Capítulo 438
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Viendo que me rogaban tanto, realmente no pude rechazarlas y tuve que aceptar.
Encontré una tienda de artículos de lujo cercana, compré una pulsera, la hice envolver en una caja de regalo y cambié mi ruta hacia el lugar de la reunión.
Llegué tarde, la fiesta ya había comenzado y las velas del pastel estaban encendidas.
Alicia se veía muy bonita hoy. Rodeada de los buenos deseos de todos, pidió su deseo de cumpleaños y comenzó a cortar el pastel.
Con mi ánimo por los suelos, me senté a un lado bebiendo en silencio.
Sofía se acercó, me dio un codazo y dijo:
-¿Qué te pasa? Estás desanimada. Solo llevas unos días sin ver a tu amor y pareces haber perdido la mitad de tu vida.
Agité mi copa de vino, con la mirada cada vez más distante.
Cuando mi amiga terminó de hablar, respondí como en trance:
-Muy pronto, me costará la vida entera.
Frunciendo ligeramente el ceño preguntó:
-¿Qué quieres decir?
Eché la cabeza hacia atrás, bebí todo de un trago, y luego dije con el corazón como cenizas:
-Voy a terminar con él.
-¿Por qué? -Sofía se sorprendió mucho. Por suerte, todos estaban absortos cantando y bailando, nadie nos prestaba atención.
-María, has bebido demasiado, ¿qué estás diciendo? Cuando estuvieron en Milán, ¿no estaban locamente enamorados? ¿Por qué de repente quieres terminar? ¿Es porque se fue de viaje y no está contigo? -Sofía se enderezó y me miró seriamente.
-No es eso… -Negué con la cabeza, quedé en silencio un momento y selectivamente le conté sobre el asunto de Sergio-. Antonio engañó a Sergio para que fotografiara zonas militares restringidas y enviara las fotos a sitios web extranjeros. Lo arrestaron. Sabes lo grave que es esto. Esta tarde también me llamaron de Seguridad Nacional para interrogarme. Si no termino con Lucas, inevitablemente lo arrastraré a esto…
-¡¿Qué?! -Sofía estaba aún más sorprendida. ¡Antonio es un monstruo! ¡Lo hizo a propósito! ¡Solo quiere separarlos!
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-Sí, pero no podemos hacer nada. No puedo permitir que Lucas se vea involucrado en un caso de esta naturaleza. Tendría un enorme impacto negativo para él y para su familia.
Sofía me miró con compasión y simpatía, luego tomó mi brazo y lo apretó suavemente.
-Te entiendo… cuanto más amas a alguien, menos quieres causarle problemas. El señor Montero ya enfrenta bastante presión por estar contigo.
—Sí… -respondí, tomando la botella para servirme más vino.
Sofía intentó detenerme:
-No bebas más, te sentirás mal si te emborrachas. Y si el señor Montero regresa y te ve así, se preocupará aún más.
-Él… él también tiene problemas últimamente, me temo que no volverá pronto.
-¿Qué quieres decir?
Todavía no estaba borracha, sabía que no podía hablar de esto a la ligera, así que solo bebí más
vino.
Cuando sono mi teléfono, ya estaba entre consciente e inconsciente.
Sofía sacó mi teléfono y me empujó emocionada:
-¡María! ¡Es el señor Montero! ¡María!
Abrí los ojos y miré el teléfono que me ofrecía, mis ojos se abrieron de par en par.
¿Lucas me estaba llamando?
¡No habrá regresado!
Le arrebaté el teléfono.
-¡Hola!
-María, ¿no estás en casa?
La voz profunda y suave de Lucas llegó a mis oídos, sorprendiéndome tanto que me incorporé de golpe.
-¿Has vuelto?
–Sí, estoy en el apartamento. Toqué a la puerta y nadie respondió, pero escuché a Puppy ladrando.
Habló con tono divertido, y yo también pude escuchar los ladridos del perro.
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-Estoy fuera, pero voy para allá, ¡voy inmediatamente! -Me levanté con el teléfono en la mano y, por las prisas, casi me caigo. Por suerte, Sofía y otra amiga me sostuvieron.
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