Capítulo 85
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Me costaba creerlo, pero esa letra era inconfundiblemente suya – jigual a la firma que usó cuando acordamos el préstamo de 5 millones durante aquella cena!
Dios mío… Mi mente se llenó de preguntas sin respuesta. ¿Cómo me había encontrado Lucas? Por qué me trajo a casa? ¿Cuándo se fue? Y esos fragmentos en mi memoria – los abrazos, el contacto cercano, incluso los besos… ¿Habían sido un sueño o realmente sucedieron?
Pero lo más sorprendente era que alguien de su posición social hubiera estado en mi pequeña cocina rentada, preparándome suero y desayuno. La impresión no se me pasaba.
Sin siquiera tomar agua, corrí a la cocina y efectivamente, la arrocera seguía en modo caliente. Al abrirla encontré el desayuno ya preparado. Sobre la estufa había una olla, la que uso normalmente para sopas. Al revisarla contenía el suero del que hablaba en la nota.
نے
Ah… Entre sorprendida y conmovida, me llevé una mano a la frente mientras miraba fijamente el caldo. ¿Alguien podía explicarme qué había pasado anoche?
Cuando me recuperé un poco, llamé inmediatamente a Sofía para preguntarle cómo había llegado a casa.
-¿Cómo voy a saberlo? Me dijeron que me tuvieron que cargar al auto–respondió sin energía, evidentemente también con resaca—. • ¿Qué pasa? ¿Tú tampoco recuerdas nada?
-No.
-Bueno, lo importante es que llegaste bien a casa -dijo Sofía despreocupada, pero después de una pausa preguntó―. ¿Qué sucede? ¿No me digas que te acostaste con alguien? ¿Con alguno de los chicos guapos de anoche…?
—No, nada de eso —negué rápidamente y añadí después de pensarlo. Parece que Lucas me trajo a casa anoche.
-¿Qué? —Sofía también se sorprendió-. ¿Quién? ¿Lucas? ¿Cómo sabía dónde estabas?
-Ni idea, pensé que tú con tus contactos lo habías invitado a mi fiesta.
-¡Imposible! Si hubiera podido invitarlo a él, ¿para qué traer a los otros chicos?
Tenía razón…
No me atreví a contarle a Sofía que Lucas me había cuidado y hasta había preparado sopa y suero antes de irse. Temía que empezara a especular que Lucas sentía algo por mí. No podía dejar que se esparcieran rumores sobre algo tan incierto – si llegaban a oídos del interesado, moriría de vergüenza.
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Capítulo 85
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Después de tomar el suero y el desayuno me sentí mucho mejor. Fui a recoger la manta del sofá y por casualidad vi un reloj sobre la mesa de centro.
Me quedé perpleja al recogerlo. Sin duda era de Lucas. Se lo había olvidado.
Era un Patek Philippe, muy elegante y hermoso, de gran valor. Mientras lo sostenía, mis dedos lo acariciaban inconscientemente y mi corazón empezó a acelerarse sin control.
Qué situación tan complicada. Me había mentalizado para mantener distancia con Lucas y los Montero – ¡y lo había logrado! Pero anoche terminamos encontrándonos de nuevo por casualidad, y encima él se rebajó a cuidarme.
Por cortesía debería llamarlo para agradecerle y devolverle el reloj. Pero al pensar en lo que pasó anoche, después de haberme alejado claramente de él… ¿No sería contradecirme completamente?
Camino a la oficina seguía dándole vueltas al asunto. Si Lucas se me acercaba y era amable conmigo porque quería aprovecharse de alguna manera, anoche cuando estaba inconsciente habría sido la oportunidad perfecta – pero no me hizo nada, al contrario, me cuidó toda la noche.
