Capítulo 696
Él sintió que los ojos le brillaban como fuegos artificiales.
-Fuiste tú quien me provocó.
Sin perder tiempo, la llevó hasta la cama y la recostó con cuidado, inclinándose para besarla con más intensidad. Pero Luciana se puso nerviosa, lo empujó con la mirada humedecida:
-No, por favor…
-Tranquila —murmuró él, con la voz ronca pero dominando sus impulsos-. Sólo te besaré te abrazaré… nada más.
y
Ella, sin embargo, lo miró con los ojos bañados en un llanto que no llegaba a soltar y sacudió la cabeza con determinación:
-No… no quiero. Me siento fea.
Durante el embarazo su cuerpo había cambiado, y Luciana no se hallaba precisamente atractiva. Alejandro comprendió de inmediato y casi se rió con ternura.
-¿Fea? Claro que no. Para mí, siempre estás hermosa.
-Mmm… —ella no pudo contestar mucho más.
Esa mañana, Alejandro llegó tarde a la oficina. Postergó la reunión una hora y, aun así, apareció luciendo una actitud de euforia que no se molestó en ocultar. Nadie podía pasar por alto el sonrojo de satisfacción que traía. Lo que sí despertó murmuraciones fue la marca que se le veía por encima del cuello de la camisa…
Sergio, al notar la seña en el cuello de su jefe, contuvo la tos y pensó:
-Bueno, vaya… Luci— esto… cuñada, sabes cómo marcar territorio
***
Al día siguiente, Alejandro viajó al extranjero para contactar a un especialista en quemaduras que atendiera a Mónica. Mientras tanto, Luciana invitó a Martina a salir de compras y a comer, principalmente para comprarle algunas cosas a Pedro. Los trámites para que Pedro se fuera del país estaban en proceso, todos gestionados por Sergio. A finales de ese mes, se suponía que partiría rumbo a Canadá. Como hermana mayor, Luciana quería prepararle todo lo necesario para su vida diaria.
-Uuuy… -Martina se fijó en el cuello de Luciana con picardía—. ¿O sea que discuten y después están más unidos que nunca?
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Capítulo 696
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Luciana, algo apenada, se cubrió el cuello.
-No es lo que estás pensando.
包
-¡Ja! -Martina la miró con fingida indignación. ¡Todos esos “casi rompimientos” que no
son de verdad solo son una forma de presumir su amor! ¡Ya me tienen harta con tanto cariño!
Luego tomó las manos de Luciana.
-Luciana, sé valiente. Desde hace tiempo quiero decirte algo: que él no se fije en lo de tu hijo solo puede significar una cosa… de verdad te ama.
Luciana sintió un suave cosquilleo en el pecho y asintió.
-Sí, lo sé.
Aun así, seguía tratando de confirmar si en verdad era “la elegida” para él.
-Voy al baño -anunció Martina.
-De acuerdo.
Martina apenas se puso de pie cuando alguien se acercó.
-¿Luciana?
Ella alzó la mirada y reconoció a Enzo. Con gesto cortés, se dispuso a levantarse.
-Señor Enzo.
—No te levantes —dijo él, haciendo un ademán para que continuara sentada. Se acomodó frente a ella y, enseguida, echó un vistazo a las bolsas de compras. ¿Viniste sola? Vaya, compraste un montón.
-No, estoy con una amiga, pero fue al baño aclaró Luciana.
No mencionó que Simón la esperaba abajo, ni que en realidad había comprado más cosas y solo se había llevado un par de bolsas, mientras el resto llegarían directamente a su casa.
Enzo miró con más detalle.
-Parece que son artículos para hombre, ¿no?
-Sí–respondió Luciana con una sonrisa-. Qué ojo. Son para mi hermano menor; pronto se va a ir al extranjero.
-¿Ah sí? -Enzo se inclinó un poco. ¿A qué país se va?
-A Canadá.
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Capitulo 696
-Vaya… —murmuró Enzo con aire pensativo. Conozco a varias personas en Canadá. Si necesitas algo, me encantaría ayudar.
-No hace falta le sonrió Luciana-. Ya lo tenemos casi todo resuelto.
-¿En serio? -Enzo pareció dudar un instante y al final se decidió-. Disculpa si soy muy directo, pero… ese hombre con quien te vi la otra vez, ¿qué relación tiene contigo?
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