Capítulo 24
Rodrigo sintió cómo su manzana de Adán se movía, su reacción física se hizo más evidente.
Fue tan sorprendente que, incluso con la ropa puesta, Adriana lo notó de inmediato y rápidamente, se cubrió los ojos con la sábana, sintiéndose avergonzada e incómoda en extremo.
Quería decirle a Rodrigo que se fuera, pero justo cuando estaba a punto de hacerlo, se dio cuenta de que estaban en casa de su familia, lo cual no sería apropiado, así que se escondió bajo la sábana y murmuró: “¿Qué tal si salgo un momento y tú descansas?”
En ese punto, ambos eran adultos conscientes de lo que estaba ocurriendo, hubo algo en la comida o bebida que consumieron, lo que los hizo sentir ese impulso incontrolable. Pero, ¿quién había planeado eso?
Rodrigo frunció el ceño involuntariamente: “¿Adónde piensas ir?”
Su primera reacción fue pensar que, al fin y al cabo, Adriana era su esposa, si alguien más la veía en ese estado tan atractivo, sería inaceptable.
Ella mordió su labio, murmurando: “Entonces, ¿por qué no vas al baño?”
Fue una sugerencia sutil para que él pudiera resolver el asunto por su cuenta, en el baño. Sin embargo, Rodrigo estaba pensando en otra cosa: ¿quién había puesto algo en su comida o bebida?
Sus tíos no tendrían el valor ni la necesidad de hacerlo, así que, ¿fue su abuelo?
Sacó su teléfono y llamó a Eric, pero el teléfono estaba apagado. En ese momento tan crucial, el hecho de que Eric tuviera el teléfono apagado era muy sospechoso, por lo que Rodrigo dejó caer una mirada sombría: “¡Vaya, el abuelo tiene agallas!”
Aunque su mirada aún reflejaba deseo, su voz se tornó fría, claramente estaba enfurecido con Eric por intentar emparejarlo con Adriana.
Adriana no esperaba que pasara nada entre ellos, pero el cambio repentino en su actitud la entristeció.
En ese momento, Rodrigo recibió un mensaje de Eric: “No te contengas nieto querido, no te vayas a hacer daño, ¿entendido?”
Eric también le envió un mensaje similar a Adriana, aunque más sutil, lo que la hizo sentir incómoda.
Rodrigo, que antes mostraba interés, ahora parecía completamente despierto. Aunque su cuerpo todavía reaccionaba, su mirada era fría; ese hombre realmente podía ser intimidante. “Me daré una ducha rápida y enseguida salgo.”
Quizá, debido a que Adriana era mujer, su reacción había disminuido mucho y ya estaba casi normal, así que Rodrigo fue a tomar una ducha de agua fría sin preocuparse por ella.
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Captulo 24
El sonido del agua llenó el baño, mientras que Adriana miraba fijamente el techo oscuro, algo perdida. A pesar de que Rodrigo estaba tan incómodo, se resistió a tocarla; ¿era porque detestaba su apariencia o porque quería mantenerse fiel a Fabiana?
Mientras tanto, bajo la ducha, sintiendo el agua fría en su piel caliente, Rodrigo tenía otras imágenes en su mente; de niño, su padre solía llevar a casa a una mujer tras otra.
Esas imágenes de cuerpos desnudos entrelazados eran repulsivas y a veces, sin querer, salía de su habitación y se topaba con esos escenarios. Luego, la escena cambió a la vez que se encontró con Adriana saliendo del baño sin ropa.
Ese recuerdo, aunque breve, era profundo.
Recordó que aquel día, yacía en el suelo frío con los ojos cerrados, sintiendo las manos cálidas de Adriana sobre él, avivando el fuego con su toque.
