Capitulo 765
amos, Luciana, levántate le dijo, pasando los brazos por debajo de sus costillas y ayudándola a incorporarse.
Ella lo miro desde su tegazo.
¿Todo terminó?
-Claro susurró Alejandro, besándole la frente, Siempre estuviste libre de culpa. No tenían nada contra ti. 23
La sostuvo con cuidado mientras salían. Luciana, con la mente embotada, presentía cierto cambio extraño. Bajando por las escaleras, el celular de Alejandro vibró; él miró la pantalla y, sin decir nada, cortó la llamada sin atender.
Luciana alcanzó a notar el nombre: era Mónica. Alejandro guardó el teléfono en el bolsillo, y su rostro se tensó com un dejo de melancolía… e indiferencia.
–Sujetate bien y ve con cuidado le dijo, dedicándole una mirada tierna-. La escalera es empinada.
-Sí… asintió ella, acomodándose contra él.
Una vez en el auto, Luciana no paraba de pensar: algo no cuadraba. Esa denuncia absurda, la llamada de Mónica, la actitud distante de Alejandro…
De pronto, levantó la vista y lo contempló como si hubiera dado con la respuesta.
Al llegar a la sala de maternidad, Amy los recibió desde la puerta con un gesto entusiasta. 2
-¡Vengan, vengan! Luciana, toma este muñeco y aviéntalo al brasero para ahuyentar la mala suerte. 3
En efecto, ahí junto a la entrada había un pequeño brasero con el fuego chisporroteando. Luciana apenas pudo contener la risa mientras tomaba aquel muñeco. 1
-¿De verdad? ¿Esto es algún ritual milenario?-bromeó con leve incredulidad. 1
—Sí, anda. -Amy la animó-. Te detuvieron sin motivo, así que échalo al fuego y que todo se quede atrás. Que tú y el bebé estén protegidos. 1
Aunque Luciana no era muy creyente de esas cosas, comprendía las buenas intenciones de Amy, así que arrojó el muñeco al fuego. Inmediatamente, Amy encendió un pequeño disco de carbón y espolvoreó un poco de copal en polvo encima, dejando que el humo se dispersara por la habitación. 1
– Para limpiar toda la mala vibra–comentó, agitando el incienso alrededor de Luciana varias veces-. Listo. Se acabaron las desgracias. (3)
Luego volvió la mirada hacia Alejandro.
-Señor Alejandro, Luciana ha pasado por un gran susto. Cuídela mucho.
-Lo sé–respondió él.
Con un suave golpeteo, Amy cerró la puerta y dejó solos a la pareja.
Alejandro se acercó con delicadeza.
-¿Quieres darte un baño? -le propuso.
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Copitulo 765
No, preferiría recostarme. Estoy agotada–contestó Lucina con un deje de cansancio.
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Bjen. Sin objetar, la cargó y la depositó sobre la cama, cariciandole el cabello. Voy por tu pijama.
-Alejandro… lo llamó ella, deteniéndolo en el acto.
-¿S?-preguntó él, volteando con gesto solicito¿Necesitas algo más?
Ella lo miro fijamente con una expresión un tanto fría.
Fue Mónica, ¿verdad?
-…Los ojos de Alejandro se ensombrecieron de inmediato, y su silencio confirmó las sospechas de Luciana.
-El secuestro, las quemaduras… no fueron obra de los canadienses, sino de su propio plan: todo autoimpuesto – dijo ella, dejando entrever un matiz de amargura-. Ahora que lo pienso, aquel “secuestro” fue demasiado torpe. Ni remotamente parecido a la saña con que nos atacaron antes.
El no respondió, pero la forma en que apretaba la mandíbula evidenciaba la verdad. Luciana era sumamente perspicaz; además, Mónica se había traicionado a sí misma al involucrar a Luciana, haciéndolo todo más evidente.
-Sí… -aceptó Alejandro al–fin. 2
-Así que realmente fue ella. —Luciana curvó los labios en una sonrisa incrédula—. ¿Y ahora dónde está? ¿La llevaron a la comisaría? 1
—Luciana… —murmuró él, envolviéndola entre sus brazos con algo de tensión.
Ella se zafó ligeramente para observarlo. 1
-No, no está detenida. No la denunciaste. Tu plan es fingir que nada ocurrió, ¿verdad? 1
Alejandro frunció el ceño, con el gesto cargado de duda.
-Ya tuvo su castigo… 29
Capitolo 766