Capítulo 730
Salvador arqueó las cejas “Otra se aprovecharia para pedirle el favor del préstamo a cambio de nada” pensó “Pero esta ni se le pasa por la cabeza Sin comentar nada simplerea observó mientras ella tomaba en bolso y su abrigo
(Hic Justo cuando se disponía a marcharse, a Martina le sobrevino an hipo eferta de tanto llorar
Avergonzada, se sonrojó, pero aun así se puso el abrigo a toda prisa y salió cast corriendo
leve
Hic Incluso desde lejos, se escuchaba el eco de sus hipidos Salvador esbozó una sonrisa
Caray parece una niña -murmuró para sí.
Era tan pura y frágil que, de cierto modo, no se atrevía a forzar la situación. “Bah, da igual”
penso
Manuel
Senor Morán
respondió Manuel, apareciendo en la habitación, listo para recibir ordenes.
Salvador se llevó un cigarrillo a los labios y con un gesto de la cabeza le indicó.
Ocupate de un asunto.
Aquella noche, Alejandro regresó temprano a casa Tenía un compromiso más tarde, pero antes queria acompañar a Luciana durante la cena Notó que ella estaba desanimada y preocupado, le sirvió un poco de comida
-¿Pasa algo? ¿La comida no te apetece?
-No.
¿Te
-nego con la cabeza, pensaliva Entonces le contó los problemas de Martina fijas? Ha adelgazado un montón, ni su cara se ve redonda como antes. Tiene la barbilla super
afinada
Alejandro intentó hacer memoria De por si, nunca había prestado demasiada atención a los rasgos de Martina.
—Si no supiera que es tu amiga, pensaría que es tu hija bromeó Te preocupas por ella como una mamá.
-¡Ja! -Luciana soltó una carcajada y se relajó
Qué dices…
–No le des tantas vueltas dijo él, dándole un suave golpecito en la cabeza ¿Se trata de un
+25 BONOS
Capitulo 730
préstamo, cierto? Voy a pedirle a Sergio que se encargue.
-¿En serio?
Luciana lo miró con sorpresa. Ella solo quería desahogarse, no imaginó que él se ofreciera a ayudar, y eso la alegro. Sin embargo, se sintió un poco apenada de pedir un favor tan grande.
-¿No será mucho enredo?
-Para nada -respondió Alejandro, acercando su rostro hasta que sus narices se rozaron-. No dices que tu hombre es muy capaz? Esto es pan comido.
-Graci…
-No quiero oír esa palabra -la interrumpió él, alzando una ceja. Conocía ese “gracias” de Luciana y no le gustaba la distancia que implicaba.
-Jeje -soltó una risita, dejando los cubiertos. Alargando los brazos, se colgó de su cuello-. En ese caso, ¿puedo darte un beso?
-Claro. Es más, lo exijo. Pero mejor lo posponemos–murmuró, relamiéndose los labios- Me lo cobro en la cama esta noche, ¿te parece?
¿
–Luciana captó enseguida la insinuación y se sonrojó. Con un gesto pícaro, le pellizcó las mejillas. ¡Señor Guzmán, de verdad no cambias! ¡Solo piensas en esas cochinadas!
-¿Qué tiene de “cochino“? -Alejandro fingió indignación-. Somos una pareja normal. No me digas que no podemos ser cariñosos; las parejas sin esa chispa están condenadas. Nosotros definitivamente no lo estamos…
-¡Ya calla! -rió ella, con el rostro ardiendo.
Tras cenar, Alejandro salió a un compromiso. No tardó demasiado, pues para las diez y algo ya estaba de vuelta. Luciana, que se había recostado, lo vio entrar. Él se acercó y, con delicadeza,
le comentó:
-No te levantes, traigo olor a tabaco y a licor. Voy a ducharme antes de abrazarte
Oh… asintió ella.
Una vez duchado, se metió en la cama, rodeándola sin mediar palabra y bajando la cabeza para
besarla.
2/2