Descubrimiento
Estefano notó el momento exacto en que Helena corrió al baño durante la madrugada. La vio arrodillarse en el inodoro para vomitar.
Helena sintió todo su estómago revolverse, probablemente había comido algo que le hizo daño, pero no lograba recordar qué.
Fue sorprendida por Estefano sosteniendo su cabello.
-Está bien, pequeña. Va a pasar.
Cuando terminó, se sentía débil y hambrienta.
-No necesitas ver esto.
-Soy tu esposo, no me vas a mantener lejos. ¿Mejor?
-Sí, pero tengo hambre.
-Voy a buscarte un jugo. Vamos a la cama.
-Solo me voy a cepillar los dientes.
—¿Te sientes mareada?
-No, el malestar pasó.
Quizás este era el momento de hablar sobre su sospecha, pero si a ella no le gustaba lo que estaba por venir, arruinaría la madrugada, así que decidió quedarse en silencio.
Él regresó con el jugo. Después de que ella bebió la mitad del vaso, Estefano notó la mirada de ella hacia su pecho. Él estaba en bermudas y vio el deseo en su mirada. Ya había oído por ahí que las hormonas se exaltan durante el embarazo. Y eso solo estaba ayudando a cerrar su razonamiento de que su mujer llevaba un hijo suyo. Sonrió, le gustaría complacerla durante ese tiempo.
Él se acostó y la atrajo hacia él.
Helena paseó las manos por su pecho. Bajó en dirección a su m*****o. Pero se detuvo.
-Helena. ¿Por qué te detuviste?
-Es madrugada, y en realidad no sé, nunca tomé la iniciativa.
-No me moveré si no das el primer paso, no hoy, pequeña.
<Descubrimiento
-¡Estefano!
48
Points
Él le dio un guiño. Helena sintió el corazón caliente, pero también el deseo consumiéndola. Hizo lo que nunca pensó en su vida.
Con la pierna cerca de su erección, fue fácil montarlo. Antes de perder el valor, lo besó y luego bajó hacia los pechos de su esposo. La bermuda era holgada y ella sacó su m*****0.
Él gimió en respuesta.
-Eso pequeña, muéstrame lo que quieres.
Ella usó la boca en su cuerpo, besó las cicatrices existentes, jugó con el pezón de su pecho
como él solía hacer con ella.
Cuando ella bajó nuevamente hacia su pene, Estefano sostuvo su cabello en señal de aliento. No era fácil quedarse quieto, pero su pequeña parecía sedienta y deseosa por explorar, y él no la decepcionaría, mucho menos en ese momento.
Ella pasó varios segundos prestando atención a su m*****o. Y él quedó fascinado con la confianza de ella en él en ese momento.
-Por Dios, Helena no puedo aguantar, lo siento.
-Quieto.
-¿Pequeña?
-Quería estar encima.
-Sí, señora,
Cuando ella descendió sobre su longitud lentamente, él soltó todas las palabrotas que conocía. Era demasiada tensión para un solo momento.
Para aliviar, él prestó atención a sus pechos que cabían perfectamente en su boca.
Pronto saldría leche de ahí. Ni siquiera eso lo haría mantenerse lejos, al contrario, adoraría conocer ese nuevo sabor.
Ella lo cabalgó. Cuando Helena alcanzó su límite, él tampoco duró mucho y pronto la siguió. Estefano se acostó y Helena cayó sobre él.
Acarició su cabello.
-¿Satisfecha, pequeña?
Ella escondió el rostro en su pecho.
< Descubrimiento
Él se rio, solo con ella tenía esa risa fácil.
-No estabas avergonzada hace unos minutos.
Helena también rio.
-No sé qué me está pasando.
Él lo sabía, pero no lo diría, al menos no todavía.
-Me encanta, siempre estoy a tu disposición.
