Capítulo 519
Por otro lado, Anaís no podía quedarse de brazos cruzados.
Ahora que sabía que no formaba parte de la familia Villagra y que Raúl ya no confiaba en ella, no tenía razones para seguir allí.
Esa misma noche, empacó sus cosas, tomó una pequeña maleta y decidió irse a otra ciudad para refugiarse.
Era muy consciente de que, dado lo mucho que Efraín valoraba a Sofía, una vez que descubriera la verdad, vendría a buscarla para ajustar cuentas.
Sin embargo, apenas llegó al aeropuerto y sacó sus documentos, vio a un grupo de policías acercarse y detenerse a su lado, diciendo que había objetos sospechosos en su equipaje de seguridad.
Anaís no reaccionó de inmediato, hasta que se vio escoltada por varios policías a una habitación en el área más aislada del aeropuerto.
Miró su maleta, frunciendo el ceño.
-En mi maleta solo hay ropa para cambiarme. Pueden revisarla de nuevo si quieren.
Los policías no prestaron atención a sus palabras, revisaron sus documentos repetidamente y luego le pusieron unas esposas en las muñecas.
Cuando Anaís fue llevada al carro, seguía defendiendo el contenido de su maleta, hasta que el auto se detuvo en Bahía de las Palmeras, y finalmente guardó silencio.
Desde que salió de casa hasta que decidió partir, habían pasado menos de cuatro horas, pero no esperaba que Efraín actuara tan rápido.
Los policías la condujeron al salón y luego se marcharon.
Todavía llevaba las esposas en las muñecas, así que solo pudo mirar a Efraín, que estaba sentado en el sofá central.
Su equipaje también fue traído y colocado a sus pies.
Cualquiera podía ver que intentaba huir precipitadamente.
Anaís no se sintió incómoda. Se quedó de pie, esperando que él hablara primero. De todas formas, no tenía idea de la situación de Sofía.
Mientras su mente divagaba, escuchó que él le preguntó:
-¿Pensabas escaparte y dejar a tu novio también?
Anaís se estremeció. Apretó los labios. En su plan de fuga no había incluido a Z.
Le gustaba Z, pero sabía que no podía involucrarlo, porque la familia Lobos seguramente se vengaría de él.
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19:40
Capitulo 519
Ahora, en los círculos de San Fernando del Sol, nadie conocía la apariencia de Z ni su nombre. Así que, incluso si la familia Lobos quisiera causarle problemas, no sabría dónde buscarlo.
Bajo la mirada hacia las esposas en sus muñecas y dijo:
-No tenía otra opción. Sabía que el presidente Lobos vendría a buscarme.
No esperaba que fuera tan rápido. Casi había subido al avión. Si le hubieran dado cuarenta minutos más, ya estaría en el aire.
Qué lástima.
Respiró hondo. Últimamente no había tenido suerte.
Frente a Efraín había una taza de café recién molido, que dejaba un sabor amargo en la boca.
-Anaís, antes de irte, ¿llamaste a alguien?
No.
No quería involucrar a nadie, ni a Miguel, ni a Irene, ni siquiera a Raúl.
De todas formas, si ella no estaba, Miguel iría a buscar a Raúl para entrenarlo y convertirlo en
un presidente competente.
Este mundo no dejaría de girar por su ausencia.
No respondió nada, pero al levantar la mirada se encontró con los ojos de Efraín.
Para su sorpresa, vio un destello de ira.
Era la primera vez que veía una emoción tan evidente en el rostro de Efraín.
-Presidente Lobos, el asunto con Sofía solo tiene que ver conmigo. No involucre a nadie más.
Apenas terminó de hablar, la taza se estrelló contra el suelo a sus pies.
El café salpicó sus zapatos, y la taza se hizo añicos.
Efraín estaba tan disgustado por lo de Sofía que había perdido la compostura.
Tan enojado.
Ella estaba perdida,
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