Finalmente
Durante la noche los hombres salieron para resolver algunas cosas, Helena y Ella se quedaron en la casa, bajo la protección de los guardias. Se quedaron viendo películas en Netflix, mientras Helena tomaba coraje para hacer preguntas embarazosas e íntimas a su ex–cuñada.
-Ella, quiero preguntar algo.
-Estás roja como un pimiento, Helena, ¿qué quieres saber?
-¿Si el acto s****I puede ser realmente bueno? Con tu hermano era horrible, me gusta Estefano y quiero tener un matrimonio real con él, pero todavía tengo miedo.
-Mira, la primera vez que Xavier y yo llegamos hasta el final, fue horrible, dolió como el demonio, pero las otras veces fueron geniales, y solo ha ido mejorando, me encanta estar con él. Si Estefano es bueno para ti, necesitas intentarlo, pero al mismo tiempo no lo hagas solo por él, sino por ambos y no permitas que haga nada que no quieras. En la cama ustedes dos son iguales y no dejes que él te diga lo contrario.
-No voy a dejar, pero su tamaño me intimida.
-Si él es cuidadoso, no hay nada que temer.
-Excepto la primera vez.
-Sí, pero ya tuviste tu primera vez con el desgraciado de mi hermano, por lo tanto será tranquilo.
Helena no quiso decir que por un pequeño defecto de su cuerpo aún tenía el himen intacto, todavía era vergonzoso hablar de eso. Pero estaba decidida a seguir adelante, él era tan bueno para ella como nunca pensó que sería y quería mantener ese matrimonio, porque le gustaba y necesitaba ser feliz.
Ya estaba acostada cuando Estefano llegó, después de bañarse se dejó caer en el colchón a su lado, Helena fue atraída fuertemente hacia sus brazos. Él tenía un caramelo en la boca y jugó con sus labios, ella metió la lengua en su boca y tomó el caramelo para sí. Era demasiado íntimo, y liberador poder vivir momentos como ese estando en la cama con un
hombre.
-Te quiero, mi pequeña, pero estoy al límite, solo me quedaré aquí si me dices que sí. Tengo
miedo de estar muy cerca y terminar forzando la situación, y no quiero lastimarte o herirte. Pero es mucho tiempo, nuestros juegos son deliciosos, pero no son suficientes para calmar mi deseo por ti.
< Finalmente
Él la besó.
-Si quieres que me detenga, dilo ahora, más adelante no podré parar.
Helena permaneció callada.
-Pequeña, estoy hablando contigo, respóndeme.
-Quiero que te quedes.
Estefano le dio una amplia sonrisa.
-¿Eso es un sí?
-Sí, quiero vivir un matrimonio real.
-Voy a hundirme en ti, nunca he deseado hacer el amor con una mujer así, pequeña. Inmediatamente Helena se puso tensa.
-¿Te ofendió mi lenguaje? No quise ser grosero.
-Me trae malos recuerdos esas palabras, me hace recordar el miedo que es ser tocada.
+ Puntos >
-Hoy vamos a crear nuevos recuerdos, no te prometo que no habrá dolor, por el himen, pero seré lo más tierno y paciente que pueda, mi corazón que pensé que estaba muerto late por ti, pequeña.
Él la besó lentamente, al darse cuenta de que Helena temblaba acarició su rostro dulcemente, deseaba mostrar que su intención era tener placer, pero también proporcionarlo. Ella gimió en su boca. Estefano aprovechó el momento y le quitó la camisola, jugó con sus senos, que eran pequeños y rosados, como a él le gustaban. Cabían perfectamente en su boca, era fácil succionarlos completamente. Los gemidos de ella eran como música para sus oídos.
Él se inclinó y apartó su braguita hacia un lado, se deleitó con el néctar que escurría, ella era la única mujer que lo había tenido de rodillas entre sus muslos. El sexo oral a una mujer era una reverencia, las otras mujeres que pasaron por su cama solo representaban placer momentáneo, lo que sentía por ella iba mucho más allá de eso.
Ella estaba al borde de un orgasmo, fue el momento que él aprovechó para quedarse entre
sus piernas y penetrarla, cuando sintió el m*****o grueso en su entrada ella puso las manos
en su pecho para intentar empujarlo, pero Estefano no lo permitió.
Ella gimoteó en sus brazos.
-Shhh, pequeña, apenas estamos comenzando.
CV
3
< Finalmente
Sujetó sus manos y la penetró, sin darle tiempo a que su miedo lo hiciera detenerse.
Ella gritó, y lo empujó más fuerte esta vez, pero él era firme como una roca y no movió un
músculo.
-Me duele, por favor…
+8 Puntos >
-Lo sé, pero pasará, respira y relajate, déjame entrar pequeña, sé que te duele, pero estoy en el paraíso. Me quedaré quieto, cuando el dolor alivie avísame.
Él se quedó allí sosteniéndola, hasta que sintió sus músculos relajarse y ella dio la señal de
que podía moverse.
Él comenzó lentamente, masajeando su clítoris y deteniéndose siempre que ella estaba cerca
de alcanzar el climax, fue un largo momento de una deliciosa tortura.
-Estefano, por favor.
-¿Qué pequeña? Quiero estar dentro de ti toda la noche, merezco eso después de tanto haber
esperado.
-Sí, pero necesito… ya sabes y me estoy sintiendo adolorida.
Él la besó y en ese momento ambos alcanzaron el orgasmo, él ahogó sus gritos con su boca.
Cuando la recostó sobre su pecho sintió las lágrimas de ella.
-Oye, pequeña, ¿fui rudo?
-No.
-¿Por qué estás llorando?
-Fue maravilloso, nunca pensé que la intimidad pudiera ser así.
-Será aún mejor, si no estuvieras adolorida te lo mostraría ahora mismo.
Él la estrechó en sus brazos y durmieron.