Capítulo 267
Al escuchar lo que dijo Andrés, los rostros de todos los presentes en la sala se relajaron un
poco.
Patricia preguntó: -¿Entonces eso significa que ya tienes una solución?
Andrés asintió con la cabeza y les explicó en defale el plan que había ideado.
Al terminar de escucharlo, doña Ximena se mostro indispuesta y dijo: Sigue siendo demasiado arriesgado. Eres el único heredero de nuestra familia Martínez. ¡No voy a permitir que arriesgues tu vida así!
-¡Sí, hermano, no puedes ir! Yo creo que lo mejor sería llamar a la policía. Que ellos se
encarguen de rescatar a Luisa. Si tú vas, Daniel no te lo va a dejar pasar.
Andrés endureció el rostro, su mirada era filosa como una navaja, llena de advertencía.–Ya dije que no se llama a la policía.
-Sólo me preocupo por ti, hermano…-Valentina, al recibir esa mirada, se sintió completamente herida; su voz se quebró, al borde del llanto.
Parecía en parte fingido, pero no del todo. Ella realmente temía que Andrés no regresara.
Andrés ya no le prestó atención a Valentina. Miró a los esposos Víctor y luego a doña Ximena.- Papá, mamá, abuela, este es el mejor plan de rescate que tenemos por ahora. Hagámoslo como lo propuse. Necesito que por favor cooperen conmigo.
Doña Ximena le refuto.–No estoy de acuerdo. Y déjeme decirte que no vas a ir.
Andrés apretó la mandíbula.–Abuela, ya tomé una decisión.
La implicación era clara: su oposición no cambiaría las cosas.
-¡Tú, siempre tú…!–Doña Ximena temblaba de rabia.—¿En verdad estás dispuesto a arriesgar tu vida por una mujer? ¡Está bien, está bien! ¡Ya veo que esta vieja no puede controlarte! ¡Se lo voy a decir a tu abuelo para que él te haga entrar en razón!
Víctor, al ver lo alterada que estaba la anciana, se puso nervioso de inmediato. Rápidamente le dio palmaditas en la espalda para ayudarla a calmarse.–Mamá, por favor, no se altere. Si se pone así, le puede volver el problema del corazón.
Víctor estaba totalmente abrumado. La anciana había sufrido recientemente un episodio cardíaco, casi no la cuenta. Y ahora, al verla tan alterada, temía que, antes de rescatar a Luisa, su madre muriera del coraje.
¡Hermano, no puedes hacer esto! La abuela tiene problemas del corazón, no soporta emociones fuertes. No puedes asustarla así. Y si te pasa algo, la abuela…
Valentina, al ver que Andrés no cedía, usó a doña Ximena como excusa. Aunque en apariencia
era una súplica, en realidad era un intento de manipulación emocional y una amenaza premeditada.
Después de la llamada de Daniel, Andrés había ideado de inmediato un plan de rescate.
Su propuesta, en efecto, era la mejor alternativa en ese momento.
Andrés podría haberse ido directamente hacia Nuevo Horizonte sin volver a la familia Martínez.
Pero al recordar que Daniel advirtió que mataría Luisa si llamaban a la policía, Andrés temía que las familias Martínez y González actuaran impulsivamente y echarán a perder el plan. Por eso decidió devolverse y explicarles su estrategia
Justo en ese momento de tensión, Miguel y Carla llegaron apresurados.
-¿Qué pasó? ¿Hay noticias de Luisita?-pregunto Miguel, entrando visiblemente agitado.
Andrés les contó la verdad.
-¿Qué? ¿Estás diciendo que Daniel secuestró a Luisita?
Miguel se alteró, abrió los ojos de par en par y se abalanzó con intención de agredirlo, però un guardaespaldas lo detuvo a tiempo.
-Miguel, cálmate,-lo instó Víctor.
-¿¡Calmarme!? ¿¡Cómo quieres que me calme!?–Los ojos de Miguel estaban rojos de furia, su pecho subía y bajaba con violencia.–Dijeron que si rompíamos el compromiso Daniel nos dejaría en paz. ¡¿Y ahora qué?! Ya terminó la relación hace tiempo, ¿por qué sigue en búsqueda a Luisita? ¡Hoy me tienen que dar una explicación!
Comparado con Miguel, Andrés se mantenía relativamente sereno. Con una mirada apenada y una voz firme, intentó apaciguarlo: -Oye, ahora mismo la vida de Luisita está en peligro. No es momento de buscar culpables. Necesito que me ayuden a rescatarla. Una vez que esté a salvo, les daré la debida explicación.
Andrés le explicó su plan a Miguel.
Miguel, al escuchar que estaba dispuesto a arriesgarse para salvar a Luisa, se tranquilizó un poco y su expresión se suavizó.
-Hagámoslo como tú dices.
sapatole 25