del centro comercial cercano, él tendría que ir allí para encontrarse con él.
Luisa no sospechó, saludó con la mano y dijo, -Entonces me voy, adiós.
-Adiós.
Capitulo 219
Capítulo 219