+8 Point
Dormían abrazados. A él le encantaba sentir su piel desnuda cerca de él. Si fuera otra mujer
ni siquiera estaría en su cama. Hubo un tiempo en que cuando estaba con alguna mujer ni
siquiera usaba una cama. Prefería tenerlas inclinadas sobre una mesa, así el contacto físico
era mínimo y no tenía que sentir sus manos en su cuerpo. Eso le molestaba y los momentos
de placer no compensaban la sensación de agonía. Pero con la pequeña de cabello largo y
ojos claros que dormía en su pecho, nada de eso le molestaba. De hecho, las manos de ella
en su cuerpo le traían paz y tenían el poder de borrar todo lo pesado que hacía como subjefe
de la mafia. Durmió acariciando su espalda desnuda y sabiendo que necesitaba advertirle
sobre el embarazo, pues tenían consultas que hacer y un control prenatal que seguir. Por un
momento temió que ella no deseara a ese niño, sabía que no podía obligarla a gestar y dar a
luz a un hijo suyo, pero ya quería a ese ser minúsculo y se lo diría a ella.
Estefano se despertó más temprano, fue a la panadería a buscar lo que a ella le gustaba.
Helena bajó las escaleras con su camisa puesta. Y a él le encantaba verla así, era como si
eso confirmara que ella le pertenecía. Recibió un disparo en el pecho para tener el derecho de
casarse con ella, fue eso lo que lo hizo asumir el cargo que tenía, pero cambiaría cualquier posición por una noche con ella. Quién diría por una vida entera. Él la besó, si alguien se
acercara, seguramente descubriría quién era el cuervo. La observó alimentarse, necesitaba
asegurarse de que no perdiera peso.
-Necesitamos hablar.
Ella lo miró.
-Estefano, ¿pasó algo?
Él le extendió la mano.
-Ven aquí pequeña.
Él se sentó y la puso en su regazo.
-Tu cuerpo está diferente.
<Descubrimiento
-¿Estás diciendo que he engordado?
Él rió, una risa fuerte.
+8 Points >
-¿De verdad crees que te llamaría para hablar por eso? Soy un hombre, no soy un maldito
mocoso.
-La boca.
-Lo siento.
Tendría que dejar de maldecir. Iba a tener un adolescente en casa y si tuviera una niña no podría continuar con las palabrotas.
No había una manera fácil de decir eso.
Él acarició su barriga.
-Creo que hay alguien aquí.
Helena digirió la información por unos segundos. Las náuseas matutinas. El vómito y la sensibilidad al olor de algunas comidas.
Él no quería hijos, ya había hablado sobre eso, de repente se sintió enferma y una lágrima
resbaló por su rostro.
-Te juro que no lo hice a propósito.
-¿Helena?
-Me olvidé del anticonceptivo inyectable. Lo siento mucho. No fue intencional. Yo…
ÉI
puso sus dedos sobre sus labios.
-Si alguien tenía que usar protección era yo. Sabía de los riesgos. Y estamos casados.
Ella acarició su barriga.
Quería a ese bebé.
-¿Estefano? Quiero este bebé. Por favor.
La abrazó.
-¿Incluso si este niño tiene sangre indígena? ¿Te acuerdas de eso?
-Lo recuerdo, sé que no querías ser padre, pero no me impedirás seguir con este embarazo, ¿
verdad?
-¿Qué tipo de hombre crees que soy, carajo? En toda mi vida nunca he estado con una mujer
4/6
<Descubrimiento
+8 Points >
>
sin protección, solo contigo. ¿De verdad crees que te llevaría a un médico sin escrúpulos para
sacar a mi hijo de ahí?
Él estaba realmente nervioso y ella sintió una punzada de miedo. Intentó levantarse, pero Estefano no lo permitió.
Él la miró y vio sus grandes ojos asustados.
-No tengas miedo de mí, nunca te he hecho daño y no lo haría contigo embarazada. ¿Aún no
entiendes que te amo?
-También te amo, creo que estoy sensible.
-Ahora sabemos por qué.
Él acarició su vientre.
-Quiero a este niño tanto como tú.
-Gracias, por eso.
-No me agradezcas, no antes de lidiar con mis celos. Me volveré loco.
-No puedes ser más controlador.
-Ya lo soy, estás más bonita pequeña, estarás deslumbrante cuando esa barriga crezca, mantente lejos de la atención de otros hombres o tendremos problemas. ¿Entendido?
-Ya te dije que nunca haría eso.
-Lo sé bien, pero estoy muriendo de celos que duele.
-Voy a engordar.
-No lo harás, no te preocupes por eso.
-Voy a pedir una cita. Llamaré a Ella para que vaya conmigo.
-¿Qué dijiste?
