Capítulo 6
Mateo siempre encontraba excusas para no formalizar la relación con Andrea, y ella, ingenuamente, creía que él tenía verdaderas razones para actuar así en lugar de ver que solo estaba jugando con ella.
Al escuchar la respuesta de Andrea, Leticia quedó completamente sorprendida,
-¿Andrea no estaba perdidamente enamorada de Mateo? ¿Qué está pasando?
Intentó aconsejarla de nuevo, pero Andrea la miró con incredulidad.
-Leticia, ¿no decías que mi felicidad era lo más importante? Ahora quiero casarme con el señor Bruno, ¿por qué insistes en que huya con alguien más?
Leticia se detuvo, confundida.
-Yo pensé que te gustaba el señor Bruno…
-¿Quién dijo que me gusta? ¿Cómo podría compararse con el señor Bruno? ¡Él fue quien me persiguió y me dio pena rechazarlo! -Andrea respondió con fastidio.
Leticia permaneció en silencio.
-¿El señor Bruno no es suficiente para ti?
Andrea soltó una risa sarcástica. Aunque el título de señor Bruno sonaba prestigioso, y muchos intentaban ganarse su favor, la verdad era que el padre de Mateo no era más que un hijo ilegítimo de la familia Pérez, no reconocido oficialmente.
Un origen tan poco honorable solo sería admirado en un lugar como Santa Lucía del Mar, lejos de la metrópoli de Nueva Alborada.
-¿Crees que él está a mi altura? -preguntó con desdén.
Aunque la familia Gómez había decaído desde la muerte de su madre, Andrea no pensaba casarse con el hijo de un bastardo.
Al salir de Jardines de la Luna, Leticia todavía no podía creer lo que había escuchado.
¿Cómo es que Andrea, que siempre había sido tan fácil de convencer, ahora se volvía tan
difícil?
Después de deshacerse de Leticia, Andrea sabía que aún debía enfrentar a Bruno; temía que él creyera las palabras de Leticia y se distanciara de ella.
Justo cuando iba a explicarse, Renata la interrumpió con una pregunta.
-Señorita, ¿usted entró al cuarto del señor Bruno?
Andrea se detuvo.
Aunque Bruno no había hecho un escándalo por lo del albornoz, entrar a su habitación sin
1/2
19:07
Capituls 6
permiso era otro asunto.
Andrea, con una expresión inocente, respondió:
-Solo entré a tomar un baño…
-¿Por qué tuvo que ir precisamente al cuarto del señor Bruno para bañarse? -preguntó Renata con el ceño fruncido.
Andrea la miró.
-Porque en mi habitación no hay agua caliente. No sé qué pasó.
Bruno levantó la vista, mostrando su autoridad sin necesidad de levantar la voz, exigiendo una explicación a Renata sobre por qué la habitación que ella misma había asignado carecía de agua caliente.
El rostro de Renata cambió ligeramente. Anteriores esposas también habían sido objeto de pequeños sabotajes como este, pero Bruno nunca se había preocupado. Sin embargo, parecía que con Andrea era diferente.
-Voy a enviar a alguien para que lo revise. Fue un descuido mío–admitió Renata, aunque no estaba dispuesta a dejar pasar la oportunidad de incomodar a Andrea-. Pero aunque esa habitación no tuviera agua caliente, había muchas otras disponibles. ¿Por qué fue
especificamente al dormitorio del señor Bruno?
-Alguien me llevó allí -respondió Andrea, mirando hacia la sirvienta a su lado.
Recién regresada, Andrea no había captado de inmediato la situación, pero en Jardines de la Luna, Claudia debería haber sabido los límites de Bruno.
Especialmente porque no le llevaron la ropa que pidió, obligándola a usar la de Bruno. Todo parecía intencional.
Claudia se puso pálida, las lágrimas amenazaban con brotar, y de repente cayó de rodillas.
-Señor Bruno, ¡yo no lo hice! Le indiqué a la señora el cuarto contiguo, no sé cómo terminó en su habitación.
Renata intervino:
-Señor Bruno, Claudia es una niña muy honesta, no mentiría.
Al escuchar a Renata defender a Claudia, Andrea supo que sería difícil castigarla hoy. Renatal tenía una posición muy respetada ante Bruno.
Así que Andrea decidió no insistir más y, mirando al apuesto hombre frente a ella, dijo con un tono de leve indignación:
-¿Acaso no soy ya tu esposa? ¿No puedo entrar a tu habitación?
2/2