Capítulo 184
No quería ir, pero Rodrigo dijo que era la única condición para aceptar el divorcio, así que si no iba esa noche, ¿realmente no podría divorciarse?
No, las cosas no deberían ser tan absolutas, seguramente habría otra manera… ¿cierto?
Después de estar sentada frente a la computadora un rato más, alrededor de las siete y cincuenta, recibió un mensaje de Rodrigo: [Quedan diez minutos, ¿ya llegaste?]
Adriana apretó los dientes y escribió: [¡No he llegado! No tengo intención de ir.]
Pero justo antes de enviar el mensaje, se detuvo, temiendo que su impulsividad lo hiciera enfurecer, borró cada palabra con cuidado y no envió nada.
Pronto, pasaron las ocho y llegó el segundo mensaje de Rodrigo: [Llegaste tarde.]
Dos palabras simples que no revelaban un tono, pero Adriana inexplicablemente sintió que él estaba disgustado. Bueno, si no estaba contento, que no lo estuviese, ¿qué podría hacerle realmente?
Originalmente no quería ir en un 95%, pero ahora ya era un 99%.
Como dice el dicho, “donde hay voluntad, hay un camino“. Ella quería divorciarse de Rodrigo, así que no podía ser que no hubiera forma alguna. Si fuese necesario, podría pedirle ayuda a Fabiana, ¿verdad? Llegados a ese punto, Adriana ya tenía una actitud de “lo que sea“.
Pero a las ocho y media, Rodrigo envió otro mensaje: [Te daré otra oportunidad, llega antes de las nueve.]
Al ver el mensaje, Adriana apretó el teléfono en su mano y finalmente respondió: [No voy a ir, no me esperes.]
La respuesta de Rodrigo llegó rápidamente: [No me importa si no vienes, pero ya te dije, esta es la única condición para el divorcio.]
Su tono era muy calmado, pero Adriana detectó una tormenta oculta bajo esa calma, ¿acaso estaba siendo demasiado sensible?
Rememoró lo que la gente decía de Rodrigo; todos proclamaban que era un hombre excepcional, con grandes habilidades y conexiones, pero despiadado en momentos críticos…
No, no, ¿qué estaba pensando?
Esas eran opiniones de su vida profesional, en su vida personal no necesariamente era así, ¿verdad?
Adriana se sintió inquieta al instante. Si le hubiesen preguntado antes, sin duda habría dicho que en su vida personal, Rodrigo era una buena persona, pero ahora ya no pensaba así; era malo, autoritario y dominante, incluso un poco descarado. Esa era la impresión reciente que Rodrigo le había dejado. Entonces, ¿cómo era realmente en su vida personal?
15.47
Capítulo 184
Él dijo que le estaba dando otra oportunidad, ¿realmente era su única oportunidad?
Mirando el cielo nocturno azul oscuro afuera de la ventana, el corazón de Adriana, que había estado en calma, lentamente se llenó de ansiedad.
Escuchó un zumbido, su teléfono vibró una vez más, y vio un quinto mensaje de Rodrigo: [Son las ocho cuarenta y cinco, aún no llegas, ¿quieres ser mi esposa para siempre?]
Inmediatamente le siguió un sexto: [Adriana, ¿crees que estoy bromeando contigo?]
Ella se levantó de la silla de un salto.
Quizás fue la amenaza implícita de Rodrigo, o tal vez realmente tenía miedo. De cualquier manera, cambió de opinión casi al instante. Miró el reloj, ya eran las ocho cuarenta y seis, quedaban catorce minutos para el plazo final que le había dado.
No tuvo tiempo de arreglarse, simplemente tomó su teléfono, llaves y salió corriendo.
El Hotel Mundo Azul no estaba lejos de su casa, pero bajar, pedir un taxi, registrarse en la recepción y esperar el ascensor, todo eso tomaba tiempo, así que cuando llegó a la suite presidencial del último piso, ya había pasado un buen rato desde que salió de casa.
Respirando levemente agitada, golpeó la puerta frente a ella.
“Toc, toc, toc.”
15:17