-Que pediré una cita.
-¿Quién te acompañará?
-Ella… ¿Tú írás?
-Claro, nadie más.
-¿En la clínica de la familia?
5/6
<Descubrimiento
-Sí, es necesario que sea allí, por cuestión de seguridad. Lo siento mucho.
-¿Médicos hombres?
-Ni pensarlo. Ningún hombre pondrá las manos en mi mujer.
Helena se sintió aliviada.
Corazón
Después de la conversación, él fue a encargarse de la cocina, tenía que conseguir ayudantes pára Helena..
-Arréglate. Partimos en media hora. Solo voy a hacer algunas llamadas. Necesito resolver algo con Henrique. Y Helena, no vayas a la oficina.
-No iré.
Sabía que él no era un santo y evitaba escuchar sus conversaciones telefónicas. Él siempre le
avisaba cuando el tema no debía ser de su conocimiento. En realidad, no sabía casi nada
sobre sus actividades.
Cuando llegaron a la clínica, pronto encontraron a una obstetra para atenderlos, solo el
enfermero era hombre, y aun así Helena se sintió más tranquila.
Después de las debidas presentaciones, Helena se puso unos pantalones de hospital y
permaneció en sostén para realizar una ecografía. Ni siquiera sabía de cuánto tiempo estaba.
En el momento en que se acostaba en la camilla, el enfermero entró. Ella pudo sentir toda la
tensión del cuerpo de Estefano que estaba cerca, el chico era joven y solo estaba haciendo su
trabajo.
El subjefe de la mafia estadounidense no dijo nada, pero le costó mucho esfuerzo. El chico dio
los buenos días, solo Helena respondió. Estefano le lanzó una mirada de reproche. Mientras el
enfermero organizaba la máquina, la doctora aplicó un gel en su barriga, estaba frío y ella saltó con la sensación, la mano de Estefano fue hacia la suya. Y ella se sintió agradecida, los
hombres de la organización no demostraban consideración en público.
-Voy a pasar el aparato en la barriga, con permiso.
Cuando la doctora comenzó la ecografía, en cuestión de segundos, un fuerte sonido de un
corazón latiendo se escuchó en la sala.
Ella sonrió. Estefano le acarició la mano y le guiñó un ojo. Era su manera de decirle que la
amaba en presencia de aquellas personas.
-No podemos ver el sexo, pero usted ya tiene 3 meses de embarazo. Y todo está perfecto
aquí.
Helena se sorprendió, su barriga aún estaba pequeña, casi no se notaba.
-¿Incluso con esta barriga tan pequeña? ¿Está todo bien?
1/5
Corazón
Había una ronquera acentuada en su voz.
+3 Points
Sí, algunas mujeres tienen una excelente musculatura y parece ser el caso de su esposa.
Terminamos aquí, ahora vamos a sentarnos en la mesa para las recomendaciones.
Cuando terminó, el enfermero tomó pañuelos de papel para limpiar la barriga. Ella se encogió
con la proximidad de él.
Si toca la barriga de mi esposa, es un hombre muerto.
El ambiente se volvió tenso.
Helena conocía a su marido y sabía que necesitaba intervenir.
-Puedo retirar el gel sola. Estefano, ¿puedes ayudarme a bajar y acompañarme para
cambiarme de ropa? Me siento un poco mareada.
Él no respondió, pero ayudó. Cuando entraron en el vestuario, él la abrazó e inhaló el perfume
de su cabello.
Solo un minuto, necesito calmarme.
Cuando su respiración se calmó, abrió los ojos.
¿Estás realmente mareada?
No, solo quería alejarte del enfermero.
¿Por qué? ¿Te gustó él?
F¿Cómo dices?
-Perdón, pequeña. Solo estoy celoso y enojado. Sé que no justifica la grosería, me voy a
controlar, pero ¿me prometes una cosa?
F¿Qué?
Que no permitirás que ningún hombre toque tu barriga. No respondo por mí si eso sucede.
Dios, me siento enfermo de celos, si no me calmo voy a enloquecer.
Nadie se acercará, lo prometo.
Cuando volvieron a la sala, el enfermero había desaparecido y Helena se sintió aliviada por
eso.
Después de las recomendaciones, la Doctora Teresa entregó algunos frascos de vitaminas
bara Helena. Pero Estefano intervino.
