Capítulo 570
Anais se sentía un poco frustrada, pero al pensarlo bien, sabía que Lucas era la persona que más se preocupaba por Efrain, Tal vez simplemente estaba ocupado con otros asuntos.
-Le acabo de cambiar las vendas y le puse medicamento en la herida, pero sigue sin despertar. ¿No deberíamos llamar a un médico para que lo revise?-preguntó Anais, con cierta inquietud,
-No te preocupes, el presidente siempre ha gozado de buena salud. Estos días te do que lo cuides, ya que él ha caído repentinamente y la empresa necesita que me ocupe de algunos asuntos. Tengo que salir ahora mismo -contestó Lucas con firmeza.
Anais abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera articular palabra, Lucas ya había bajado las escaleras y se había ido.
Se quedó en la puerta del dormitorio principal, sintiéndose perdida por primera vez. Dejar a Efraín sin cuidado le provocaba remordimientos, pero cuidarlo también le resultaba incómodo, considerando que su matrimonio había sido forzado.
Después de meditarlo por unos diez minutos, finalmente decidió abrir la puerta con suavidad, diciéndose a sí misma que todo se resolvería una vez que el mejorara.
Se sentó al borde de la cama, observando su rostro. No era la primera vez que Anaís se fijaba en la cara de Efraín, pero cada vez se sorprendía de su atractivo. Es un hecho que todos somos sensibles a la estética, y Efraín parecía ser uno de los favoritos del creador.
Mientras pensaba en eso, Efraín entreabrió los ojos lentamente. Anaís sintió una chispa de alegría, aunque también un poco de culpa, consciente de que había sido su discusión lo que provocó que él se desmayara.
-Presidente Lobos, ya despertó -dijo Anaís con voz temblorosa.
Pero Efrain, como si no la hubiera escuchado, volvió a cerrar los ojos. Claramente estaba molesto.
Anaís se sintió incómoda y acalorada de vergüenza, pero al ver lo pálido que estaba, no se atrevió a irse. La respiración de Efraín se tornó ligera, como si estuviera volviendo a dormirse. Entonces recordó que él sufría de insomnio.
Pasaron un par de horas antes de que alguien tocara a la puerta. Anaís se levantó para abrir y encontró a Fausto en el umbral. Fausto era un hombre alto con una presencia imponente. Miró a Anaís y luego desvió la mirada.
-¿Efraín ya despertó? -preguntó Fausto.
Anaís no conocía bien a Fausto ni a los otros amigos de Efraín. No solía involucrarse con ellos, ni siquiera en redes
sociales.
-Despertó unos segundos, pero se volvió a dormir -respondió Anaís.
Fausto asintió, sin entrar a la habitación. Su mirada volvió a posarse en Anaís.
-¿Quieres entrar a verlo? -ofreció ella, sintiéndose un poco incómoda con la situación.
Fausto sonrió y retrocedió un paso.
-No es necesario, con su esposa cuidándolo, seguro está en buenas manos.
Anaís sintió como si el mundo se le viniera encima. Tardó unos segundos en procesar lo que Fausto había dicho. Abrió la boca, queriendo replicar, pero se detuvo. En el fondo, sabía que era cierto; ya estaban casados, aunque no fuera por elección propia.
Cerró la puerta, recogió el pomo caído y lo dejó sobre una cómoda. Al regresar junto a la cama, notó que Efraín había abierto los ojos de nuevo. No estaba segura de si había escuchado la conversación.
Él intentó levantarse, pero cada movimiento parecía agotarle más.
Anaís se apresuró a ayudarlo, colocando una almohada detrás de su espalda para que pudiera recostarse con comodidad.
-¿Quieres agua? -preguntó al notar que sus labios estaban secos.
Él asintió levemente y bajó la mirada, sumido en sus pensamientos.
Anaís fue rápidamente a la cocina a buscar un vaso de agua. Al pasar por la sala, se dio cuenta de que todos ya se habían ido. En la cocina, las empleadas estaban ocupadas preparando la cena.
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Capitulo 570
-¿Dónde estaban todos hace un momento? -preguntó Anais, curiosa.
-Solo estamos aquí para limpiar, no solemos quedarnos en la casa principal porque el señor no disfruta de lugares concurridos -respondieron, sin levantar la vista.
Anais asintió. Era típico de Efrain, quien prefería la tranquilidad. Subió con el agua y se la ofreció, sorprendiéndose cuando
él bebió directamente del vaso que tenía en la mano,
Con cuidado, Anais acercó más el vaso para facilitarle el acceso.