Capítulo 245
Luisa tocó suavemente la puerta.
–Adelante.
Luisa fue directa: Director, quiero renunciar.
El director se quedó atónito. -¿Qué sucede? ¿Por qué regresas de vacaciones y en tu primer día de trabajo ya quieres renunciar?
La última vez que Luisa y el director fueron a Altaviento en un viaje de negocios, ella hizo una apuesta informal y consiguió un contrato de representación y asesoría legal de diez años con el Grupo Esperanza. Desde entonces, a los ojos del director, Luisa era su fuente de riqueza; ¿cómo podría dejarla ir tan fácilmente?
Luisa no ocultó la razón y dijo directamente: -Tengo un problema personal con Valentina. No acepto trabajar para ella.
Los abogados en ese bufete, aunque aparentaban distinción, en realidad eran empleados al
servicio de la firma.
Cada caso que manejaban generaba una comisión que el bufete cobraba y luego repartía entre
socios e inversionistas.
Así que, sin importar cuántos casos gestionara Luisa, seguía siendo solo una empleada.
Antes eso no le importaba; había venido a desarrollarse profesionalmente. Pero ahora todo había cambiado. Valentina se había convertido en una de las jefas, y cada caso que Luisa tomara sería, en esencia, trabajar para ella. Además, conociendo el carácter de Valentina, era seguro que le causaría problemas.
No quería quedarse allí a buscarse disgustos.
El director, al enterarse del conflicto entre Luisa y Valentina, se sintió profundamente molesto.
Valentina había invertido doce millones de dólares; contar con una socia tan generosa era como un sueño hecho realidad.
Además, Valentina era la hija adoptiva de la familia Martínez. Si lograban establecer vínculos con esa familia a través de ella, el bufete no solo conservaría su posición como número uno en
Puerto Bella, sino que incluso podría ser líder a nivel nacional.
Pero Luisa acababa de cerrar el contrato más grande en la historia del bufete, y él realmente no quería que se fuera.
-Director, no hay que complicarlo más. He decidido irme. En estos días coordinaré la transición con mis colegas.
-Luisa, ¿estás segura de que no quieres reconsiderarlo? Nosotros, Consultores Legales
Capitulo 245
Rivera, somos los número uno en Puerto Bella. Tanto en compensación como en
oportunidades de desarrollo, estamos muy por delante de otros bufetes. Será dificil encontrar un trabajo tan bueno como este fuera de aquí.
Luisa negó suavemente con la cabeza. –No lo reconsideraré.
Había tomado su decisión: tras dejar Consultores Legales Rivera, estaba lista para abrir su
propio bufete. Después de haberse forjado durante más de medio año en el mundo exterior, se sentía preparada. Planeaba aprovechar su red de contactos y recursos para reclutar a los abogados más destacados del sector, así como a recién graduados de universidades de prestigio.
Confiaba en que su firma superaría a Consultores Legales Rivera y se convertiría en la número uno en Puerto Bella.
Antes había sido demasiado confiada, creyendo que podría tener éxito sin recurrir a los recursos ni contactos familiares. Sin embargo, la realidad le había demostrado lo contrario. En esta sociedad, era difícil triunfar solo con esfuerzo propio, especialmente teniendo como rival a la hija adoptiva de la familia Martínez, una adversaria con un trasfondo poderoso.
Luisa lo entendió: enfocarse en su carrera era lo más importante.
Tres días después, Luisa completó la transición de sus responsabilidades y renunció oficialmente a su puesto en Consultores Legales Rivera.
Lucía estaba visiblemente afectada, luchando por contener las lágrimas.
-Abogada Luisa, ¿realmente se va?– preguntó Lucía con voz entrecortada.
Sonriendo, Luisa la abrazó y le susurró al oído: Voy a comenzar mi propio despacho, y cuando obtengas tu licencia de abogada, serás bienvenida en mi firma.
Los ojos de Lucía se iluminaron, y las lágrimas que amenazaban con caer se detuvieron de inmediato. -¡Lo haré, definitivamente iré!
-Te estaré esperando,—dijo Luisa mientras le daba unas palmaditas en el hombro y le sonreía. Pronto tú también serás abogada, abogada Lucía. Espero con ansias tu
incorporación.
Capítulo 246