Capítulo 216
–Mireya, justo me hacía falta alguien que cocinara y cuidara niños. Te envié la dirección para que vieras cuándo te convenía venir directamente Avísame antes de llegar.
Mireya respondió con una sonrisa: –Me viene bien ahora, ¿está en casa? Voy para allá de inmediato.
-Está bien, ven.
Tras colgar el celular, Mireya le dijo a Andrés: Presidente Andrés, la señorita Luisa aceptó.
-Uh, ella siempre se olvidaba de comer cuando estaba ocupada, y vivía cerca de la oficina. Necesitarás llevarle comida al despacho durante los días laborables. Te pagaré un salario, y no rechaces el que te ofrezca Luisa. Tampoco le digas que soy yo quien te envía.
Mireya, al oír que recibiría un salario doble, se mostró muy contenta y aceptó repetidamente: -Claro, claro, presidente Andrés, no se preocupe cuidaré bien de la señorita Luisa.
Después de Año Nuevo, Andrés estaba muy ocupado en la empresa.
No se permitía detenerse ni un segundo; si tenía un momento libre, el rostro de Luisa se le venía incontrolablemente a la mente.
En la oficina del presidente, Andrés estaba absorto trabajando frente a su computadora.
Sergio, sentado en el sofá, lo observaba con una expresión compleja y dijo: -Andi, hay algo que no sé si debería decirte.
Andrés ni siquiera levantó los ojos y, con un tono indiferente, respondió: -Entonces no lo digas.
Sergio abrió la boca y la volvió a cerrar. Es sobre Luisa. ¿Seguro que no quieres oírlo?
Andrés detuvo su tipeo y alzó la mirada desde la pantalla de la computadora. -¿Qué pasa?
Sergio pensó para sí: Lo sabía, si se trata de Luisa, él no puede ignorarlo.
Pero ¿cómo decirlo? Si se lo decía, él se molestaría.
–“cof, cof“…. Sergio carraspeó incómodamente un par de veces.–Fernanda ha estado insistiendo estos días en presentarle a Luisa a un estudiante universitario…
Al decir esto, levantó la vista discretamente para observar la expresión de Andrés, quien fruncía el ceño visiblemente.
Andrés apretó los dientes y su expresión se endureció. -¿Un estudiante universitario?
-Sí.- Sergio tragó saliva, pensando en cómo decirlo de una forma más suave.
Capitulo 216
Los labios de Andrés se tensaron, y un destello frío cruzó sus oscuros ojos. ¿Qué estudiante universitario?
–
Hay varios: uno de uno ochenta y siete con abdominales marcados, otro de uno noventa que es deportista, y otros jóvenes… inocentes.
La expresión de Andrés se volvió cada vez más sombría, y Sergio no se atrevió a seguir
hablando.
Silencio.
Un silencio sepulcral..
Sergio, nervioso, no sabía dónde poner las manos y tomó un sorbo de agua. -Ya sabes cómo es Fernanda, le gusta meterse en esas rarezas. Ya la he regañado por ti,—dijo.
Las palabras de Sergio, “ya la he regañado por ti eran una invención suya.
La verdad era que cuando Fernanda mencionó a esos estudiantes universitarios, Sergio se sintió irracionalmente irritado y acabó burlándose de ella, quien, enfadada, lo pellizco con tanta fuerza que le dejó una marca que aún le dolía.
-¿Qué dijo ella?– preguntó Andrés con voz helada.
-¿Eh? ¿Qué?– Sergio no entendió.
-Fernanda quiere presentarle hombres a Luisita ¿Qué dijo Luisita?
La expresión de Sergio se volvió extraña, y dudó antes de hablar. -¿Realmente quieres
saberlo?
-Sí.
-Dije que no te enojes.
Con preocupación, Sergio respondió: -Según Fernanda, en la noche de Año Nuevo, Luisita aceptó.
-¿Aceptó qué?
Sergio habló más rápido de lo que pensaba, diciendo directamente:Aceptó que le presentaran hombres.
Justo después de esas palabras.
Con un “bam“.
La taza de cerámica en el escritorio de Andrés cayó al suelo.
Afortunadamente, la oficina estaba alfombrada, y la taza no se rompió al caer.
Capitulo 217
Capítulo 217