-Prefiero que haga la prescripción y yo mismo compraré las vitaminas.
+8 Points >
< Corazón
La doctora no discutió. El hombre que tenía delante era su jefe en la organización. Y conocía
su fama, si pudiera elegir, ni siquiera estaría en esa sala, pero la única mujer capacitada era
ella, así que no tuvo otra opción.
-¿Tienen alguna pregunta?
Helena no tenía y se lo dijo a la doctora.
Pero Estefano no dejó pasar la oportunidad.
-Yo tengo.
-Estoy aquí para responderlas, señor.
-Sexo. ¿Necesito mantenerme alejado de ella o hay alguna restricción?
Helena sintió que toda la sangre de su rostro desaparecía.
-No. El período de riesgo ya pasó. Los tres meses son los que confieren riesgo de aborto.
Pueden continuar con la vida s****l normalmente, solo no puede lastimarla en este momento,
señor.
Estefano entendió el mensaje. Era común que las mujeres sufrieran abortos en ese hospital por la violencia que sufrían de sus maridos. Él simplemente miró a la doctora, que tragó
saliva.
Cuando estaban saliendo por la puerta, él se detuvo.
-Una cosa más, despide a ese enfermero. Encuentra una asistente mujer o tendremos problemas. ¿Estamos entendidos?
-Sí, señor… jefe.
Helena sintió lástima por la doctora.
Cuando estaban en el coche, ella lo recriminó.
-No puedes amenazar a la doctora, ¿y si decide dejar de atenderme? Será difícil encontrar otra tan competente y calificada.
Él le dio una sonrisa irónica.
-Yo p**o su salario. Y ella me debe lealtad y obediencia. No estoy jugando a ser jefe, Pequeña.
-No me cuentes, no quiero saber.
-Está bien. ¿Helena? Gracias.
+8 Points)
< Corazón
-¿Por qué?
-Por llevar a mi hijo en tu vientre.
-¿Y si es una niña?
-La encerraré en casa y me volveré loco de celos. No me importa, siempre que sea una
criaturita saludable. ¿Quieres almorzar fuera?
-Sí. ¿No tienes que trabajar?
-No. Necesito resolver algo en el club, pero por la noche. Ahora te voy a llevar a comer. Y al
llegar a casa te haré el amor sobre la mesa de mi oficina.
-Dios, no puedes decir esas cosas.
-Puedo, ya deberías haberte acostumbrado.
Él le sonrió.
-¿Me llevas al club?
-No.
-¿Por qué?
-Estás embarazada.
-No enferma, quiero bailar.
-Bailamos en casa.
-Bromista. Si no me llevas, estarás castigado una semana.
-Helena.
-No estoy bromeando.
-Mierda.
Ella sonrió victoriosa.
Esa táctica nunca fallaba, tenía las hormonas a flor de piel, y su deseo por él había aumentado aún más, sin embargo, él no necesitaba saber que no haría una huelga de sexo, no en este momento.
Primera vez
Almorzaron en un restaurante donde la comida se preparaba frente al cliente. Después del
almuerzo tomaron helado y Helena prácticamente obligó a Estefano a tomar un sabor
chocolate con ella. A él no le gustaban los dulces, pero terminó cediendo. Helena y Estefano entraron juntos en casa. Después de la consulta médica, pasaron por el centro comercial para comprar algunas cosas. Él quería hacer un ajuar del bebé casi completo, pero ella no lo permitió, ni siquiera sabían el sexo.
Helena iba subiendo por las escaleras, pero él la tomó en brazos
-¿A dónde crees que vas?
-A darme un baño y…
-Ni pensarlo.
Él camino con ella hacia el despacho.
-Pequeña, si me paso de los límites en la cama necesitas decirlo. No quiero que te quedes
exhausta
-Hum. No me estoy quejando.
-No sabes el peligro que corres, si al menos supieras cuánto te deseo y las fantasías que
tengo.
-¿Cuando la barriga crezca continuarás igual?
-No.
La sonrisa de ella se desvaneció.
-Estaré peor Helena, estoy loco por tenerte desnuda, vistiendo solo a mi niño en tu vientre. No te daré descanso, pequeña. Acuéstate. No olvides que te amo, solo que no tengo paciencia, verte en sujetador en la camilla me dejó excitado. Sentí ganas de matar a ese enfermero, si hubiera mirado en tu dirección mucho tiempo se habría quedado sin ojos.
