Efraín sabia que la noticia de su matrimonio podría causar un gran revuelo en la familia Lobos, especialmente porque aún no le habían contado al patriarca. Mientras Efraín miraba el anillo en su edo, dejó escapar un suspiro profundo y se dirigió a su habitación principal en su silla de ruedas.
Allí, sacó dos carpetas de un compartimento secreto y tomó una foto que luego publicó en su Instagram, que había estado inactivo durante años. La imagen estaba acompañada de un simple mensaje: “Ya casado,
Samuel fue el primero en ver la publicación. En ese momento, estaba en una cena con la familia Córdoba, donde había otros invitados presentes. De repente, alguien preguntó:
-Samu, ¿con quién se casó Efraín?
Samuel, sorprendido, dejó de beber por un momento y preguntó:
-¿Qué?
-¿No lo sabías? Acaba de publicar en Instagram. Al principio pensé que no era su cuenta, pero resultó que sí lo es. Publicó una foto de su acta de matrimonio y escribió que está casado. ¿No se supone que son cercanos? ¿Cómo es que no te notificó sobre su bqda?
Samuel rápidamente revisó su Instagram y, efectivamente, ahí estaba la publicación de Efraín.
-Esto es un desastre -murmuró para sí mismo.
Se levantó de inmediato con la intención de irse, pero el viejo patriarca lo detuvo con un tono grave:
-Siéntate, todavía hay invitados presentes.
Samuel se hundió de nuevo en su asiento, con su mente en un torbellino. ¿Qué estaba haciendo Efraín? ¿Estaba tratando de provocar un escándalo en San Fernando del Sol?
Lo que más deseaba era ir a Bahía de las Palmeras para sacar a Anaís de la vida de Efraín antes de que causara más problemas. Pero sabía que nadie podía obligar a Efraín a hacer algo que no quería.
Anaís ni siquiera había dicho nada, y sin embargo, Efraín ya había publicado la noticia en Instagram, probablemente porque sabía que Enrique había regresado.
Samuel, mientras tanto, jugueteaba con su comida, incapaz de concentrarse.
La conversación en la mesa se centró en adivinar con quién se había casado Efraín. Nadie podría imaginar que la novia era
Anaís.
Manolo Córdoba tampoco podría adivinarlo. La familia Córdoba no era fan de Anaís, y recientemente Manolo había advertido personalmente a Anselmo sobre la relación inusual entre Efraín y Anaís, confiando en que Efraín no continuaría con esa relación.
Mientras no fuera Anaís, a la familia Córdoba no le importaba quién fuera.
Manolo observó la inquietud de Samuel y golpeó la mesa con firmeza.
-Samu, ¿no te dije que trajeras a Ceci? ¿Acaso no has ido a tu casa matrimonial desde que regresaste?
Después de organizar la boda de Samuel, Manolo le había preparado una casa en una de las zonas más prósperas, una villa amplia y espaciosa.
Samuel sonrió con desdén, sin querer humillar al anciano frente a los invitados.
-Abuelo, habrá tiempo de sobra.
Los invitados conocían la poca simpatía que Samuel tenía por su esposa nominal. Era un matrimonio en el papel, y nadie había visto nunca a la mujer, quien parecía vivir una vida muy discreta.
A veces, la gente incluso dudaba de su existencia.
Manolo, conteniendo su ira, casi lanzó su copa.
-Samu, ya no eres un niño. Es hora de pensar en la familia. Ceci es una buena chica, perfecta para ti. Deberías darle una oportunidad, llegarás a amarla. Es educada y encantadora, ideal para ti.
Samuel se rio para sus adentros, no sabía si su abuelo hablaba de Ceci o “Sesi“. La verdad era que ni siquiera sabía el
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Capitulo 555
nombre de la mujer. ¿Qué le había dicho a su abuelo para mantenerlo tan convencido durante tanto tiempo?
Fastidiado, respondió:
-Abuelo, ¿acaso no ha salido ya de problemas la empresa de Ceci? Su familia nos buscó para conseguir financiación. Si vendieron a su hija, deberían actuar como tal.
Manolo, rojo de ira, golpeó la mesa con fuerza.
-¡Tu…!
Samuel se levantó de nuevo, incapaz de soportarlo más.
-Disculpen, tengo asuntos de la empresa que atender. -Y con eso, se fue.
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