Capítulo 802
Tenía… hambre… no encuentro a mi mami… ¡Buaaa!
Cerro los ojos y rompió en llanto.
—¿Y tú por qué la asustas? –Luisa miró de reojo a Rosa- ¡Ahora la hiciste llorar! ¿Vas a calmarla tú?
-Yo… -Rosa se sintió totalmente acusada. Si apenas dije una Irase…
-Señor Guzmán.
-Señor Guzmán.
+25 BONUS
Ambas voltearon al mismo tiempo hacia Alejandro, quien guardab silencio. Al oír a la niña llorar, sintió que la cabeza le dolía aún más; se frotó la sien con impaciencia.
-Dice que no encuentra a su mamá, así que llamen al gerente de este sitio o avisen a la policía –comentó con un ademán.
-De acuerdo. -Luisa se agachó e intentó tomar a la pequeña en brazos-. Pequeña, ¿vienes conmigo? Te ayudaré a buscar a tu mami, ¿sí?
La niña miró fijamente a Luisa por unos instantes y negó con la cabeza.
-Ugh… -Rosa soltó una risita sarcástica-. Mira nada más, no le agradas. Siempre se ha dicho que los niños tienen la vista más limpia y saben distinguir a una buena persona de una mala. 1
—¿Tú…? —Luisa se sonrojó, incapaz de discutir con ella en presencia de Alejandro. Si se enzarzaban, sería un desgaste para
ambas.
Rosa siguió sin hacerle caso. Se dirigió a la pequeñita, alzó las manos en señal de paz y cariño.
-Oye, preciosa, ¿vienes conmigo? ¿Te tomo en brazos?
La pequeña volvió a negar con la cabeza, y Rosa se quedó con la mano extendida, pasando un momento incómodo.
-Ja–se burló Luisa-. Tampoco te quiere a ti, doctora Rosa. Quiza no seas tan buena como presumes. 3
Las dos se atacaban con indirectas, y Alejandro, agotado, se frotó el entrecejo con más fuerza. Quiso dar un paso para salir, pero…
-¿Uh? -bajó la vista y vio que la niña se había aferrado al dobladillo de su pantalón.
-¿Qué haces? -preguntó en voz baja, mirando a la pequeña con el ceño fruncido.
-Señor… —murmuró ella con esa vocecita tierna, alzando los brazos con las palmas abiertas.
Alejandro frunció todavía más el ceño.
-Jajaja… -Rosa no pudo contener una carcajada-. Parece que se inclina por el señor Guzmán. Vaya gusto que tiene la nena!
Pero él no tenía intenciones de cargarla. Intentó avanzar, y la niña volvió a sujetarse con fuerza de sus pantalones, mirándolo con esos ojazos suplicantes.
-Señor….4
El suspiro de Alejandro fue inevitable. Parecía que era imposible sacudírsela de encima. Sin más opción, sacó su celular. 1
¿Te sabes el número de tu mamá?
Por la apariencia, la chiquilla debía tener unos dos o tres años. ¿Sera capaz de recordarlo?
—Sí… —afirmó la niña, asintiendo con decisión. Hurgó en su mochilita y sacó una tarjeta. Aquí… Mami… núnu… Alejandro examinó la pequeña tarjeta guardada en un plástico adherido a la bolsa, una solución muy práctica para que no se
Capitulo 802
+25 BONUS
extraviara. “Vaya madre precavida“, pensó, “aunque un tanto descuidada por perder a su hija así“.
Marcó el número.
-¿Hola? -dijo una voz suave y tenue al otro lado de la línea.
Apenas escuchó esas palabras, Alejandro se quedó paralizado.
¡Esa voz…!
-¿Hola? ¿Quién habla? -insistió la voz. Al no escuchar respuesta agregó: ¿Te quedaste sin habla? Si no dices algo, voy a colgar… ¿Está bien? Cuelgo.
-¡Espera! -logró reaccionar Alejandro justo en el último segundo, con un timbre algo seco y distante-. Sube al séptimo piso, a la sala de descanso. Tu hija está aquí.