-No hay motivos para celos y lo sabes.
-Sí los hay, di que eres mía
-Soy tuya, como nunca fui de nadie.
Cuando él la tocó sintió su intimidad húmeda.
1/4
< Primera vez
-Estás goteando para mí, eso es bueno
Pero él bajó a un punto más abajo.
-Estefano, ¿qué vas a hacer?
-Tenerte. Estoy curioso si te gustará tenerme aquí.
Él exploró esa región más apretada. Ella aún recordaba el dolor de alguien que la había penetrado allí. Pero en el antiguo matrimonio todo dolía, incluso un toque en su seno.
-Si duele, ¿vas a parar?
+8 Points >
-Sabes cómo hacerme parar en esos momentos, solo ordénalo. Sabes eso. Date la vuelta.
-¿Por qué?
-Quiero trenzar tu cabello, así puedo tocarlos con más facilidad. Me gusta sentirte en mí
Cuando él acabó, ella se vio inclinada sobre la mesa. Primero Estefano besó su espalda,
mordisqueó su oreja, en ese momento aprovechó para decir cosas que nunca pensó escuchar
en su vida, no sabía de dónde sacaba tanto descaro en un momento así.
Después empezó a jugar con su clítoris. Helena gritó en respuesta, pero cuando estaba
llegando al climax él se detuvo.
-Aún no. Quiero que pidas que entre en ti.
-¡Estefano!
-Si no lo pides, me detendré aquí.
-Por favor.
-¿Por favor qué, Helena?
-Quiero sentirte en mí, estoy suplicando.
-¿Puedo entrar donde quiera?
-Puedes. ¿No dolerá?
-Sentirás placer.
Él había comprado lubricante y un condón especial para ese momento, el preservativo era novedoso en el mercado y quería probarlo. Había comprado otros juguetes también, pero no la asustaría presentando todo de una vez.
-Cuando entre quiero que respires y te relajes. ¿Entendido?
< Primera vez
-Sí.
Helena esperó el dolor pesado ya conocido, pero no llegó. Quemaba, pero había una
sensación buena, de lujuria detrás que la dejó jadeante.
Él era grande y ella se sintió realmente llena.
-Helena, ¿todo bien? ¿Duele?
-Duele. Poco.
-Estoy saliendo, Pequeña.
-¡NO!
Él rìó.
-No voy a salir, pero no quiero que escondas tus gritos. Quiero oírte gritar.
Se mudarían la próxima semana, él sufriría para no hacer ruido cuando estuvieran juntos.
Tendrían una adolescente en casa y pronto un recién nacido.
+8 Points >
Él se hundió lentamente dentro de ella. Una mano en su cabello largo y la otra en su clítoris.
Nunca había estado así en una mujer. Necesitaba contenerse o podría hacerle daño, pero la pequeña debajo de él no parecía importarle ser tomada de forma más brusca.
En realidad, los pequeños gritos indicaban otra cosa. Mientras el placer se construía, él agradeció que ella no fuera una de esas mujeres con pudores extremos en la cama. Aún tenía mucho que probar con ella. Y no veía la hora de que la barriga creciera para verla tan deslumbrante como él imaginaba que estaría.
-Me vas a volver loco, ¿sabes lo que me estás haciendo?
-No tengo idea.
-Di que eres mía otra vez, me enfermaré si un día me rechazas.
-No va a pasar.
Ella gritó de placer al final de la frase.
-Estoy a punto de perder el control. Si se vuelve incómodo, solo dime que pare.
Él olvidó todo después de eso, si tuviera que salir de ella para salvar su vida no sabría si tendría fuerzas. Escuchó su grito de satisfacción, y eso provocó que él también alcanzara el
orgasmo,
Se dejó caer sobre ella, pero usó los brazos para no lastimarla. Su mujer estaba sudada, pero
3/4
< Primera vez
parecía realmente satisfecha.
-¿Cansada?
-Sí, pero aún quiero ir a la discoteca.
-Debería haberte controlado cuando llegaste, ahora es tarde, ¿no?
-Sí. Ya no te tengo miedo, no realmente.
