Sl, señor Morán.
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Un par de agentes se llevó a Mónica a un lado, mientras Alejandro se llevaba en brazos a Luciana, sácándola del lugar y conduciéndola hasta el auto. Ella cerró los ojos, negandose a abrirlos, con el cuerpo tenso y una actitud de rechazo total.
El corazón de Alejandro latía con un dolor insoportable. Se inclinó para acariciarle con cuidado el cabello.
-Luciana, yo te amo a ti… Ahora amo a timurmuró con la voz entrecortada. Créeme, no la estoy defendiendo. No he movido ni un solo dedo por protegerla esta vez…. Si de verdad estuviera dispuesto a hacer algo al margen de la ley por alguien, serías tú
Por un segundo, Luciana parpadeó. No quedaba claro si lo había escuchado o si solo estaba demasiado abatida para reaccionar.
De vuelta al hospital, la cirugía de Fernando había terminado cuando llegaron.
-Doctor, ¿cómo está? -preguntó Victoria con un hilo de voz tembloroso, a la vez que Diego la sostenía por la cintura.
El médico se quitó la mascarilla y les habló con un aire de preocupación mesurada:
-La operación fue exitosa… pero no podemos asegurar cuando recuperará la conciencia. Al menos su vida no corre riesgo inmediato, y sus signos vitales se mantienen. Quizás despierte mañana o pasado mañana, o tal vez… pasen meses o años. En el peor de los casos… 3
-¿Quiere decir… que se convirtió en… un vegetal? susurró Victoria, con la tez volviéndosele gris, como si la esperanza se esfumara.
El médico asintió con seriedad.
-Sí… lamentablemente, sus heridas son muy graves. Hablamos de una fractura craneal en múltiples fragmentos, con sangrado masivo dentro del cráneo. Lamento mucho darles estas noticias, pero deben prepararse emocionalmente para cuidarlo a largo plazo.
La noticia cayó sobre los padres como un mazazo. Victoria soltó un llanto desesperado, dejándose caer al piso:
-¡Fernando, hijo mío… no! -Diego, sin fuerzas para sostenerla, se unió a su llanto, abrazándola.
En cuestión de horas, parecían haberse vuelto mucho más viejos. Luciana, al escucharlo, sintió su garganta cerrarse por la angustia.
– Fer… -su voz salió ronca y quebrada.
Con paso vacilante, se aproximó a ellos.
Señora… señor… lo siento tanto. De veras… fui yo quien puso a Fer en peligro. -Se arrodilló ante los padres de Fernando con los ojos anegados en lágrimas-. ¡Golpéenme castíguenme… Soy la culpable!
-¡Luciana! -exclamó Martina, intentando detenerla. Sin embargo, Luciana ya estaba hincada, hu cabeza con un gesto de culpa infinita.
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Para su sorpresa, Victoria la contuvo antes de que se postrara por completo.
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Capitulo 782
No… no hagas esto–sollozó, agarrándole las manos–o te lo reprocho, hija
Luciana levantó el rostro, incrédula.
-¿No me culpa?
-No podría, ni aunque quisiera
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gimió Victoria, con lágrimas por doquier-. Si Fernando no la culparía nunca, ¿ quién soy yo para culparte? El prefirió arriesgar su propia vida para salvarte, y ahora que está así, en coma… ¿ Cómo podemos dejarlo inconsciente y sentirnos tranquilos
Diego, abrazando a su esposa, asintió.
-En lo de ustedes, ya hemos cometido errores. Si no hubiera sido por nosotros, estarían casados desde hace tiempo, viviendo juntos y felices. Esa misma equivocación no la vamos a repetir–le aseguró a Luciana-. Nosotros no te culpamos, así que no te reproches nada. El verdadero culpable es quien hizo esto.
Luego dirigió una mirada a Martina.
-Hija, por favor, ayúdala a ponerse de pie. 1
-Sí, claro -respondió ella con prontitud, estirando la mano para sostener a Luciana—. Luciana, vamos, levántate.
Luciana apenas lograba articular palabra. Que no la culparan, que incluso la consolaran, solo hacía que la angustià en su pecho creciera. Se sentía tan culpable que apenas podía respirar. 1
Capitulo 783
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