Capítulo 451
El teléfono sonó con las súplicas desesperadas de Carmen al otro lado.
Llena de recelo, pregunté sin mucho interés: -¿Dónde están? ¿No se lo había llevado la policía para interrogarlo sobre el caso de los Martínez?
-Está gravemente enfermo, la policía lo dejó ir después del interrogatorio.
-Si ya estaba hospitalizado, ¿cómo es que de repente entró en coma?
-Ay… Carmen sollozó-. Todo es por culpa de Sergio, ese maldito Antonio lo incriminó y
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ha arruinado a Sergio…
Comprendí la situación.
La detención de Sergio por espionaje era un asunto extremadamente grave.
Mariano solo tenía este hijo, por supuesto que intentaría buscar contactos e influencias.
Pero con los Navarro en bancarrota, ¿quién le haría favores?
Probablemente, después de enfrentarse a negativas por todos lados, la angustia había empeorado su condición.
Ya te lo dije, si quieren que pague por su tratamiento, demuéstrenme su sinceridad. Que vaya al cementerio a arrodillarse ante la tumba de mi madre y pedir perdón. De lo contrario, yo…
-¡María! ¿Acaso no tienes humanidad? ¡Tu padre está muriendo y tú le pones estas condiciones! ¿De verdad vas a dejarlo morir? -antes de que pudiera terminar, Carmen comenzó a gritarme histéricamente.
Pero aun así, me mantuve tranquila.
Últimamente mi propia vida había sido un desastre, ¿cómo podría preocuparme por ellos?
Si no fuera por estos “parientes” tan despreciables, no estaría tan afectada por su culpa, ni me vería obligada a alejarme del hombre que amo.
Ellos me han arruinado la vida, ¿y ahora quieren que los salve?
-Carmen, escúchame bien. Durante todos estos años ustedes nunca cumplieron sus responsabilidades como padres, ¡y yo ya hice más que suficiente por ustedes! Deja de acosarme. La enfermedad de Mariano no tiene nada que ver conmigo. Si tienes dinero, paga su tratamiento; si no, ¡que se muera! Ese tipo de escoria humana solo desperdicia recursos al
estar vivo.
Cuando terminé de hablar, sin importarme su reacción, colgué inmediatamente y bloqueé el
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número de Carmen.
Con el silencio a mi alrededor, sentí una liberación sin precedentes.
Así que esto es lo que se siente al “cortar lazos familiares“.
Era como si hubiera estado atada por enredaderas y maleza que me arrastraban
constantemente hacia el fondo del agua. En medio de la desesperación y el ahogo, de repente todas las ataduras fueron cortadas, y todo mi ser se sintió instantáneamente más liviano, ¡ renacido!
De golpe hasta la respiración se volvió más profunda y libre.
Perder a Lucas me había ayudado a ver muchas cosas con mayor claridad.
Ya fuera gratitud o resentimiento.
Llevarlos grabados en el corazón solo significa aprisionarse a uno mismo.
A partir de ahora, no amaría a nadie, ni odiaría a nadie.
Comencé a ocuparme de la semana de la moda nacional.
Cada día llenaba mi mente con trabajo hasta el tope.
A las siete de la tarde, todavía estaba en la oficina discutiendo asuntos laborales con Mauro.
Al terminar, me levanté para irme, pero después de recoger mis cosas, lo encontré esperando afuera.
-¿Algo más? —miré mi teléfono y luego levanté la vista para preguntarle.
-Nada en particular, es solo que todos se han ido y temía que tú sola… pudieras asustarte Mauro me miró fijamente, hablando con cierta vacilación. Por su mirada, inmediatamente entendí lo que pasaba.
–
Estos días, desde que se había difundido la noticia de mi ruptura con Lucas, sus atenciones y preocupaciones por mí habían aumentado notablemente.
Rosa ya me había dicho que él estaba interesado en mí.
Antes, evidentemente se contenía por respeto a Lucas.
Y ahora que estaba soltera de nuevo, seguramente sentía que su oportunidad había llegado.
Pensando en esto, sonreí amablemente: -No es necesario, estoy acostumbrada a estar sola.
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Él sonrió sin decir nada, pero siguió acompañándome hacia el ascensor.
Mientras observaba los números descender lentamente, medité cuidadosamente qué decir.
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