Capítulo 276
Al verlas subir las escaleras con entusiasmo, Rubén las detuvo con firmeza: “¡No!”
Luego, agarró el brazo de Cecilia: “¡Tú te vienes conmigo a casa!”
Cecilia lo miró con molestia: “Déjame, solo me quedaré con Ceci una noche, no es que no vaya a volver. Mañana por la mañana regresaré a casa.”
“Aun así, no puedes.” Rubén no dejó espacio para la negociación, “Estás casada y no puedes quedarte fuera.”
Cecilia lo miró con incredulidad: “¿Qué quieres decir con que no puedo quedarme fuera porque estoy casada? ¿Saliste de la Edad Media?”
Ese comentario dejó a Rubén sin palabras, pero su rostro aún reflejaba descontento. Justo cuando iba a responder, su teléfono sonó, así que atendió: “¿Hola?”
“¡Ruby! ¿Dónde estás? Necesito que me ayudes con algo, ¿puedes venir?”
Del otro lado, la voz ansiosa de Dolores se escuchó con claridad, y como el vestíbulo estaba relativamente tranquilo, Cecilia, Adriana y los demás, también pudieron oírlo.
Cecilia esbozó una sonrisa sarcástica y tomando el brazo de su amiga, le dijo: “Déjalo, subamos.”
Adriana le lanzó una mirada desaprobadora a Rubén, notando que él sostenía el teléfono con una expresión seria, claramente estaba más interesado en la llamada que en lo que pasaba allí. Con una creciente frustración, Adriana se dio la vuelta, llevando a Cecilia consigo.
Detrás de ellas, Rubén continuó hablando por teléfono, sin intentar detenerlas.
Una vez en la habitación, Cecilia se rio con amargura: “Mira, parece que me ha prestado más atención estos días, pero en realidad, su prioridad sigue siendo otra. Eso no va a cambiar.”
Adriana también estaba molesta, pero como Cecilia no planeaba hacer nada al respecto, no quiso insistir: “Entonces, ignóralo. Que se las arreglen ellos solos.”
“Exacto, que se las arreglen ellos solos.”
En ese momento, el teléfono de Adriana vibró; era un mensaje de WhatsApp de Rodrigo.
Recordando que Rubén había dejado de prestarle atención a Cecilia tras la llamada de Dolores, Adriana se sintió aún más irritada y decidió no ver el mensaje de Rodrigo. Se quitó la chaqueta y la arrojó sobre una silla, diciendo: “Estoy agotada, Ceci, vayamos a bañarnos y luego a dormir.”
“Bien, Adri, tú primero. Así terminas antes y descansas temprano.”
Cecilia, siempre consciente de que Adriana estaba embarazada, quería que descansara lo antes posible, por lo que ella no se hizo de rogar y fue al baño con su toalla y pijama.
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Capítulo 276
Mientras Adriana se duchaba, Cecilia se sentó a mirar su teléfono y notó que Rubén le había enviado un mensaje dos minutos antes: “Tengo que irme por un asunto, vuelve a casa mañana temprano. Si necesitas algo, contacta a mi asistente.”
Una ola de frustración y resentimiento la inundó; ¿si necesitaba algo, debía contactar a su asistente? ¿Dolores podía llamarlo directamente para pedirle ayuda, pero ella debía llamar a
su asistente?
Por un momento, sintió la tentación de bloquear a Rubén.
Dejar ir a alguien no es fácil, y aunque se mostraba despreocupada ante los demás, internamente no lo estaba pasando tan bien. Cecilia miró por la ventana, sintiendo poco a poco una tristeza que se reflejaba en sus ojos.
“¡Ahhh! ¡Socorro!”
De repente, un grito desgarrador rompió el silencio y se levantó de inmediato, mirando en
dirección al sonido.
¡Provenía del baño!
La puerta del baño estaba cerrada, el vidrio esmerilado se veía opaco y algo estaba ocurriendo dentro. Una nube de humo escapaba por debajo de la puerta, y aunque estaba al otro lado de la habitación, un olor extraño llegó hasta ella.
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