Capítulo 254
Luisa confundida preguntó, -¿Cómo se llamaba ese señor?
-Lo siento mucho, nosotros tampoco lo sabemos.
-Bueno, gracias.- Luisa colgó.
Al abrir el paquete, encontró una caja de regalo rosa muy elegante, con forma de corazón.
Luisa levantó una ceja al abrir la caja de regalo, y ante sus ojos apareció un lindo collar de diamantes que obviamente era muy costoso.
Dentro de la caja había también una tarjeta que decía “Feliz Día de San Valentín“.
Fue entonces cuando Luisa recordó que ese día era el Día de San Valentín.
¿Quién era el remitente?
Un rostro familiar irrumpió de repente en la mente de Luisa.
Había encontrado casualmente a Andrés en el restaurante durante el día, ¿podría haber sido él?
Ese pensamiento hizo que, por un momento, la mente de Luisa se quedara en blanco y las puntas de sus dedos comenzaran a hormiguear.
Pronto, Luisa descartó aquella posibilidad.
Cuando se habían encontrado en el restaurante ese día, su mirada fue fría y distante, sin ninguna expresión en el rostro, como si no le importara en absoluto.
¿Podría haber sido Carlos?
Mientras pensaba en eso.
El teléfono de Luisa sonó de nuevo.
Dejó la caja del collar y contestó la llamada.
Hola, tu pedido a domicilio.
-¿Pedido a domicilio?– Luisa estaba confundida, -Yo no he pedido nada.
El repartidor respondió con un tono de voz amistoso, Debe de habértelo enviado tu novio, es un ramo de flores.
¿Cómo que había más?
Con resignación, Luisa abrió la puerta y recibió la flores del repartidor.
Era un gran ramo de vibrantes rosas.
Capirus 254
En medio una tarjeta.
Decía: -Luisita, puede que no tengas pareja este Día de San Valentín, pero siempre tendrás a una buena amiga, ¡te amo siempre! Firmado: Fernanda.
Pronto, Luisa recibió otro ramo.
Un ramo de peonías rosas, con una tarjeta que decía: La amistad prevalece. Firmado: Catalina.
Un cálido torrente fluyó por el corazón de Luisa.
Tomó una foto de las flores y la envió al grupo de chat de sus mejores amigas.
[Gracias, chicas, recibí las flores, me encantan.]
Fernanda: [¿Cuál ramo te gustó máš?]
Luisa: [Me niego a responder.]
Catalina: [Yo también quiero saber.]
Luisa: [Catalina, no quieras hacer polémica.]
Fernanda: [Está bien, está bien, te dejaré en paz, solo aceptaré estar en primer lugar en tu corazón o empatada con Catalina.]
Luisa: [Entonces ustedes definitivamente están empatadas en el primer lugar.]
Luisa: [Hoy estuve tan ocupada que lo olvidé, otro día les compensaré con un regalo.] Fernanda: [No dejes para otro día, ya le eché el ojo a un bolso nuevo de Chanel.]
Luisa respondió con un emoji de conejito que decia “OK“.
Luisa: [¿Y tú, Catalina?]
Catalina: [Sin prisa, aún no he decidido.]
Luisa: [Entonces, cuando lo decidas, avísame.]
Después de acomodar las flores, Luisa vio de reojo el estuche del collar de diamantes.
Entró al sitio web oficial de la marca y descubrió que el collar era una edición limitada lanzada para el Día de San Valentín, valorado en un millon quinientos mil dólares, destinado a ser un regalo para parejas.
¿Tendría un amirador secreto?