Capítulo 349
La policía y la ambulancia llegaron rápidamente.
Los dos delincuentes fueron rápidamente reducidos por la policía.
En el hospital, frente a la sala de emergencias,
Rosa y Lucía se mostraban llenas de preocupación y ansiedad.
Lucía caminaba de un lado a otro por el pasillo, murmurando una y otra vez: -La abogada Luisa estará bien, ella segurísimo estará bien…
Rosa seria y con los labios apretados, se apoyaba contra la pared, la mirada baja, sin pronunciar palabra.
Poco después, Miguel y Carla, que ya habían recibido la noticia, llegaron apresurados.
-¿Cómo está Luisita? -preguntó Miguel con urgencia, dirigiéndose a Rosa.
Rosa bajó la mirada con expresión de culpa y respondió con voz áspera: -La jefa Luisa recibió un disparo en el pecho. No sabemos si alcanzó el corazón, ella está en un estado muy delicado.
Al oír esto, Miguel tambaleó, casi sin poder sostenerse.
-¿Cómo pudo pasar esto? -preguntó, incrédulo, con los ojos muy abiertos y llenos de dolor.
-Fue por mi culpa… -intervino Lucía, con los ojos enrojecidos y la voz quebrada por los sollozos.- Desde ese ángulo, el disparo no iba dirigido a Luisa. Quien debía recibir el balazo era yo. Ella me empujó para salvarme, por eso ella fue quien recibió el disparo… Perdónenme todo es culpa mía…
-Jefe Miguel, esos tipos no eran delincuentes comunes. Rosa con gravedad dijo.- Luché contra ambos y está claro que eran sicarios bien entrenados. En la nuca de uno de ellos vi un tatuaje: ese tatuaje es de la banda más poderosa de Solévia.
Rosa sacó su celular y le mostró una foto a Miguel
La había tomado antes de que llegara la policía.
En ella aparecía el hombre que había caído inconsciente por el narcótico tras recibir una puñalada en la pierna; en la parte trasera del cuello tenía un tatuaje negro con forma de pistola.
Miguel observó la imagen y murmuró: -¿La banda más poderosa de Solévia? ¿No es esa…
Son los sujetos de Daniel. -interrumpió una voz fría antes de que Migu
Miguel levantó la vista al oírla.
Andrés se acercaba rápidamente, con el rostro sombrío.
udiera terminar.
Capitulo 349
-Esta vez fue mi error. -frunció el entrecejo. Daniel no está muerto. El supuesto cadáver hallado en las ruinas del campamento era el de un doble que había preparado desde antes.
-¿Otra vez Daniel? -Miguel respiraba con dificultad, lleno de ira. ¡Él no debería involucrar de nuevo a inocentes! El rencor que tiene con ustedes, la familia Martínez, ¿por qué arrastra también a mi familia? Luisita ya rompió contigo, dejó bien clara su distancia. ¿Por qué sigue metiéndose con ella?
Los ojos oscuros de Andrés se volvieron aún más profundos, y en su mirada se agitaba una tristeza intensa.–Por mí.
Perdón, señor Miguel. Agregó con voz grave y apagada.–Antes de las elecciones al cargo de primer ministro en Solévia, ya había puesto en marcha todo el plan. Viajé personalmente a Solévia para encargarme de Daniel. El plan, que parecía perfecto, había fallado por una minúscula grieta en el: entre mis hombres había un traidor que le avisó con antelación a Daniel. Él dejó un doble en Solévia y, disfrazado, escapó por un túnel.
-Nuestros hombres, en colaboración con el gobierno de Solévia, erradicaron por completo la influencia de Daniel allí. Pensamos que estaba muerto, que Luisita ya no corría peligro, por eso volví a acercarme a ella…
Daniel ya no tiene fuerza. Su ejército fue derrotado: muchos murieron, otros se rindieron. No tiene forma de volver a levantarse. Esta vez está completamente acorralado. Volvió a São Vitoriano solo para vengarse de mí, quiere arrastrarme con él a la tumba. Los dos delincuentes que atacaron a Luisita escaparon con él; ellos fueron enviados por Daniel para matarla. Daniel, por su parte, trajo a sus tipos para enfrentarse a mí.
Cuando Andrés terminó de hablar, Miguel se dio cuenta por fin de que él también estaba herido.
Vestía una camisa negra, y como la tela oscura absorbía el color, la sangre no se notaba fácilmente.
Pero había sangre escurriéndose hasta el dorso de su mano, roja y viva, destacando con fuerza sobre su piel blanca como el mármol.
Lucía también lo notó.