Luisa le respondió: -Por supuesto, confío plenamente en las personas que introduce Catalina.
Francisco sintió un ligero desánimo.
Parecía que realmente no lo recordaba.
Con una leve sonrisa, Francisco sacó su celular y le dijo a Luisa: –Agreguemos nuestros. contactos primero, luego podemos fijar una cita para hablar con más detalle.
-Está bien. Luisa abrió WhatsApp, escaneó el código y agregó el contacto de Francisco.
Catalina, revolviendo suavemente el café frente a ella, dijo con una sonrisa: -Luisita, no te dejes engañar porque Francisco solo ha ejercido durante poco más de tres años. Juan me contó que ya es un abogado muy reconocido en el campo de la propiedad intelectual. Varias de las . causas relacionadas con la propiedad intelectual de la compañía de Juan fueron llevadas por Francisco, y nunca perdió.
Luisa se sorprendió levemente y volvió a mirar a Francisco, -¿El abogado Francisco es tan impresionante?
Por lo general, un abogado que había ejercido durante poco más de tres años todavía se consideraba en etapa de acumular experiencia. Los abogados bien conocidos en la industria generalmente contaban con más de siete u ocho años de práctica, incluso más de diez.
Francisco, siendo de la misma promoción que ella y ya un abogado destacado en propiedad intelectual en tan poco tiempo, realmente era excepcional.
Luisa era muy ambiciosa y apasionada por su carrera como abogada, aspirando a ser una profesional renombrada. Al encontrar a un colega tan destacado como Francisco, lo admiraba profundamente.
Si al principio no sentía ningún interés en este hombre, ahora admitía que sentía cierta admiración y respeto por él.
Luisa sonrió sinceramente y elogió: -No esperaba que el abogado Francisco fuera tan joven y talentoso. Sería un honor asociarme contigo.
Francisco, siempre elegante, respondió con una voz suave: -La abogada Luisa es demasiado modesta.
Fernanda murmuró
por
lo bajo: -¡Qué pareja tan perfecta! Realmente son muy compatibles.
Catalina sonrió y le dio un codazo, diciéndole en voz baja: -No digas tonterías.
-Pero es la verdad, ¿no crees que hacen buena pareja? Ambos son abogados, tienen temas en común, ambos son atractivos. Realmente espero que estén juntos.
Luisa, algo avergonzada, le dijo a Francisco: -Amis amigas les gusta bromear, no te lo tomes
en serio.
Francisco, con una sonrisa amable, manifestó perfectamente su caballerosidad: -No me molesta en absoluto.
Varias personas conversaron casualmente un rato más.
Principalmente, Fernanda buscaba temas para hablar con Francisco.
Hablaban desde la vida universitaria hasta las experiencias posteriores a la graduación; Fernanda lo hacía con mucha alegría.
Al final, Fernanda le preguntó a Francisco: -¿Por qué no aceptaste mi declaración de amor
durante la universidad?
Francisco, instintivamente, miró hacia Luisa, quien charlaba con Catalina sobre el último desfile de modas, completamente ajena a la conversación entre él y Fernanda.
Fernanda, también despreocupada, no se percató de la mirada de Francisco hacía Luisa.
Francisco rápidamente desvió la vista, sonriendo distante pero cortésmente: -Ya había alguien que me gustaba. 1
Sorprendida, Fernanda exclamó: -¿Ah? ¿Tenías a alguien que te gustaba? ¿Quién era?
Francisco sonrió, bajando la mirada, sin responder.
Al ver que no respondía, Fernanda, de repente, se tapó la boca con la mano, asombrada: -No serás… ¿homosexual?
–“Cof, cof“.— Francisco no esperaba que Fernanda llegara a tal malentendido, y justo cuando tomaba café, este se le atragantó, provocándole un par de toses.
Luisa, al oír “homosexual“, se giró sorprendida hacia ellos, -¿Qué homosexual? ¿Abogado Francisco, tú…?
Se detuvo, sin terminar.
-No, no.- Francisco se apresuró a negarlo con un gesto de la mano, -Mi orientación sexual
es normal.
Fernanda lo miró con escepticismo: -Entonces, ¿por qué no dices quién es la persona que te gusta?
-Yo…
¿De qué hablan que se ríen tanto?– Justo cuando Francisco iba a hablar, una voz masculina fría lo interrumpió.
Fernanda sintió un escalofrío en la espalda, y su sonrisa se congeló de inmediato.
Sergio se acercó, tiró casualmente de una silla para sentarse, mirando a Fernanda con una
Capitulo 243
sonrisa forzada,
– Fernanda, ¿desde cuándo eres tan amiga de Francisco?
Fernanda: …
¿Por qué llegó esta persona que siempre está enojada?
—-
-Sergio… Fernanda, visiblemente desanimada forzó una sonrisa, -Solo estaba presentando al socio del bufete a Luisita.
-¿Ah sí?– Sergio miró fríamente a Francisco.
Capitulo 249
Capítulo 249