Capítulo 779
Anaís terminó de secar su cabello y se acostó en la cama, entregándose a un profundo sueño hasta el amanecer.
Al despertar, vio que Santiago había ordenado comida a domicilio, así que se sentó para acompañarlo.
Sin embargo, al poco tiempo decidió salir a comprar ingredientes frescos y se puso manos a la obra en la cocina.
Dos horas después, tomó su teléfono y marcó a Lucas.
Lucas contestó, echando un vistazo rápido a las personas trabajando con seriedad a su alrededor, y se apartó discretamente para atender la llamada.
-¿Qué tal, señora?
Anais ya había llegado al edificio del Grupo Lobos, y como había trabajado temporalmente en sustitución de Efrain, todos la reconocían.
-¿Efraín ya desayuno? -preguntó.
-No, el presidente llegó a la oficina a las seis de la mañana.
Anais asintió con un leve “hmm“, mientras cargaba con sus cosas hacia el elevador. Sin embargo, Santiago no dejaba de quejarse a su lado.
-¿Todo eso es para él? Yo apenas probé un poco. La verdad, estás siendo muy parcial. Él fue quien te echó de Bahía de las Palmeras.
-Hermano, espérame aquí abajo -le pidió Anaís.
Un poco molesto, Santiago aceptó. Supo que Anaís se había levantado temprano para preparar el desayuno para su cuñado. El delicioso aroma había hecho que se le hiciera agua la boca, pero al menos ella también le había preparado una porción, lo que le hizo sentir un poco mejor. Anaís llegó al piso superior.
Todos en la planta la reconocían, especialmente porque hacía unos días había despedido a varias personas, dejando una impresión duradera.
Tocó la puerta de la oficina del presidente, y desde adentro escuchó su voz:
-Adelante.
Ella empujó la puerta y echó un vistazo rápido. Lucas no estaba allí.
Efraín, sentado en su silla, la miró, deteniéndose en seco, con el ceño fruncido, como si estuviera a punto de decir algo.
Pero Anaís fue más rápida. Abrió el desayuno que había traído y lo colocó frente a él.
16.46
-Lucas me dijo que no desayunaste, deberías comer algo.
La pantalla de su computadora aún brillaba, evidenciando que sequía trabajando. El Efrain de antes era un adicto al trabajo que se olvidaba de todo cuando estaba sumido en sus tareas.
Anais decidió recoger los documentos que estaban frente a él y los puso a un lado, metiéndole los cubiertos en la mano sin pedir permiso.
Come
Efraín la observó detenidamente, como si estuviera evaluando algo en su mente.
Fue en ese momento cuando la puerta de la oficina se abrió y alguien más entró
Era Enrique.
Enrique también llevaba un recipiente de comida. Al ver a Anais, sus ojos se estrecharon y soltó una risa sarcastica.
-Anais, la familia Lobos ha dejado claro que no se te permite estar en ninguna propiedad del Grupo Lobos. Parece que aún no han dado aviso a todos.
Enrique se acercó, observando los platillos frente a Efrain y soltó una risita burlona.
-Ah, y ya le he avisado a la familia Lobos que yo me encargare de supervisar las comidas de Efrain, para evitar que su gastritis vuelva a molestarle.
Enrique habia considerado cocinar ella misma, pero su habilidad culinaria dejaba mucho que desear. Asi que lo que habia traido era obra de un chef profesional, cuidadosamente balanceado en nutrientes.
Alzó la mano, dispuesta a tirar lo que Anais habia traido, pero Efrain intervino:
-¿Y tú quién eres?
El brillo de satisfacción en los ojos de Enrique fue evidente.
-Anaís, ¿no escuchaste? Efraín te preguntó quien eres. ¡Llevate tu basura y vete!
Anaís miró a Efraín. Su expresión se había oscurecido, mostrando señales de incomodidad.
Ella bajó la mirada, tomó los cubiertos de Efraín y le acercó un bocado de comida.
-Abre la boca.
Él la miró con sorpresa, pero, casi por reflejo, abrió la boca.
-¿Está bueno? -preguntó ella mientras le daba de comer.
Efraín masticó un par de veces. Al darse cuenta de lo que había hecho, se quedo en silencio.
Enrique, enfurecido, miró a Anaís con el rostro rojo de ira.
-¡Qué descaro! Efraín ya no te quiere, y aun así lo obligas a comer.
213
Capitulo 779
Anais le devolvió los cubiertos a Efraín.
-Si te gusta, come un poco más. A la una volveré con el almuerzo, y a las seis con la cena. Recuerda descansar al mediodía y no trasnochar.
Efrain sostuvo los cubiertos reflexionando durante un momento antes de preguntar:
-TŮ… ®
Pero Anais ya se dirigía a la puerta.
-A la una volveré, y traeré algo de fruta.
Finalmente, Efraín asintió con un leve “hmm“.
16:46