+8 Points >
-Probablemente la personita que está ahí en tu barriga me va a enrollar en su dedo meñique.
Ahí sí estaré completamente perdido.
Ella le sonrió.
En ese momento Helena se movió debajo de él. Y él se dio cuenta de que podía tomarla de
nuevo.
Sabía que su síndrome lo dejaba con deseos más intensos, pero con ella todo era aún más
sensual. Nunca había deseado a una mujer así.
Pero su pequeña estaba cansada y probablemente adolorida.
Después de tirar el condón a la basura y guardar el lubricante, la tomó en brazos.
-Pronto podrás relajarte en tu bañera. Ya debería haberla instalado, lo siento.
-No te preocupes. Me gusta esta casa. Fue donde encontré la felicidad.
-Es bueno escuchar eso. ¿Quieres vender aquí? ¿O alquilar?
-Alquilar. No quiero deshacerme de ella. Tengo buenos recuerdos.
-De acuerdo, te daré un baño y luego podrás dormir.
Helena se acurrucó en su pecho después del baño.
-Duerme, pequeña, si sigues moviéndote así, no dormirás.
Él acarició su espalda hasta que ella se durmió.
Celos
Helena estaba deslumbrante. Con un pantalón ajustado y un top, su barriga ni siquiera se
notaba aún. Se veían dos dedos de piel de su barriga y Estefano ya se sentía celoso.
Al final encontraron compañía para ir al club. Ella y Xavier se unirían a ellos. Estefano sabía que sería obligado a bailar. Le gustaba estar pegado a ella, solo que no le gustaba el ruido
excesivo y acabar tropezando con otras personas.
El cabello de Helena caía en cascada sobre su espalda.
Él nunca había reparado en el cabello de las mujeres antes. En realidad, no prestaba atención
a casi nada de las mujeres con las que había estado. No habían sido muchas, primero porque
muchas de las mujeres le temían, segundo porque las que pasaban por su cama no sentían ganas de volver por la falta de delicadeza con que eran tratadas. Él no las golpeaba ni las forzaba, pero era consciente de que nunca había sido delicado con ninguna de ellas. Helena
lo había hecho mejor, sabía que muchas veces era posesivo y celoso. Pero adoraba lo que
veía cuando la miraba.
La atrajo hacia él mientras ella se ponía los pendientes.
Acarició su barriga.
-Mucha piel a la vista.
-Las mujeres en tu club muestran mucho más.
-No me importan las otras mujeres, solo la mía, ya deberías saber eso.
-Lo sé, y necesitas acostumbrarte a la barriga al aire, cuando sea más grande, quiero poder
mostrarla.
-No vas a usar top en la calle.
-Sí lo haré. Incluso pedí algunos de un sitio de ropa de maternidad por internet.
Él la giró y la presionó contra la pared.
-Mírame. La mayoría de las personas sabe lo que hago, nunca me han arrestado porque la
policía nunca ha sido lo suficientemente astuta para ponerme las manos encima, ni siquiera
un proceso. Nunca he hecho nada con público. Pero si sigues llevándolo demasiado lejos, poniendo a prueba mis celos, me harás matar a alguien en presencia de testigos y mi impunidad se acabará, ¿es eso lo que quieres?
1/4
< Celos
-No.
+8 Points >
-Entonces no me hagas esto pequeña, te lo estoy suplicando. Verte exhibiendo una barriga,
aunque sea para mostrar a nuestra criatura me hará perder el control. Además de lastimar a
algún idiota que se acerque, me hará ser grosero contigo.
-Estoy casada y embarazada. Nadie se acerca a mujeres así.
-¿Realmente crees eso?
-Claro. ¿No debería?
-No, pero no voy a acabar con esa inocencia tuya.
-Prometo no pasar por la puerta de nuestra casa con un top.
-Gracias.
Él sabía que sus celos eran pesados, pero no soportaría miradas masculinas sobre su piel,
estar involucrado en la mafia probablemente solo alimentó el control. Sabía cómo eran los
hombres, la mayoría de ellos eran enfermos pervertidos. Y no respetaban ni siquiera a sus
propias mujeres. Y aún había aquellos que tenían un fetiche fuerte en relación a mujeres
casadas.
En el coche la miró.
-Helena, ¿es muy pesado soportar mis celos?
