Capítulo 515
-¿Cómo es posible que sigas viva? -exclamó Sofía, sorprendida.
Anaís frunció el ceño, sintiendo que sus sospechas empezaban a tambalearse. ¿Podría ser que todo esto realmente tuviera que ver con Sofía? ¿Podría ser cierto lo que Yeray había dicho? Sin embargo, la manera en que él miraba a Fabiana no inspiraba confianza.
Anaís confiaba en su intuición, la cual en muchas ocasiones le había salvado la vida. Pero al
ver a Sofía frente a ella, empezaba a dudar.
Sergio, a su lado, soltó una risita sarcástica.
-¿Será que el muchacho decía la verdad?
Sofía se dio cuenta de que había reaccionado de manera exagerada, pero no le importaba. Estaba segura de que Anaís no se atrevería a hacerle nada. Incluso, en su mente, pensaba de forma maliciosa que si algo le pasaba por culpa de Anaís, sería lo mejor.
Esa idea la hizo abrir los ojos de par en par. Claro, ¿por qué debería cooperar con una mujer como Fabiana cuando ella misma podía enviar a Anaís al infierno?
Antes de que Anaís pudiera preguntar algo, Sofía puso las manos en la cintura, mostrando una expresión de triunfo.
-Anaís, esta vez solo tuviste suerte. Te lo advierto, mientras siga viva, seguiré buscándote y no descansaré hasta que te alejes de Efraín.
Sergio, sin poder contenerse, estuvo a punto de salir del carro, pero Anaís lo detuvo con su
advertencia.
-Estos son miembros de la familia Lobos. Si te atreves a hacer algo, ¿estás preparado para las
consecuencias?
Sergio, frustrado, cerró la puerta del carro con un gesto de resignación.
-¿Y qué piensas hacer? ¿Dejar que siga enviando gente a matarte?
Justo cuando Sergio pensó que Anaís dejaría pasar el asunto, ella pisó el acelerador a fondo y el carro se lanzó hacia Sofía con gran velocidad.
Sofía jamás‘ se imaginó que algo así pudiera suceder. Sintió una ráfaga de viento poderosa y, cuando pensaba que sería atropellada, el carro se detuvo a escasos veinte centímetros de ella. A través del vidrio, Sofía se encontró con la mirada decidida de Anaís. A pesar de estar sentada, Anaís irradiaba una autoridad que hizo que las piernas de Sofía flaquearan, obligándola a caer de rodillas, temblando de pies a cabeza.
Con las uñas clavadas en el suelo, Sofía comprendió que Anaís le había dado una clara advertencia.
Capitulo 515
Anaís salió del carro y se paró junto a ella. Esta vez, Sofía no lloró; su mirada se volvió más llena de odio. ¿Por qué debería temerle a Anaís? Su abuelo le había prometido apoyo incondicional. Incluso si Efraín se enterara de que quería matar a Anaís, seguramente estaría de su lado por respeto a su abuelo.
Con las uñas rotas y la mandíbula apretada, Sofía miró con rencor a Anaís.
-Pensé que la señorita Lobos no tendría miedo le dijo Anaís con una sonrisa burlona.
El pecho de Sofía subía y bajaba con furia, pero pronto se calmó y se levantó lentamente.
-Anaís, ¿crees que seguiré perdiendo como antes?
Anaís levantó una ceja, a punto de responder, pero entonces vio cómo Sofía subía a su carro.
-¿Qué está tramando ahora?
En el siguiente instante, Sofía aceleró al máximo, dirigiéndose directamente hacia Anaís y Sergio.
Si bien Anaís solo había querido asustar a Sofía, esta última realmente iba en serio.
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