Capítulo 498
–
¿Y eso qué importa? Hoy es nuestra noche de bodas -sonrió mientras se inclinaba para besarme, pero giré la cara con disgusto.
–
Qué fuerte olor a alcohol…
Él mismo se olió y también lo encontró desagradable.
Pensé que estaría impaciente, pero para mi sorpresa, se detuvo y me tomó de la mano para levantarnos.
–
Vamos a asearnos.
Claramente también tenía su vanidad y no quería que nuestro primer encuentro después de dos años separados dejara una mala impresión.
Quiso cargarme, pero yo temía que perdiera el equilibrio. Tras un pequeño forcejeo juguetón, finalmente logró tomarme en brazos.
– Ya te dije que no estoy borracho…
Sabiendo que era inevitable lo que sucedería esta tarde, no pude evitar recordarle:
–
Nuestro hijo sigue en el hospital con mi tía cuidándolo.
– Sí, después de que papá y mamá terminen sus asuntos, iremos a buscarlo.
–
Lucas, eres demasiado indecente…
Amar a mi esposa es el asunto más decente que existe.
Dos meses después.
Mi abuela partió tranquilamente una noche profunda.
Cuando, recibimos la llamada, Lucas y yo acabábamos de despertar. Él se había girado hacia mí, preparándose para hacer algo.
Al escuchar el teléfono y ver que era mi tía, tuve un presentimiento.
Al oír mi conversación, Lucas se levantó en silencio y se vistió rápidamente, colocando también mi ropa junto a la cama.
Colgué el teléfono, lo miré con expresión tranquila y dije:
–
Mi abuela se ha ido…
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Lo sé, te acompañaré al hospital.
Me ayudó a vestirme, y tardíamente reaccioné:
Estoy bien, puedo hacerlo sola.
Llegamos al hospital, donde ya estaban los pocos parientes que teníamos.
Mi tía me vio y se acercó con los ojos enrojecidos:
– La abuela se fue muy tranquila. Los médicos dicen que partió mientras dormía, sin sufrimiento.
Asentí y abracé a mi tía, consolándola suavemente.
En el camino al hospital, Lucas ya había contactado con la funeraria.
Se encargó personalmente de todos los arreglos del funeral.
Fue sencillo y discreto, pero no por ello menos solemne.
Un mes después, Jorge también falleció.
El funeral de los Montero fue extremadamente magnífico. Me coloqué junto a Lucas, en la sección reservada para la familia.
Muchos invitados parecieron sorprendidos al vernos así, pero lo aceptaron con naturalidad, guardando un respetuoso silencio.
Lucas estaba desconsolado, aunque como siempre, mantenía su característica compostura.
Por la noche, mientras le acompañaba en el velatorio, me dijo suavemente:
–
Fue mi abuelo quien te trajo a mi vida… por eso, aunque una vez nos separó, nunca le guardé rencor. Afortunadamente, regresaste a mi lado antes de que el anciano falleciera, y trajiste a nuestro hijo tan inteligente y adorable…
Lo escuché en silencio y, sin darme cuenta, mis lágrimas empezaron a caer.
Dos años después, volví a quedar embarazada.
Y tuve la fortuna de esperar gemelos.
Para entonces, mi nueva marca de ropa [MaSh] estaba abriéndose paso en el mercado, ganando reconocimiento gradualmente.
Entre los niños y mi carrera, me enfrenté nuevamente a una difícil elección.
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Sin dudarlo, Lucas me animó a seguir desarrollando mi carrera, mientras él hacía de guardaespaldas y chofer a tiempo completo, siguiéndome a todas partes, cuidándome.
Decía que quería compensar doblemente lo que había perdido durante mi primer embarazo.
Nueve meses después, di a luz sin complicaciones.
Recibimos con alegría a un par de princesas, sanas y adorables.
Toda la familia Montero estaba encantada y celebraron una elaborada fiesta por el primer mes
de las niñas.
Aunque Lucas y yo nunca celebramos una boda formal.
Pero todo nuestro círculo sabía que él me trataba con infinito cuidado y devoción.
La primera mitad de mi vida estuvo llena de altibajos y lazos familiares débiles.
Pero la segunda mitad ha sido de gloria y bendiciones.
Todo gracias a ese hombre llamado Lucas.
Si hay otra vida, deseo encontrarme con él mucho antes.
Y entonces, seré yo quien lo persiga a él. (10)
[Fin]
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