Ella no necesitó pensar mucho.
-Te amo, si pudiera elegir mil veces te elegiría a ti. Llegué asustada y tú me enseñaste que
un matrimonio puede ser bueno y que el cuarto de una pareja no es un lugar de dolor. A
cambio de lo que me ofreces, puedo vivir con tus celos sin fundamento alguno.
-A pesar de todo, eres tan inocente. Los hombres matarían por tenerte, principalmente los de
nuestro entorno, tu inocencia es un imán, pequeña.
Se encontraron con Xavier y Ella en el club. Incluso la zona VIP estaba llena y Estefano
maldijo por eso.
Los hombres se sentaron. Xavier pidió un whisky y Estefano sintió ganas de acompañarlo en
la bebida, pero a Helena no le gustaba, porque el idiota de su difunto marido se volvía aún
más violento cuando bebía.
Cuando la música hizo una pausa, él la abrazó por detrás.
-¿Me das permiso para una bebida? La noche está caliente.
2/4
< Celos
+8 Points >
Él cedía en tantas cosas, solo estaba allí por ella. Había aceptado recibir a su hermana solo
para verla feliz.
-Estás liberado.
-Gracias, Pequeña.
Estefano podría contarle que la bebida, dependiendo de la dosis que ingería, tenía el poder de aumentar su libido a un nivel considerable, pero dejó que ella lo descubriera sola.
Las mujeres bailaron un buen rato solas. Nadie se había acercado hasta entonces, pero a lo largo de la noche los hombres se volvían más atrevidos, pues la bebida la mayoría de las
veces los gobernaba.
Cuando un chico se acercó, Estefano se levantó, pero antes de que llegara hasta su mujer, el
hombre tocó su cabello. Helena se apartó inmediatamente, pero Estefano empujó al infeliz
que se atrevió a tocar a su mujer, haciéndolo volar lejos.
El cuchillo que estaba en su cintura terminó en su mano, pero Helena se interpuso y lo
abrazó.
Por suerte, la música se pausó para el anuncio de una presentación de danza femenina y
Helena aprovechó ese momento para calmarlo.
-Por favor, no me hagas verte en acción.
-Te ha tocado, pequeña.
Había un dolor en su voz.
-En el cabello, ni siquiera senti.
Xavier aprovechó la intervención de Helena y ordenó que los guardias retiraran al chico, quien
huyó rápidamente de allí, probablemente se dio cuenta de su error al encontrarse con
Estefano.
-Baila conmigo.
Estefano respiró e hizo lo que ella pidió. Esto para que Helena no viera arruinada su noche.
Si fuera un hombre al que la bebida lo dominara, probablemente el chico imprudente estaría
muerto en el suelo.
El reloj marcaba las tres de la madrugada cuando Ella y Xavier se fueron. Estefano necesitaba firmar algunas cosas y hacer una verificación rápida de las cámaras de seguridad.
Fue a la oficina con Helena. Antes de entrar la detuvo en la puerta.
3/4
< Celos
-Pequeña, Henrique tiene acceso directo a las cámaras dentro de mi oficina.
Ella entendió el mensaje.
+8 Points >
Después de organizar lo que necesitaba, miró las cámaras alrededor, le gustaba saber lo que
sucedía, aunque la mayoría de las veces no interfería en prácticamente nada.
Helena se sentó en el sofá detrás de su silla. Cuando estaba casi terminando se giró para avisarle, pero se sorprendió con el choque en su mirada.
Él comprendió lo que sucedía cuando se volvió nuevamente hacia la cámara. Una mujer
estaba manteniendo relaciones sexuales con dos hombres en uno de los pasillos, primero pensó que eso había dejado a Helena curiosa y se sintió quebrado. Él no compartía, pero ella
gritó y se lanzó a sus brazos, agradeció mentalmente por su excelente reflejo o ella habría
caído.
-Está todo bien, no mires.
—¿No vas a hacer nada?
-Pequeña, es consensuado, no puedo intervenir. Apagaré la computadora y podemos ir a
casa.
Estefano la notó realmente tensa.
Al salir, ella se pegó a su cuerpo buscando protección. En el coche, ella se encogió y el
pensamiento que surgió en su mente hizo que su sangre hirviera, y lo dejó enfermo.