Capítulo 796
Después de colgar el teléfono, Anaís se sintió algo agotada y se dirigió hacia la gran cama.
Santiago estaba en la puerta, algo indeciso. -Mi hermano mayor me volvió a llamar. En realidad, podía quedarme un mes más, pero insiste en que debo partir mañana. Hermana, temo que tengo que regresar a Estados Unidos. He oído que Efraín también se va en un mes, así que quizás nos veamos allá.
Anaís levantó la cabeza, sintiéndose un poco reacia a dejarlo ir, pero sabía que Santiago tenía su propia misión que cumplir.
Aunque no simpatizaba mucho con los hermanos de la familia Marín, Santiago sí tenía cierto afecto hacia ellos.
-Bueno, cuando regreses, ten cuidado.
Santiago asintió y, recordando algo, añadió: -Dejo a mis dos perros contigo. Son muy hábiles, y la gente en Estados Unidos no los aprecia. Con ellos a tu lado, encontrar lo que necesites será más rápido.
Anaís no se negó, ya que en realidad no sabía a qué se enfrentaría en el futuro.
-Gracias, hermano.
Santiago también estaba triste por la despedida, pero la orden de su hermano mayor era ineludible. -Recuerda lo que te dije: no te enfrentes a Nerea abiertamente. Si tienes que actuar, hazlo en un lugar discreto. Los perros te alertarán si es necesario. Si te descubren, nadie podrá ayudarte.
Dicho esto, temía que si continuaba hablando, no querría marcharse.
Era la primera vez en su vida que sentía una preocupación tan profunda, y no era fácil de sobrellevar.
-Bueno, me voy. Tengo que volver a mi finca a preparar algunas cosas. Te enviaré la ubicación por mensaje. El helicóptero también te estará esperando allí. Si algún día no tienes a dónde ir, esa casa será tu refugio.
Anaís asintió de nuevo, con lágrimas a punto de caer.
Pero Santiago ya se había dado la vuelta, agitó la mano y se fue sin mirar atrás.
Después de que Santiago se fue, Anaís no pudo conciliar el sueño. Se levantó, tomó un baño y se cambió de ropa. Se quedó en el balcón, esperando la llegada del amanecer.
Esa noche, Efraín no regresó, lo que aumentó su inquietud.
A la mañana siguiente, intentó llamar a Lucas, pero no obtuvo respuesta.
La inquietud crecía lentamente, más aún sabiendo que la señorita Marín ya había llegado a
San Fernando del Sol, y temía que el viejo utilizara métodos más extremos.
1/2
Capítulo 796
Esperó hasta el mediodía, llamando tanto a Efraín como a Lucas varias veces, sin éxito.
Sin opciones, decidió llamar a Fausto.
Fausto estaba en su oficina cuando contestó, con un tono distante. -¿Qué sucede?
-Efraín está desaparecido.
Fausto frunció el ceño, dejando lentamente la pluma que sostenía. -¿No volvió anoche?
-No.
Se recostó en su silla. He oído que el quinto anciano de la familia Lobos está en la villa estos días. No sé qué pretenden. Anaís, Estados Unidos es peligroso. Aunque Efraín es hábil, la familia tiene mucho poder allí. Es mejor que ambos permanezcan en San Fernando del Sol.
Anaís bajó la mirada. Ella también deseaba quedarse en San Fernando del Sol, pues desconocía todo sobre Estados Unidos.
-Fausto, por favor, ve a la villa a buscarlo.
Fausto giró la pluma entre sus dedos. -Te estás volviendo muy descarada.
Anaís guardó silencio, apretando los labios. -¿No quieres que estemos bien juntos?
No respondió de inmediato, mirando los documentos en su escritorio. Después de un rato, soltó
un leve “sí“.
Fausto se movilizó rápidamente, y debido a su posición, no tuvo dificultad para entrar en la mansión de los Lobos,
Sin embargo, la atmósfera en la villa era tensa. El quinto anciano y Anselmo estaban
conversando.
El quinto anciano asintió satisfecho. —Esta vez, la dosis no debería fallar. Ese chico es excepcional, incluso puede resistir los efectos de esta sustancia.
Anselmo levantó una bebida preparada, usando la tapa para eliminar los residuos. -Efraín nunca me ha decepcionado. Espero que tu medicina tampoco lo haga.
El quinto anciano suspiró. La última vez fue un accidente. No esperaba que su resistencia fuera tan alta, pero esta vez he calculado todo cuidadosamente. Cuando despierte, solo recordará el lugar indicado.
Anselmo sonrió, pero sus ojos reflejaron un pensamiento oscuro.
-¿Y él? ¿No te dijo nada cuando viniste?
2/2