La doctora a la que Paulina Romo habla consultado aún no respondía, pero la enfermera a su lado se adelantó y empezó platicar
-La paciente del cuarto 03 es una señora mayor. Ayer se desmayó por la presión alta, pero después de examinaria no le hallaron nada grave. En realidad, pudo haberse ido a casa el mismo día, pero su familia no se quedó tranquila y tercos, insistieron en que la dejaran internada dos días más para observarla.
-Esa señora es bien exigente, ni de broma quiso quedarse en una habitación normal: tenía que ser VIP. Su familia también llego con una actitud muy pesada. Y mire que las habitaciones VIP ya estaban todas apartadas estos días, pero como son parientes de alguien importante, ese señor metió mano y al final le quitaron la habitación a otra persona que ya la tenía reservada…
La enfermera no paraba de hablar, hasta que la doctora se aclaró la garganta, preocupada de que alguien escuchara demasiado, y así la enfermera se calló de inmediato.
O sea, ¿mañana ya se van?
Por lo que decían, Paulina se sintió menos preocupada de que su mamá, Yolanda Romo, se topara con gente de la familia Lobos o de la familia Saavedra en el hospital.
Sin embargo…
Lo que sí le inquietaba era que alguien con malas intenciones intentara molestar a su mamá a propósito.
Pensando en eso, Paulina miró con seriedad a la doctora y a la enfermera y les pidió:
-La verdad es que no ando bien de ánimo, no aguanto ningún tipo de sobresalto. Les encargo que estén atentos con las personas que entran y salen del cuarto de mi mamá. Salvo ustedes, que ya la conocen, y nosotros, los de la familia Romo, no quiero que nadie más entre a verla sin nuestro permiso.
-Y si alguien viene a preguntar por mi mamá, les pido que me avisen de inmediato.
La doctora asintió con seguridad:
-No se preocupe, señorita Paulina, así será.
Aunque la doctora le prometió estar al pendiente, Paulina no podía relajarse del todo.
Sabía que así como ella intentaba averiguar lo que pasaba con la familia Lobos y los Saavedra, seguro que ellos también estaban tratando de enterarse de todo lo que ocurría con ellas.
Lo que más temía era que ya supieran por qué estaban ahí…
Mientras tanto, en otra parte del hospital, la paciente era la abuelita Saavedra.
Pedro Lobos tenía compromisos, así que después de visitar a la abuelita Saavedra, se retiró.
Tal como Paulina había sospechado, en cuanto Pedro se fue, Rosalinda no tardó ni un minuto en contarle a la abuelita lo que había visto en el pasillo: se habían topado con Paulina y la abuelita Romo.
Ambas se pusieron a especular que la enferma seguramente era Yolanda.
Pero, ¿qué enfermedad tendría Yolanda?
Con la duda picándole, Rosalinda fue a preguntarle directamente a la enfermera que cuidaba a la abuelita Saavedra:
-Hace rato nos pareció ver a Baltazar. Si lograron que él viniera, es porque la paciente debe ser alguien de peso. ¿Sabe usted qué enfermedad tiene esa persona que hasta su familia hizo tanto escándalo para traer a Baltazar?
-Es una falla de varios órganos, la situación está grave.
Al escuchar eso, tanto Rosalinda como la abuelita Saavedra no pudieron evitar esbozar una sonrisa de satisfacción.
Lo que ellas sabían era que una falla de órganos de ese tipo tenía pocas probabilidades de mejoría.
Eso solo podía significar que Yolanda estaba…
Por si las dudas, Rosalinda preguntó de nuevo:
17:24
Sus familiares me resultan conocidos. ¿La paciente se apellida Romo? ¿Se llama Yolanda?
Si acaso la señora es conocida de ustedes?
Rosalinda sonrió, con un toque de malicia:
-Claro, somos viejas conocidas y enseguida agregó: Si es una falla de órganos, ¿entonces no le queda mucho tiempo, verdad?
-Eso era antes, pero como tienen dinero y poder, lograron traer a Baltazar. Dicen que él tiene manos milagrosas, y parece que ahora las probabilidades de que se recupere son bastante altas.
La expresión de Rosalinda y la abuelita Saavedra se volvió menos alegre al escuchar eso.
Cuando la enfermera se fue, Rosalinda no pudo evitar soltar una risa despectiva.
-Qué suerte tienen esas mujeres.
Y luego, con voz amarga, murmuró:
-Esa mocosa de Paulina, por andar con Jaime Burgos, sí que se ha sacado la lotería.
estaría…
Si Paulina no hubiera conocido a Jaime, seguro que Yolanda ya
Beatriz Saavedra guardó silencio, però se le marcaron las arrugas del enojo en la frente.