apitulo 277
Capítulo 277
Al salir de la estación de policía, Luisa siguió a Andrés y abordaron un avión privado de regreso a Puerto Bella.
Andrés le contó a las condiciones que había impuesto Daniel, así como el plan de rescate que él mismo había diseñado desde un principio.
A
Entonces, si nadie hubiera llamado a la policía aunque Daniel hubiera secuestrado a Violeta, ¿igual habrías podido rescatarla, cierto?-preguntó Luisa, con un destello de rabia en la mirada tras escuchar todo.
-Sí.–respondió Andrés, bajando la mirada.–Justo ahora en la estación pregunté quién había llamado a la policía. Fue Carlos.
-¿Carlos?-Luisa se ofuscó con fuerza.–Ayer por la noche perdí contacto y apenas ha pasado un día. Normalmente no tengo relación con él, ¿cómo pudo saber que me habían secuestrado?
-Eso es lo que también me desconcierta.–dijo Andrés.–Al principio fue una amiga tuya quien no pudo localizarte y temió que te hubiera pasado algo, así que llamó a la policía. Luego fui a casa para hablar con tu familia y la mía, y les pedí que dijeran a la policía que ya te habíamos encontrado, que no continuaran con la denuncia. En teoría, Carlos no debía saber que estabas desaparecida, mucho menos del secuestro.
Después de más de tres horas de vuelo, Luisa ya había recuperado la calma.
Lo ocurrido ya no podía cambiarse. Violeta había sido llevada por Daniel a Solévia. Tras un colapso emocional inicial, Luisa comenzaba a pensar con mucha más claridad.
Y además sabía que me habían llevado a Nuevo Horizonte…-analizó Luisa con frialdad.- Alguien tuvo que haberle contado que fui secuestrada por Daniel. Está en contacto con los hombres de Daniel, de lo contrario no habría sabido tantos detalles.
La expresión de Andrés se endureció al instante–Los únicos que sabían que fuiste llevada a Nuevo Horizonte eran…
La antigua casa de la familia Martínez.
Miguel estaba sentado en el sofá, con el rostro tenso y colmado de furia, esperando que Andrés regresara con Luisa.
Tres horas antes, Carla se había enterado de que Violeta había sido secuestrada por Daniel y, presa del pánico, se desmayó. Ahora estaba internada en el hospital, mientras Miguel se había quedado solo en la casa de los Martínez esperando a Andrés.
Al enterarse de que él había regresado sano y salvo, todos en la familia Martínez respiraron aliviados.
Capitulo 277
Respecto a Violeta, aunque su secuestro preocupaba a todos, especialmente a Patricia.
No podían sentirse tan desesperados como Miguel y Carla, ya que Violeta no hacía parte de la familia Martínez.
Al ver que Andrés regresaba con Luisa, todos se pusieron de pie.
Miguel fue el primero en acercarse para preguntar qué había sucedido.
Andrés tranquilizó a Miguel con unas palabras, entrecerró los ojos y dirigió una mirada fría a todos los presentes.
-¿Quién de ustedes divulgó que Luisita había sido secuestrada por Daniel?
Los miembros de la familia Martínez se miraron entre sí, desconcertados. Doña Ximena fue la primera en hablar: -¿Qué quieres decir?
El aura que rodeaba a Andrés se volvió gélida. Mantenía la mandíbula apretada y su expresión era severa.–Sólo ustedes conocían mi plan. Sabían que Luisa había sido llevada a Nuevo Horizonte por Daniel. Antes de irme, insistí varias veces en que no debían llamar a la policía. Entonces, ¿por qué alguien lo hizo?
—¿¡Qué!? ¿Alguien llamó a la policía?-exclamó Valentina, con los ojos bien abiertos por la sorpresa. ¿Y si fue alguno de los amigos de Luisa?
–
-No fueron ellos.–respondió Andrés con frialdad.–Anoche llamé personalmente a Sergio y a Juan. Les pedí que contactaran a los demás amigos de Luisita, incluyendo a quien hizo la denuncia inicial. Ya sabían todo. No pudieron ser ellos.
La mirada de Andrés, cargada de desconfianza, recorrió uno a uno a los presentes.
-¿Hermano, no confías en la familia? ¿De verdad crees que fuimos nosotros quienes llamamos a la policía?-dijo Valentina, con el rostro lleno de angustia.–Antes de que te fueras, nos pediste muchas veces que no lo hiciéramos. ¿Cómo podríamos haber desobedecido
eso?
-Es cierto, Andrés.—dijo Patricia.—Aunque mamá estaba preocupada por tu seguridad, al final aceptó tu plan de rescate. No habría llamado a la policía para interferir.
Andrés no se inmutó; su rostro seguía tan frío como antes.–Claro que sé que no fueron ustedes quienes hicieron la llamada. Fue Carlos. Pero alguien entre ustedes tuvo que haberle
dicho.