Capítulo 255
“Y para ser honesta, el corazón de Rubén no está conmigo. Incluso si alejo a Dolores, siempre habrá otras mujeres a su alrededor, así que dejémoslo así. Si realmente quiere algo con Dolores, no me importa, quizás ya hay algo entre ellos. De todas formas, en el futuro seremos una pareja abierta, cada uno por su lado, me basta con el título de su esposa.”
Para otros, las palabras de Cecilia podrían ser chocantes, y no entenderían por qué tomó esa decisión, pero Adriana lo comprendía perfectamente.
A nivel emocional, Cecilia claramente no podía dejar a Rubén, pero al verlo con otras personas, se sentía frustrada y herida. Así que, en el ámbito físico, no mantendrían la fidelidad, pero aún le gustaba Rubén, y con el título de esposa le era suficiente.
“Está bien así,” dijo Adriana, “Pero si Rubén realmente está con otra mujer, podrías enojarte. Debes prepararte mentalmente. Aunque tal vez, para ese momento ya tengas a otro hombre, todos somos un poco hipócritas.”
Cecilia sonrió y asintió: “De acuerdo, seguiré el consejo de la gran guionista.”
Las dos se rieron y charlaron en el sofá un rato, pronto llegó la comida que habían pedido. Esperaban que fuera un camarero quien la entregara, pero se sorprendieron al ver a Rubén empujando el carrito. Al verlo, el rostro de Cecilia se tornó indiferente.
Rubén le preguntó: “¿Estás segura de que quieres comer aquí?”
Luego añadió: “La mesa de abajo ya está lista, es nueva y con todo lo que te gusta.”
Cecilia negó con la cabeza: “No, está bien, comeré con Adri.”
“Adriana ya ha comido.” Dijo Rubén.
Adriana respondió rápidamente: “No importa, puedo comer un poco más.”
Cecilia le sonrió, tomó el carrito y cerró la puerta de la suite.
Durante la siguiente media jornada, Adriana estuvo con Cecilia en la suite sin salir. Rubén llamó varias veces, y cada vez Cecilia respondía brevemente y colgaba.
Alrededor de las ocho de la noche, Rubén finalmente terminó sus compromisos y fue a tocar la puerta de la suite, pero fue Adriana quien abrió la puerta, y la puerta del cuarto de Cecilia
estaba cerrada, por lo que su expresión no era buena.
“¿Ella está adentro?” Preguntó.
Luego, dio un paso adelante para entrar.
Adriana lo detuvo de inmediato, diciendo con firmeza: “Ceci está adentro, pero ya va a descansar. Si tiene algo que decirle, hágalo mañana.”
Rubén frunció el ceño y dijo en voz alta: “Déjame pasar o llámala, tengo algo que decirle.”
Capitulo 255
Su tono era malo; estaba conteniendo su enojo al hablar con Adriana.
Esa tarde llegaron todos los invitados, y Rubén había estado ocupado atendiéndolos. Varias veces quiso que Cecilia saliera, pero ella siempre decía que estaba cansada o indispuesta, y se negaba a salir. Ahora que todo había terminado, Rubén por fin tenía tiempo para hablar, pero
Cecilia seguía sin querer verlo, y eso lo irritaba.
Adriana mantuvo su postura: “Ceci ya está descansando. Ha estado muy cansada estos días y realmente no quiere ver a nadie. Si quisiera, ya habría salido.”
La última frase fue como prender una mecha, por lo que Rubén explotó.
“Mañana nos casamos, ella está a punto de ser mi esposa, ¡¿por qué se esconde y no quiere verme?!”
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