Capítulo 197
“Rodrigo debe tener algo importante que hablar con la Srta. Noriega, ya que aún tienen una relación legal. Llévala con él, por favor. Más tarde tomaré un taxi para volver a casa. Por favor, dile a Rodrigo que no se preocupe por mí.”
“De acuerdo, le transmitiré su mensaje, Srta. Martínez.” Después de decir eso, César miró a Adriana con una sonrisa más sincera. “Señora, vamos.”
Adriana no se movió. “¿Para qué me busca Rodrigo?”
“El Sr. Suárez no dijo.”
“Espera un momento.” Adriana asintió hacia César, se apartó un poco y llamó a Rodrigo, pero incluso después de varios intentos nadie contestó. Pensó por un momento, y como ir al hospital no le costaba mucho esfuerzo, regresó hasta donde estaba César y dijo: “Vamos.”
En la habitación del hospital, Rodrigo estaba sentado en la cama, mirando una tableta mientras su teléfono se cargaba en la mesita de noche.
Adriana entró, echó un vistazo a su teléfono y preguntó: “Rodrigo, ¿para qué me querías ver?”
Él tenía la mano derecha vendada y sostenía la tableta con la izquierda. Levantó la cabeza y dijo: “Necesito que vengas a cuidarme durante unos días. No es necesario que estés aquí todo el tiempo, con que vengas dos veces al día es suficiente.”
¿Cuidarlo?
Adriana pensó que Rodrigo quería verla por algo importante, pero resultó que solo quería que lo cuidara. Se sintió un poco enfadada y replicó: “Sr. Suárez, no me parece apropiado que yo haga este tipo de tareas personales, sería mejor que la Srta. Martínez lo hiciera.”
“Sería aún menos apropiado que ella lo hiciera,” respondió Rodrigo con calma. “Después de todo, no estamos divorciados, oficialmente seguimos siendo esposos, así que sería incómodo que otras personas entraran y salieran.”
Adriana estaba algo sorprendida.
Inicialmente, Las palabras de Rodrigo parecían ser correctas, pero al analizarlas bien, estaban llenas de fallas lógicas. Entonces, ¿por qué estaba haciendo eso?
¿Pensaba que como aún no se habían divorciado, si ella iba a cuidarlo nadie diría nada, pero si Fabiana venía, la gente la llamaría intrusa?
Sí, definitivamente era eso. Rodrigo no quería que Adriana fuese a cuidarlo, solo temía que alguien hablara mal de Fabiana. Después de entender eso, Adriana se enfadó aún más.
“¿Qué pasa?” Preguntó Rodrigo, “¿No estás dispuesta?”
“Esta es una compensación para ti.” Rodrigo le pasó una tarjeta.
Adriana la miró; era una tarjeta bancaria, con un código de seis dígitos pegado en la parte
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trasera, muy fácil de recordar, sin embargo, no la tomó de inmediato.
Levantó la mirada y preguntó directamente. “¿Qué significa esto?”
Por alguna razón, tenía una sensación de haber sido insultada.
Rodrigo sabía que ella había malinterpretado la situación y explicó: “Esta es tu remuneración por el trabajo, no tiene ningún otro significado, no pienses mal.”
¿Remuneración por el trabajo?
Adriana pensó que esa expresión sonaba rara, ¿acaso ahora estaban en una relación de empleo?
Pensó por un momento y dijo: “No quiero ser tu cuidadora, por favor busca a otra persona.”
Su tono fue frío, pero a Rodrigo no le importó y respondió: “Necesito a alguien que me cuide, y tú eres la más adecuada, quédate.”
Adriana no entendía por qué él decía que era “la más adecuada,” nunca había trabajado como cuidadora y no conocía bien a Rodrigo. Además, lo más importante era que él tenía poder y dinero, ¿por qué no podía encontrar a una enfermera adecuada? ¿Quería que lo atendiera solo porque llevaba el título de su esposa?
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