Capítulo 301
Miguel y Carla llegaron pronto a la base.
Carla abrazó a Violeta y rompió a llorar desconsolada.
-Violeta… Pensé que no volvería a verte nunca más… Pensaba en ti todos los días y en todas
las noches soñaba contigo… Violeta, estaba de veras tan preocupada por ti…
Luisa estaba de pie a un lado, mirándolas extasiada, y lloraba en silencio.
Durante esos terribles días, cada vez que cerraba los ojos, veía al loco de Daniel torturando una y otra vez a Violeta; por las noches tenía pesadillas, soñaba que Daniel vertía gasolina sobre Violeta para quemarla viva, soñaba que le exigía entregar su vida a cambio de la de Violeta.
Ante tal conmovedora escena, hasta Miguel, tenía los ojos enrojecidos.
Tenía mil cosas que quería decir, pero cuando llegó el momento, solo pudo pronunciar: – Violeta, yo también te eché mucho de menos.
Después de que terminaron de llorar como Magdalenas por un buen rato, Carla, siempre atenta, notó que el estado mental de Violeta no era bueno.
Con los ojos aún enrojecidos, dijo: -Violeta ya arrastraba secuelas psicológicas del primer secuestro, y ahora siendo secuestrada de nuevo y, llevada a Solévia, y estar casi al borde de la muerte. Estoy muy preocupada por ella…
No pudo seguir hablando.
Violeta no tenía aún nueve años, y ya había sido secuestrada dos veces.
Una niña tan pequeña, ¿cómo podía soportar traumas tan seguidos?
Era inevitable que su salud mental se viera bastante afectada.
Miguel tenía unas ojeras muy marcadas.
Durante todos los tortuosos días que Violeta estuvo desaparecida, no había dormido bien ni
una sola noche.
Sin pensarlo, con el rostro demacrado y exhausto, miró a Violeta con una mezcla de culpa y preocupación: -Voy a contactar de inmediato con el mejor psicólogo,
Luisa dijo: -Yo también voy a preguntar a mis amigos, a ver si podemos dar con el especialista en psicología infantil más reconocido. Carla, no se preocupe Violeta va a
recuperarse.
Carla suspiró profundo. -Ojalá.
Capitulo 301
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Andrés y Ezequiel estaban afuera, conversando sobre ciertos asuntos.
Los de la familia González salieron, y ambos grupos se cruzaron.
La mirada de Andrés se posó justo en Luisa. Sus ojos se encontraron; los de Luísa estaban enrojecidos, acababa de llorar.
En los ojos de Andrés apareció una leve expresión de dolor.
Luisa apretó con rabia los labios y desvió la mirada sin decir nada.
Carla al principio quería agradecerle a Andrés, pero al pensar que, de no ser por él, Violeta no habría sido secuestrada, esas palabras de agradecimiento simplemente no le salieron.
Miguel con una mirada de rabia fulminó a Andrés.
Andrés mantuvo su expresión habitual y saludó con cortesía: -Señor Miguel.
-No me llames así. No lo mereces.–respondió Miguel, con tono sarcástico.
Andrés tampoco se molestó, solo comprendió y dijo: -¿Está bien Violeta?
Esa pregunta hizo que Miguel se enfadara aún más.
Soltó un gruñido despectivo: -Todo fue culpa tuya. Casi pierde la vida.
..-Andrés bajó la mirada, con expresión de culpa. -Lo siento mucho.
Ezequiel, que estaba al lado, quiso intervenir en ese instante, pero sin el permiso de Andrés, no se atrevía a decir nada.
Frente a la actitud humilde de Andrés, Miguel no mostró el menor indicio de aceptación.
Tenía el corazón ardiendo de rabia, con el rostro sombrío, y respondió con voz siniestra: -¿De qué sirve disculparse? ¿Acaso un lo siento puede sanar el daño que ha sufrido Violeta?
Andrés guardó silencio.
Miguel ‘bufó‘ otra vez y, abrazando a Violeta, se marchó furioso,
Carla no dijo nada al respecto y se apresuró a seguirlo.
Luisa también fue tras ellos.
Al pasar junto a Andrés, él le sujetó de repente la muñeca.–Luisita…
Luisa se detuvo en seco, levantó la cabeza para mirarlo.—¿Qué más quieres?
Los ojos de Andrés eran brillantes y profundos, con un rastro de dolor en la mirada, y su actitud era humilde: -¿Podemos reconciliarnos?
Capitulo 301
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Luisa quedó petrificada.
Sus ojos mostraban una total incredulidad.
Tardó un buen rato en reaccionar, haciendo mala cara mientras le preguntaba: -¿Qué estás
diciendo?
¿Reconciliarnos?
A estas alturas, ¿cómo podía siquiera pensarse en reconciliación?
Doña Ximena no la quería, se oponía con firmeza a que estuvieran juntos. Incluso si doña Ximena aceptara su relación, ella no podría volver con él.
Entre ellos, se interponían Violeta y el terrible caso del secuestro; tanto ella como Violeta estuvieron a punto de perder la vida. Miguel ahora odiaba a la familia Martínez con todo su ser. Aunque en el fondo aún sintiera algo por él, era absolutamente imposible que se reconciliaran.