Capítulo 299
Luisa se quedó quieta, observando cómo esa figura familiar se acercaba poco a poco. Bajo la cortina de lluvia, aquel rostro de facciones marcadas y elegantes iba adquiriendo cada vez más
nitidez.
A pocos pasos de distancia, el rostro del hombre parecía impregnado por la humedad; incluso sus rasgos fríos y duros se tornaron un poco más suaves.
Andrés se detuvo frente a Luisa, con los ojos oscuros llenos de ternura y alegría. Con la voz ligeramente ronca, murmuró: -Luisita…
Los ojos de Luisa mantenían una frialdad serena mientras alzaba levemente el rostro para mirarlo. -¿Pasó algo?
Andrés tragó saliva, con la garganta tensa.–Rescatamos a Violeta.
Los ojos de Luisa se abrieron de par en par, y su voz, de forma instintiva, se elevó. Dio un paso al frente, visiblemente emocionada.–¿En serio? ¿Dónde está? ¿Ya regresó al país? ¡Llévame ya con con ella!
Andrés respondió con dulzura: -Sí. Acaba de llegar a Puerto Bella. Vine a buscarte justo por
eso.
-Voy contigo.—dijo Luisa, con los ojos humedecidos.–Gracias…
La garganta de Andrés se tensó aún más; respondió con voz ronca: -No tienes que darme las gracias, fue mi culpa.
Luisa caminó junto a Andrés hasta el auto. Él le abrió la puerta y, por instinto, sostuvo la parte superior del marco para evitar que ella se golpeara la cabeza.
Luisa se dio cuenta.
Sus pestañas temblaron sutilmente y bajó la mirada sin decir nada.
Andrés cerró la puerta con cuidado, rodeó el auto y se subió al asiento del conductor.
-¿Quieres desayunar algo antes de ir?-preguntó mientras esperaban el semáforo en rojo, mirando a Luisa por el retrovisor.
Luisa negó con la cabeza.–No, solo quiero ver a Violeta cuanto antes.
Está bien.–respondió Andrés sin insistir.
Sacó su celular y le escribió un mensaje a Jorge:
[Prepara el desayuno. Sándwiches, café, leche, tostadas, un poco de todo.]
Todo eso era lo que más le gustaba desayunar a Luisita.
Capitulo 299
Jorge respondió: (Entendido, señor Andrés.]
En el auto solo estaban ellos dos.
El ambiente se mantenía en completo silencio.
El semáforo cambió a verde.
El auto arrancó. De pronto, Luisa preguntó: -¿La rescató la policía o… fueron tus hombres?
Andrés respondió con tono neutral: -La policía de allá lleva tiempo comprada por Daniel.
Con eso le respondía.
4
Luisa apretó los labios.–¿Están bien? ¿Alguien salió herido?
Andrés se quedó en silencio por un momento.
¿Acaso Luisa, al preocuparse por sus hombres, se estaba preocupando también
por él?
Una leve satisfacción, casi imperceptible, asomó en su mirada.
Respondió: -Daniel la tenía encerrada en una base militar en Piedraplata. Estaban armados. Algunos de los míos resultaron gravemente heridos.
Luisa contuvo el aliento.
Andrés, mientras hablaba, observaba su expresión a través del retrovisor.
Tal como lo había anticipado, el rostro de Luisa se tornó serio al escuchar sobre los heridos.
Para no verla demasiado preocupada, se apresuró a decir: -Pero están fuera de peligro. Ninguno corre riesgo de muerte. Solo necesitan un tiempo para recuperarse.
Luisa soltó un suspiro de alivio.–Qué bueno.
Pasaron unos segundos en silencio. Luego, Luisa preguntó: -¿Ya avisaron a mi papá y a la tía Carla?
—Sí.–respondió Andrés.–Ellos también van en camino.
Luisa asintió levemente, bajando la mirada, absorta en sus pensamientos.
Andrés no podía evitar mirar a Luisa por el retrovisor.
Al verla tan callada y pensativa, decidió romper el silencio: -¿Por qué te levantaste hoy ́tan temprano?
-No he podido dormir bien estos días.–respondió ella, distraída.
-Ahora que Violeta está a salvo, ya podrás descansar.–dijo Andrés.
Luisa alzó la vista, y sus miradas se cruzaron en el retrovisor.
Capitulo 20
-¿Estás seguro de que Daniel no buscará venganza?
Capitulo 300
Capítulo 300