Capítulo 754
-¿Qué pasa?
-¿Acaso ya olvidaste que eres la que tiene que regresar a Lago Negro para ayudar a tu mamá? ¿Sabes con qué clase de víboras y bestias se está enfrentando ahora mismo tu mamá?
[iii!!!]
-Tu papá no quiere a tu mamá, y mucho menos a los hijos que no son de esa otra mujer. Para él, tu presencia es como una espina en el zapato.”
-Por favor, tú y tu mamá son lo que más le estorba a ese tipo. ¿Todavía piensas volver con Carlos y vivir como reina? Amiga, ¿puedes dejar de ser ingenua?
Al escuchar aquellas palabras, a Paulina se le cortó la respiración.
Aunque las palabras de Vanesa sonaron duras, la verdad era imposible de negar.
-Esas dos feas vinieron a buscarte porque tu mamá se ha convertido en una amenaza para la mujer favorita de tu papá, la que de verdad le importa.
-Ah, y no olvides a Dan. Tu papá, Patrick, es como el que intenta atrapar a la presa, pero Dan está esperando a que ambos caigan para quedarse con todo.
Ahora parece que todo es cosa de Alicia y Patrick.
En apariencia, Alicia y Dan están del mismo lado.
Pero Vanesa lo tenía claro; eso no era cierto.
Alicia fue secuestrada por los hombres de Dan. Dan solo quiere aprovecharse del odio que Alicia siente por Patrick.
Ahora solo queda ver quién gana al final: Patrick o Alicia.
Si Alicia resulta vencedora, entonces lo que sigue es una guerra entre Dan Y ella.
Vanesa lo explicó todo de manera sencilla.
Así, Paulina por fin entendió el verdadero peligro al que su mamá se enfrentaba sola en Lago Negro.
Pudo ver en el rostro de Paulina cómo poco a poco se le iba el color, cómo se le derrumbaba la expresión.
-Cuando salgas de aquí, no importa si es tu papá o tu hermano Dan, cualquiera de los dos puede atraparte para chantajear a tu mamá en cualquier momento.
-Hasta el tigre se descuida alguna vez, ¿estás tan segura de que estando a lado de Carlos no te va a pasar nada?
En todo este tiempo en París, ¿por qué Dan no te hizo nada?
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Primero, por Carlos.
Segundo, porque la pelea entre Alicia y Patrick apenas estaba comenzando, todavía no era el momento.
Cuando esa guerra termine, y si Alicia llega a ganar, será cuando la vida de Paulina corra aún más peligro.
Primero Patrick y sus secuaces la estarán buscando, y después, sérá el turno de Dan y los
suyos.
[…]
Al oír todo esto, la respiración de Paulina se volvió pesada.
Cerró los ojos y forzó a su corazón a calmarse, tragándose el dolor que sentía.
Familia…
¿De verdad así eran los lazos de sangre? Qué ironía tan amarga.
-Está bien, me voy contigo.
Cuando Paulina abrió los ojos de nuevo, su mirada estaba llena de una determinación inquebrantable.
Hace tres días, la habían sacado de ahí sin que supiera nada, después de que Vanesa la dejara
inconsciente.
Desde entonces, todo fue entrenamiento físico, sin pausa.
Durante esos días, Paulina se mostró reacia, sin ganas.
Quiso evadir el entrenamiento duro de Vanesa, pensaba que sería más fácil regresar con Carlos y dejar que él pusiera a su gente a entrenarla como ella quisiera.
Pero ahora, por fin entendía que lo que necesitaba era algo como lo que Vanesa ofrecía.
Solo sometiéndose a esa presión podría estar en condiciones de proteger a su mamá de verdad.
Paulina, sintiendo un nudo en la garganta, miró a Vanesa:
-¿Por qué quieres ayudarme?
-¿No puedo querer que ese perro de Dan se muera?
Vanesa sonrió con un dejo de burla en los labios.
Si ese tipo era tan insensible como decían, entonces todos esos lazos familiares no eran más que armas contra él.
-¿Lo odias? Solo quien ha amado demasiado es capaz de odiar así.
A Paulina le parecía que Dan no merecía ni amor ni odio.
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Capítulo 754
Y menos que alguien como Vanesa se desgastara por él.
Después de todo, el odio también era una forma de sentimiento.
Al escucharla, la sonrisa de Vanesa se hizo más ancha.
-¿Odiarlo? Yo lo que quiero es verlo muerto, y que no se le haga tan fácil, ¿sabes?
Cuando Vanesa pronunció la palabra “muerto“, lo hizo con tanta ligereza que Paulina sintió, por primera vez, que Vanesa hablaba en serio.
Pronto terminaron de empacar todo.
Al subir al helicóptero, Paulina tomó de repente la falda de Vanesa.
Vanesa se giró y la miró de reojo.
-¿Ahora qué quieres?
-Amigui, ¿me dejas llamar a Carlos?
Paulina la miró con unos ojos suplicantes y una voz tan dulce que Vanesa no pudo evitar acordarse de su pequeña Isa en ese instante.
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