Despertar del Olvido 816

Despertar del Olvido 816

Capítulo 816 

Anaís parecía recién salida de una piscina; el sudor le pegaba la ropa al cuerpo

-¿Podrías darme unas pastillas para el dolor, por favor? -pidió, agotada

La empleada corrió a buscarle las pastillas y de paso le trajo un vaso de agua

Anaís tomó el medicamento y se dejó caer de nuevo en la cama, sin fuerzas para nada más

Llevaba días sintiéndose mal; su mente era un torbellino de recuerdos incompletos que peleaban entre . Sentía que estaba a punto de recordar algo importante

Esa noche, las palabras de Fabiana habían disparado un dolor insoportable en su cabeza, como si alguien apretara un tornillo invisible en su sien

Efraín estaba sentado junto a la camá, callado, sin apartar la mirada de su cara

Anaís, sin embargo, no tenía energía para hacerle preguntas, aunque la curiosidad la carcomia por dentro. ¿Cómo estaba Anselmo? ¿Por qué Efraín había aparecido de repente en ese lugar? ¿Por qué los hombres del viejo no habían hecho nada esa noche? Las dudas eran tantas que la abrumaban

El silencio llenaba la habitación. La empleada empujó la puerta despacio y preguntó en voz baja

-Señor, ¿no va a dormir

Efraín miró por la ventana. Afuera, la oscuridad seguía cubriéndolo todo. Eran las cuatro de la madrugada; faltaba más de una hora para que el cielo empezara a aclararse

-No, graciasrespondió, sin moverse

La empleada dudó un momento, pero terminó por irse en silencio, cerrando la puerta tras de

Efraín permaneció ahí hasta que dieron las siete de la mañana. Por fin, vio que Anais abría los ojos. Solo fue por unos segundos; enseguida los volvió a cerrar, como si el cansancio pesara toneladas sobre ella

Efraín apretaba la mano, la cerraba y la abría, una y otra vez. Era el único movimiento que lo mantenía anclado a la realidad

El tiempo fue pasando. Al mediodía, la empleada volvió a tocar la puerta

-Señor, debería comer algo. Si no, la gastritis le va a volver

Efraín bajó la mirada, una mano le cubría el estómago. Sentía molestias, llevaba días sin descansar bien por todo el asunto del Grupo Lobos

No respondió. La empleada soltó un suspiro. Antes, el señor seguía los consejos de la señora

ahora que ella estaba inconsciente y Martínez había desaparecido, toda Bahía de las Palmeras se sentía extraña, como si el aire se hubiera vuelto pesado y solitario

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Capitulo 816 

Anaís pasó dos días más en cama. Cuando por fin despertó, ya no había nadie a su lado

Se apresuró a arreglarse y bajó a desayunar algo. Apenas terminó, preguntó a la persona más 

cercana

-¿Cuándo se fue Efraín

-Señora, yo quería decírseloUsted y el señor deberían aclarar sus malentendidos. Estuvo aquí velándola los dos días que durmió. Creo que la gastritis le volvió, pero no quería tomar medicina. Hace media hora se fue, pero no a dónde

Anaís miró el tazón de avena frente a ella y no supo qué contestar

Terminó de tomar la avena y sacó su celular, pensando en llamarlo. No tenía idea de cómo estaba Efraín. ¿Había estado a su lado porque la recordaba? ¿O seguía igual que antes, sin 

saber nada

Y es que, aunque había estado cuidándola en silencio, no le había dicho ni una palabra. ¿Eso quería decir que había recordado o que seguía sin recordar nada

Se quedó un buen rato viendo la pantalla del celular, debatiéndose entre marcar o no. Al final, se atrevió y llamó

Esta vez no contestó el asistente, sino Efraín. Reconoció su voz al instante

-¿Qué pasa

Su tono era seco, sin emociones, como si nada pudiera tocarlo

En ese momento, Anaís recordó la noche en que había estado buscando desesperada en la oficina lo que Fabiana le había dicho. Efraín la había visto, seguro pensó mal de ella, tal vez creyó que Anaís dudaba de él y eso le había dolido

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