Capítulo 11
El rostro de Renata se tornó de inmediato de un color pálido.
Antes de que pudiera responder, Andrea se alejó sin más.
Aunque Andrea respetaba la posición de Renata y no planeaba enfrentarse directamente con ella, eso no significaba que dejaría que cualquiera la pisoteara sin defenderse.
Subió las escaleras buscando a Bruno, pero en su lugar encontró a Francisco cuidando la puerta del estudio.
-¿Está el señor Bruno adentro? -preguntó al acercarse.
-El señor Bruno está ocupado -respondió Francisco con un tono que denotaba cierto respeto
hacia ella.
-Oh. -Incapaz de verlo en persona, Andrea se sintió un poco decepcionada-. Necesito ir a casa un momento, por favor, avísale al señor Bruno.
Esa mañana, su madrastra Camila la había llamado para que regresara a casa. Al principio no tenía intención de hacerlo, pero recordó que había dejado algo en casa que no estaba en su lugar adecuado, así que decidió ir.
Francisco asintió en señal de comprensión.
Al llegar a la casa de la familia Gómez, Andrea fue recibida por una mujer de mediana edad con una actitud amable y una sonrisa cálida.
-Andrea, ¿has vuelto? -dijo Camila, su madrastra, con palabras suaves y llenas de cariño.
Al ver la sonrisa de Camila, una sombra cruzó rápidamente por los ojos de Andrea.
Había sido engañada por esa cara durante tantos años, llegando a considerar a Camila como una madre a quien amar. ¡Qué ridículo!
Esbozando una sonrisa que carecía de calidez, Andrea respondió:
-Sí, ya estoy de vuelta.
Camila se detuvo un momento, sintiendo que el tono de su hijastra era extraño, como si estuviera frente a una persona completamente diferente. Sin embargo, al observarla más detenidamente, pareció que Andrea seguía siendo la misma persona ingenua y fácil de manejar de siempre. Debía estar imaginando cosas.
Camila señaló hacia Santiago, quien estaba con el ceño fruncido, y comentó con tono de reproche:
-¿Por qué estás peleando con tu papá? Ve a pedirle disculpas.
¿Disculpas?
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Capitulo 11
Andrea no sentía que tuviera que disculparse por nada, ni por haber rechazado las peticiones de Santiago ni por haber colgado el teléfono primero.
Camila nunca decía nada sin una intención oculta.
Si hubiera usado otras palabras, quizá en su vida anterior, cuando Andrea ansiaba el amor paterno, ella habría corrido a buscar a Santiago para disculparse.
Pero al decir “disculpas“, Camila parecía querer despertar su rebeldía a propósito.
¿Por qué su relación con Santiago era tan mala?
Camila había contribuido mucho a eso a lo largo de los años.
De todas formas, al regresar en el tiempo, Andrea había decidido que ese padre no le importaba.
Sin acercarse a Santiago, dijo:
-Voy a mi habitación a buscar algo.
Dicho esto, se dirigió a su habitación sin mirar atrás.
Camila suspiró con aparente resignación.
-Andrea está molesta, no te lo tomes a mal–dijo, provocando aún más la ira de Santiago, mientras una ligera sonrisa se dibujaba en los labios de Camila.
Ninguno de los dos pensó que hubiera algo extraño en Andrea, ya que solía desafiar a su padre
con frecuencia debido a su mala relación.
Andrea se detuvo frente a la puerta de su habitación, observando el mobiliario familiar y extraño al mismo tiempo, sintiendo una mezcla de emociones difíciles de describir.
Confiando en su memoria, comenzó a buscar en el armario donde solía guardar cosas.
Había dejado ahí algo muy importante: los apuntes de medicina que su madre le había dejado. Ese era el motivo de su visita hoy.
Los apuntes de su madre, que había sido una famosa médica, eran un tesoro que muchos deseaban. Mateo se había acercado a ella con la intención de obtener esos apuntes, siendo
uno de sus principales objetivos.
Jn momento después, su expresión cambió.
Los apuntes no estaban!
10:00 G