Capítulo 143
Ahora eran las ocho y cincuenta, Adriana llegó diez minutos antes y no tenía prisa, así que decidió esperar en su auto. El segundero avanzaba lentamente, seguido por el minutero, hasta que pronto, llegó la hora: las nueve en punto.
Adriana bajó del auto, notando que en la entrada del registro civil solo había parejas entrando y saliendo, pero no había ni rastro de Rodrigo, lo que le resultó curioso. ¿Alguien tan puntual como Rodrigo, llegando tarde?
De todas formas, solo había pasado un minuto desde la hora acordada, así que no se preocupó. Encontró una sombra bajo un árbol y continuó esperando.
Pasaron otros diez minutos y Rodrigo seguía sin aparecer. Adriana sacó su teléfono y decidió llamarlo.
“Lo sentimos, su llamada no puede ser atendida en este momento. Por favor deje su mensaje después del…”
El tono de llamada continuó durante varios segundos hasta que se activó el mensaje de buzón
de voz.
Adriana frunció el ceño, incapaz de entender qué le pasaba a Rodrigo. No solo llegaba tarde, sino que tampoco respondía el teléfono. ¿Acaso no tenía el móvil cerca? ¿Le habría surgido algo urgente antes de salir de casa?
Adriana pensó que era muy probable, ya que Rodrigo era un hombre muy ocupado y que surgieran situaciones urgentes era algo normal. Trató de calmar su creciente ansiedad, planeando distraerse con algo mientras continuaba esperando.
Pronto el minutero avanzó otros diez minutos, ya eran las nueve y veinte, pero Rodrigo todavía no aparecía, Adriana pensó que eso ya era inaceptable. Incluso si le había surgido algo urgente, ¿no pudo haberle enviado un mensaje de texto?
Así que, decidió llamar directamente a César.
César contestó rápidamente: “Señora, ¿en qué puedo ayudarla?”
Adriana no se molestó en corregir su forma de dirigirse a ella y preguntó directamente: “¿Qué está haciendo el Sr. Suárez que aún no ha salido?”
Hubo una pausa en la línea antes de que César respondiera con cautela: “El Sr. Suárez está trabajando en su oficina.”
“¿Tiene algún asunto urgente que atender?” Preguntó Adriana. “Si no está tan ocupado, ¿podrías pasarle el teléfono?”
La voz de César sonó aún más cuidadosa: “El Sr. Suárez no tiene nada urgentes. Solo está trabajando normalmente.”
Esa respuesta dejó a Adriana perpleja. Si Rodrigo solo estaba trabajando normalmente,
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¿entonces por qué la había dejado plantada por más de veinte minutos?
Y si estaba trabajando, significaba que su teléfono debía estar cerca. ¿Por qué no le contestó?
“¿Podrías pasarle el teléfono un momento? Por favor. Quisiera hablar con él.
“Claro, un momento, por favor.”
Adriana escuchó el sonido de ropas rozándose, como si César hubiera guardado el teléfono en su bolsillo, seguido de un silencio total.
Aproximadamente un minuto después, el sonido de las ropas volvió, y la voz de César se escucho de nuevo: “Lo siento mucho, señora. El Sr. Suárez no desea contestar su llamada.”
Adriana quedó boquiabierta. “¿Por qué no quiere contestar? ¿Te dio alguna razón?”
“Lo siento, señora. El Sr. Suárez no dio ninguna razón, solo dijo que no contestaría.”
“Bien, eso es todo. Gracias, puedes volver a lo tuyo.” Adriana colgó.
Con sus dedos apretando el teléfono, su mente se llenó de preguntas y un poco de enojo. Había pensado que Rodrigo la dejó plantada debido a alguna emergencia, pero parecía que simplemente no quería tratar con ella.
¿Qué significaba eso? ¿Le molestaba tanto que quería darle una lección?
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