Capítulo 259
Ella avanzó con pasos firmes y decididos, dirigiéndose directamente hacia Adriana con una actitud amenazante.
De repente, Adriana sintió un poco de miedo y retrocedió dos pasos, sin saber cómo enfrentar a
Fabiana.
Aprovechando la situación, Rodrigo se movió a un lado para interponerse entre ellas. Sus ojos oscuros como el carbón miraban fijamente a Fabiana, y su rostro estaba tan sombrío que parecía que podría gotear oscuridad.
Fabiana se detuvo frente a él. Apenas un instante atrás, estaba llena de ira, pero al siguiente, sus lágrimas comenzaron a caer mientras decía con tristeza: “Rodrigo, ¿qué están haciendo? ¿Cómo pudiste besarla?”
Rodrigo era muy alto, y Adriana detrás de él, casi no podía ver a Fabiana, pero con solo escucharla ya se sentía avergonzada e incómoda. Aunque fue él quien la besó, y técnicamente ella era una víctima, ser sorprendida por la novia oficial tras un beso, la hizo sentir tan avergonzada que deseaba que la tierra se la tragara. Miró a su alrededor y rápidamente se dio cuenta de que ya no tenía nada que decir en esa situación, así que se dio la vuelta y salió corriendo.
Rodrigo observó la figura de Adriana mientras huía, su mirada era profunda y sin darse cuenta, sus pies se movieron un poco hacia la dirección en la que ella había corrido, algo que Fabiana notó de inmediato y lo detuvo.
“Rodrigo, ¿por qué haces esto…?” Para ella, era difícil creer lo que estaba sucediendo.
Anteriormente, en la azotea del hotel, Rodrigo también había besado a Adriana. Pero en aquel momento, él había creído erróneamente que Adriana lo había traicionado, y ese beso fue una reacción de posesión al ser su esposo, lo cual era comprensible. Ahora que ambos estaban divorciados, Rodrigo no tenía ninguna razón para besarla, ¿por qué lo hizo entonces? ¿Acaso le gustaba Adriana?
¡No, eso era imposible!
Adriana era tan poco atractiva, ¿cómo podría un hombre como Rodrigo interesarse en ella?
Los labios de Fabiana temblaban, pero no sabía qué decir.
El rostro de Rodrigo seguía siendo serio mientras decía: “Es tarde, deberías volver a tu habitación.”
¿Eso significaba que no tenía intención de darle una explicación?
Claro, Rodrigo nunca le había dado a Fabiana ningún título oficial. En algún momento, creyendo que ella fue quien lo había salvado, le había dado muchas riquezas como agradecimiento, pero nunca le prometió nada más. Un mes después, cuando ella apareció con un examen de embarazo, Rodrigo quería deshacerse del bebé, pero tras sus lágrimas y súplicas, accedió,
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Capitulo 259
aunque solo a criarlo juntos, nada más.
Sin embargo, ella no estaba satisfecha, quería más que solo ser “la madre del hijo del Sr. Suárez“. Aun así, era evidente que Rodrigo no tenía intención de casarse con ella, y su frialdad en ese momento sugería que estaba molesto porque había interrumpido su momento con Adriana, culpándola a ella.
En un momento de rabia, Fabiana deseó poder estrangular a Adriana. Pero enfurecerse sin poder hacer nada no le serviría a sus propósitos, solo la haría perder la compostura, tenía que pensar en otra estrategia.
De repente, sus ojos se movieron rápidamente y se agarró el vientre, cayendo al suelo mientras gritaba: “Rodrigo, mi vientre, me duele mucho…”
Él frunció el ceño ligeramente y la levantó en brazos: “¿Qué te pasa?”
“Me duele el vientre, tal vez el cambio emocional fue demasiado intenso y me causó contracciones. Rodrigo, ¿podrías llevarme a mi habitación?”
El rostro de Fabiana estaba muy blanco y su piel blanca contrastaba con sus labios rojos, haciendo que pareciera aún más pálida. Tenía gotas de sudor en la frente, y realmente parecía
estar sufriendo.
Rodrigo la llevó afuera y subió al tercer piso hasta su habitación, donde la acostó y de inmediato, llamó a un médico.
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