Capítulo 239
Noé susurró: “Me lo contó antes de casarse, en ese momento su familia había organizado su matrimonio con esa persona y al principio, ella se resistió a la idea, pero su padre la amenazó con quitarse la vida, así que aceptó. Después, me llamó para decirme que terminábamos. Yo estaba grabando una película en ese momento, así que le pedí permiso al director y volé de inmediato, para buscarla. Estuve tres días tratando persuadir a su familia, pero no aceptaron nuestra relación y al final, tuve que volver.”
“¿Por qué no estaban de acuerdo?” Cecilia se sorprendió, “¡Si te ves como una buena persona!”
“Ellos creen que siendo actor en Solara, con todo lo que pasa aquí, seguramente he adquirido malos hábitos y por eso, no querían que estuviéramos juntos. Ella es una buena hija, muy obediente con sus padres. Aunque sabe que sus ideas son anticuadas, decidió seguir sus
deseos.”
“Ya veo.” Respondió Cecilia con un tono incómodo. “Ella te informó inmediatamente después de tomar la decisión y no te ocultó nada. Eso dice que es una buena chica, solo que demasiado obediente. Pero ya no hay nada que hacer, ya está casada, así que lo mejor sería olvidarla rápido.”
Noé asintió: “Haré lo posible por olvidarla.
En un salón privado con poca luz, Rodrigo y Rubén estaban sentados en el centro del sofá, rodeados de algunos hombres de familias adineradas de Solara, como Joel Suárez y Diego Zelaya, primo de Rubén. Todos bebían y charlaban animadamente, excepto Rodrigo, que desde que llegó había hablado poco y bebido aún menos, solo estaba sentado en el sofá, sumido en sus pensamientos.
Se oyó un golpe en la puerta, Rubén dijo “adelante“, y el dueño del club entró con varias chicas vestidas de manera provocativa, empujándolas suavemente hacia los hombres:
“Acompañen a estos caballeros a beber y conversar, son personas importantes, así que hagan su mejor esfuerzo.”
Luego, el dueño sonrió a los hombres en la habitación, pidiéndoles que disfrutaran y lo llamaran si necesitaban algo, después salió del salón.
Las chicas, todas veteranas en el lugar, se distribuyeron alrededor de los chicos, llenando sus copas con destreza, en seguida, las palabras halagadoras comenzaron a fluir, animando rápidamente el ambiente.
La chica que se sentó junto a Rodrigo llevaba un vestido plateado ajustado, con un maquillaje muy cargado y evidentes marcas de cirugía, pero en general, era atractiva. Sin embargo, él no soportaba el fuerte aroma de su perfume ni apreciaba su maquillaje tan pesado.
La chica se presentó como Luna, y al sentarse le sirvió una copa de vino, llamándolo Sr. Suárez, diciendo que lo había visto en las noticias de economía y que en persona era aún más guapo
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que en las fotos.
Rodrigo asintió ligeramente, señalando la mesa con la barbilla, la chica entendió que él no bebía, así que con habilidad, dejó la copa sobre la mesa.
Rodrigo mantuvo un semblante distante, por lo que Luna no se atrevió a acercarse demasiado, aunque no dejaba de hablarle. No obstante, decía varias frases, y él apenas respondía con uno o dos monosílabos de manera fría. Mientras que las demás chicas hablaban con los otros hombres, y estos respondían efusivamente, creando un intercambio animado.
Solo Rodrigo se mantenía indiferente, por lo que su interacción con Luna se convirtió en una especie de espectáculo, hasta que el rostro de la chica comenzó a mostrar incomodidad.
Después de varias rondas de bebida, la mitad de los hombres en el salón estaban ebrios, y los que no, tampoco estaban completamente lúcidos.