Capitulo 323
Capítulo 323
Raúl dijo con cierta compasión: -Andrés, al verlos así, me pareció que ella estaba conociendo a los padres, ¿no creen? Èsto está avanzando demasiado rápido, ¿no rompieron ustedes en enero? Apenas han pasado tres meses desde la ruptura y Luisa ya está conociendo a la familia de Francisco…
Francisco aún no había terminado de hablar cuando Andrés ya no pudo seguir escuchando y colgó
furioso. [3
El hombre se quedó de pie frente al ventanal de la villa, con el ceño fruncido; sus facciones frías mostraban una profunda melancolía.
No esto no puede ser.
No podía seguir así.
Tenía que recuperar a Luisita.
Cuando Luisa llegó a la casa de los González, las luces del salón en la planta baja estaban encendidas.
Miguel estaba sentado en el sofá viendo las noticias económicas.
Al verla regresar, su mirada se suavizó un poco. -Qué bueno ya volviste.
-Ok. -Luisa se acercó y se sentó en otro sofá.–Vine a ver a Violeta. ¿Ya se durmió?
-Recién se durmió. -Respondió Miguel.–¿Ya comiste?
Luisa contestó. -Sí, ya comí.
-¿Y cómo ha estado Violeta últimamente? -preguntó Luisa.
-Mucho mejor.
-Qué bien. -dijo Luisa.–Mañana no tengo compromisos, así que vendré a acompañarla un rato.
Miguel la miró con gratitud. -Bien gracias.
-Luisita, has pasado por muchas cosas últimamente. En los ojos de Miguel se reflejaba un profundo
dolor. -En Solévia…
Parecía que le costaba decirlo; hizo una pausa antes de continuar: -Cuando te secuestraron y te llevaron
a Solévia, ¿te hicieron algo?
Luisa lo negó.–No hicieron gran cosa, solo me golpearon un poco, pero estoy bien, no te afanes ya todo
pasó.
La expresión de dolor en los ojos de Miguel se intensificó aún más. -Luisita, fue culpa mía. No supe protegerte. He contratado a un nuevo grupo de guardaespaldas a un precio bastante elevado. Aún falta completar algunos trámites, pero en unos días, cuando estén listos y lleguen a Puerto Bella, te asignaré a
varios de ellos.
Capitulo 323
Luisa respondió: -Sin embargo, los guardaespaldas tampoco pueden protegerme todo el tiempo ni en
todos los lugares.
-Si claro que pueden. Miguel dijo.–En este nuevo grupo hay una guardaespaldas mujer que antes fue escolta personal de una princesa de la realeza de Luzandra. Solo si ella te protege podré quedarme tranquilo. Debes integrarla en el bufete, y si es posible, lo mejor sería que viviera contigo. ¿Qué te parece?
Luisa tampoco quería seguir siendo utilizada por Daniel como medio para amenazar a Andrés.
Al oír que Miguel le asignaría una guardaespaldas mujer para protegerla personalmente, Luisa aceptó con gusto y dijo: -Está bien, papá, tú también deberías asignarte más guardaespaldas para protegerte a ti, a Carla y a Violeta.
-Lo sé, tranquila no te preocupes por eso.
-Ok.
Ese tema terminó ahí.
Tras un breve silencio,
Miguel preguntó a Luisa con tono preocupado: -¿Y cómo van las cosas en el bufete últimamente? ¿Todo sigue bien?
Hacía mucho tiempo que padre e hija no se sentaban a conversar tranquilamente. Después de todo lo que habían pasado, ya no existía esa sensación constante de conflicto cada vez que Luisa y Miguel hablaban.
Luisa respondió: -Todo va bien.
Miguel se sintió realmente reconfortado; su mirada estaba llena de una profunda ternura. -Luisita ya ha crecido.
Luisa apretó los labios sin decir nada al respecto.
-¿Todavía rechazas la empresa de papá? -preguntó Miguel con suavidad.–Carla y yo pensamos en transferirte algunas acciones. Así no tendrías que asumir ningún riesgo de gestión ni responsabilidad en caso de problemas. Solo recibirías los dividendos y listo.
-Está bien.
Miguel se sorprendió levemente; no esperaba que Luisa aceptara tan fácil esta vez.
-Papá… -Luisa alzó la mirada hacia Miguel.–Antes era yo quien no lograba entender las cosas. Ahora solo quiero que nuestra familia viya en armonía.
-Bien, bien. -Los ojos de Miguel se llenaron de lágrimas. Murmuró: -Que vivamos en armonía como una verdadera familia.
Capitulo 324
Capítulo 324