Capítulo 334
El sábado, Luisa volvió a la casa de los González y hablo con la doctora que atendia a Violeta
La recomendación de la doctora fue que, si Violeta podía jugar acompañada de una amiga, eso ayudaris realmente en el tratamiento de su enfermedad mental.
Luisa se acercó a Violeta y, con voz suave, le preguntó: -Violeta, ¿qué te parecería si te presento a una nueva amiga para que juegue contigo?
Violeta apretó los labios y respondió en voz baja: -¿Qué nueva amiga?
-Se llama Aida, es una niña más o menos de tu edad, también muy adorable.
-¿Te gusta?
-Claro que sí. -respondió Luisa con una sonrisa. Aída es una niña muy buenia, tan buena como tú. Me gustan ambas.
Violeta sonrió tímidamente, y con voz clara y dulce dijo: -Entonces quiero ser buena amiga de Aida. Si a ti te gusta Aída, a mí también me gusta.
Luisa, sonriendo con ternura, le acarició la cabecita: -Violeta es muy buena.
Ya en su habitación, Luisa le envió un mensaje a Francisco.
[Violeta aceptó. Ahora no puede salir, ¿cuándo podría la señora Berta traer a Aída para que jueguen juntas?]
Francisco respondió: [Perfecto, ¿qué tal esta tarde?]
Luisa: [Está bien. ¿Qué le gusta comer a Aída? Voy a comprar fruta.]
Francisco le envió la lista de cosas que le gustaban a Aída.
[Voy a preguntarle a mi tía.Berta a qué hora le viene bien esta tarde, y luego coordinamos el horario.] [De acuerdo.]
Alrededor de las tres y media de la tarde, Francisco llevó en auto a Aída a casa de los González.
Francisco llevaba de la mano a Aída: -Abogada Luisa, mi tía Berta no puede salir hoy, me pidió que trajera yo a Aída.
-Está bien. -respondió Luisa con una sonrisa.- Siéntense donde quieran. Violeta está arriba, iré a llamarla.
Una empleada sirvió agua a Francisco y a Aída.
Francisco se sentó en el sofá.
Aída llevaba hoy un vestidito primaveral de color rosa claro, y se había puesto especialmente los
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pasadores rosados que Luisa le había regalado la última vez
Al poco rato, Luisa bajó con Violeta de la mano
Al verla, Violeta se escondió detrás de Luisa, agarrando con su manita el pantalón de ella y asomando su
cabecita.
-No tengas miedo, Violeta. Esta niña es tu nueva amiga, Aida, Luisa llevó a Violeta hasta donde estaba
Aida.
La pequeña Aida era de veras muy encantadora, su sonrisa era dulce y su voz también–Hola, Violeta Yo me llamo Aída.
-Te traje un regalo que elegi contigo junto a mi mamá. -Aida llevaba una bolsita blanca en la mano. Violeta levantó la cabeza y miró a Luisa, con sus grandes ojos parpadeando, preguntando con la mirada. -Violeta, tómalo, es un regalò de bienvenida que te trae Aída. -Luisa le acarició la mano a Violeta y añadió: -¿Qué deberías decirle a Aída?
-Vale, muchas gracias. -Violeta respondió con una vocecita suave mientras tomaba la bolsita de regalo.
-De nada. Aída sonrió con los ojos entrecerrados de alegría.- Violeta, a partir de ahora, ¡somos
buenas amigas!
-Si. -Violeta también sonrió.–Aída, vamos a mi cuarto a jugar. ¡Tengo un montón de juguetes! Podemos dibujar, construir con bloques, jugar a la oca o con mis muñecas.
-¡Sí!
Violeta extendió la mano hacia Aída, y Aída la tomó. Las dos niñas se dirigieron tomadas de la mano hacia el piso de arriba.
-Parece que se llevan muy bien. -Francisco sonrió.
Luisa observó con ternura las espaldas de las dos pequeñas y respondió: -Sí, yo no había pensado en que jugaran juntas, fue muy considerado de tu parte.
Francisco tenía una sonrisa en los ojos y en los labios.
¿Cómo no iba a ser considerado? Hacer que Aída jugara con Violeta era solo un pretexto para tener la oportunidad de verte, para poder hablar contigo un poco más.
Cada vez que recordaba lo que dijo Andrés: “Una persona que ya te rechazó una vez, te rechazará una segunda.” sentía un nudo en el corazón.
Luisa se sentó en el sofá: -Abogado Francisco, por favor, tome agua, no sea tímido.
Luego se giró hacia la empleada Ana y le dijo: -Ana, por favor, llévale algo de fruta y unos bocaditos a Violeta y Aída.
-Claro.
Francisco tomó la iniciativa de hablar con Luisa sobre trabajo: -Abogada Luisa, ¿ya está confirmada la
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fecha de la audiencia del caso de BioFutura?
-Si, el quince del mes que viene.
-¿Y qué tal van los preparativos?
Luisa respondió: -Más o menos listos. Hay algunos detalles que aún presentan pequeños problemas Justo ahora que estás aquí, podemos discutirlos.