Capítulo 770
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No! -exclamó Alejandro, dando un leve respingo. De inmediato, sostuvo su mano con fuerza. Lo que pasó, “pasó. Ahora es otro momento, y no pienso darle fin. Ni ahora, ni nunca…
-Pues yo sí quiero darlo por terminado–replicó ella.
-Luciana… Alejandro inspiró hondo, frustrado. Su pecho subía y bajaba con agitación-. ¿De verdad me vas a desechar por algo que ocurrió en mi pasado?
Tiró de ella hasta atraertà contra su pecho.
-No lo acepto.
-¿Me estás diciendo que, como ambos tuvimos historias previas, debería ser comprensiva y perdonarte? Luciana no se resistió a ese abrazo, pero su mirada se mantenía inquebrantable-. Suena razonable, pero… aun así, no lo acepto.
– Luciana…
-No puedo. -Apoyó la mano sobre su pecho y lo empujó suavemente. Precisamente porque ese bebe ya no está, jamás vas a olvidarla. Puedes llamarme irracional, egoísta o lo que quieras. No soporto que en tu corazón permanezca esa sombra, que aún dentro de cincuenta años recuerdes a Mónica y al hijo que perdieron.
-No… musitó Alejandro, intensificando el abrazo-. Luciana… Luciana… 2
Ella alzó el rostro con los ojos enrojecidos. 2
-¿No dices que me quieres? Entonces, ¿vas a poder verme sufriendo así? -preguntó en un hilo de voz.
A Alejandro se le contrajo la garganta.
¿De verdad estar conmigo te hace tanto daño?
-Sí afirmó Luciana, cerrando los párpados con resignación-. Ahora mismo, lo hace. Seguir juntos solo provocará más roces. Empezaré a discutir contigo por este tema, te resentiré, y con el tiempo tú terminarás odiándome. ¿No sería mejor separarnos ahora, cuando aún podemos conservar un buen recuerdo?
Alejandro sintió que el corazón se le comprimía hasta el límite, sin hallar las palabras para refutarla.
Tras un silencio, Luciana esbozó una amarga sonrisa.
-Debes de tener muchos pendientes, ¿no? No quiero retenerte más. Vete.
Él la soltó y dio media vuelta para marcharse. Cuando llegó a la puerta, la voz de Luciana lo detuvo:
-¡Alejandro! No olvides llevarte el acuerdo.
En ese instante, él esbozó una mueca de fría ironía. “¿Qué estoy esperando?“, pensó. Con paso firme, regresó a la mesita, tomó el documento y se quedó mirando de frente a Luciana. Entonces levantó la mano y, ante su mirada incrédula, rasgó las hojas.
-¿¡Pero qué…!?–balbuceó ella, estupefacta.
-No me divorciaré -sentenció Alejandro, tirando los pedazos y dedicándole una sonrisa con un punto desafiante –. Pueden venir todas las discusiones que quieras; jamás me parecerás despreciable. Si no me crees, solo espera y verás.
Capítulo 770
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Se sacudió las manos y se marchó. Luciana se quedó paralizada, hasta que se dejó caer en el sofá. Con una mano, acarició su vientre.
Si ese bebé existiera… quizás ya habría nacido…
Su corazón se llenó de punzadas dolorosas.
-Alejandro y yo tenemos que terminar susurró, con lágrimas a punto de aflorar.
Alejandro salió dando un portazo, enfadado. Sin embargo, apenas hubo avanzado unos metros, se arrepintió: “¿ Por qué me marché? Debería haberme quedado allí, aferrado a ella“. Le incomodaba la idea de regresar tan pronto, pero la imagen de Luciana no salía de su cabeza. Con un suspiro impaciente, giró el volante y dio la vuelta de
regreso.