Capítulo 29
Él asintió con un murmullo, encendió un cigarrillo con una sola mano, dio una calada y dijo: “No esperaba que tu esposa lo ocultara tan bien.”
”
Hubo una pausa de un segundo al otro lado, la voz que llegó sonaba claramente más fría: “Yo tampoco lo esperaba.”
“¿Y qué piensas hacer?” Preguntó Rubén, “¿Confrontarla?”
“Sí.”
J
Al escuchar eso, Rubén se sintió aliviado. Rodrigo era alguien que siempre se preocupaba demasiado por sus abuelos, y por eso, incluso siendo un ateo, accedió a hacer algo tan absurdo como aceptar un matrimonio por conveniencia tres años atrás.
Siempre le preocupaba que Rodrigo, por consideración a los mayores, no tuviera el corazón para divorciarse de Adriana y ahora, al saber que estaba tan claro en su decisión, se sintió tranquilo.
Mientras tanto, Rodrigo reprodujo la grabación una y otra vez, con el ceño cada vez más fruncido. Se apoyó junto a la ventana, mirando el cielo despejado á lo lejos, pero su estado de ánimo era sombrío, como si estuviera atrapado en un gran remolino negro, lleno de frustración y agobio. Después de un rato, marcó el número de Adriana, pero justo antes de que sonara el tono, colgó abruptamente.
Por otro lado, después de haber echado a Fabiana del vestuario, Adriana sintió de nuevo esa sensación de náuseas que había experimentado antes, pero ya había vomitado todo lo que tenía en el estómago, que ahora estaba vacío, así que se quedó inclinada sobre el inodoro, con arcadas secas por un rato.
Al enderezarse, Adriana pensó en dejar el baño, pero de repente, recordó algo y se estremeció; ya era el día diecinueve y no le había venido la regla, llevaba bastante retraso. Últimamente se había sentido indispuesta y con frecuentes náuseas, su apetito también había aumentado un poco. Más de un mes atrás, Rodrigo y ella estuvieron juntos en la casa de su familia, pero no tomaron precauciones, luego ella olvidó tomar la píldora.
Todos los indicios apuntaban a un resultado que no podía asumir, por lo que Adriana se quedó paralizada en la puerta del baño, sintiendo un escalofrío por todo el cuerpo, sin atreverse a aceptar ese hecho. Después de un rato, llamó a Cecilia, esperando que la acompañara al hospital, pero como no respondió, tuvo que ir sola.
Una hora después, Adriana salió del hospital con el rostro pálido. Se detuvo en la calle, sosteniendo en su mano un delgado informe de embarazo, sintiéndose llena de confusión y miedo. Instintivamente, llevó su mano al vientre, aún no podía aceptar que estaba embarazada, pero el hecho era real. No sabía si debía tener al bebé, ni siquiera sabía qué dirección tomar en su vida.
En ese momento, Cecilia le envió un WhatsApp: “Adri, no vi el teléfono antes, hoy salí con
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Capitulo 29
Rubén y a medio camino, vino Dolores a causar problemas, así que nos peleamos.”
Adriana se sobresaltó y rápidamente preguntó: “¿Qué pasó, te lastimaste? ¿Dónde estás ahora?”
“Ya estoy en casa, todavía discutiendo con Rubén, pero estoy bien. Por cierto, ¿por qué me llamaste?”
Por los mensajes de Cecilia, pensó que todavía estaba enojada, pero no parecía haber pasado nada grave. Sin embargo, pensando en los problemas entre Rubén y su amiga, Adriana seguía algo preocupada, así que escribió: “¿Estás en casa? Si quieres, puedo ir a verte.”
“Está bien, ven.”
Adriana tomó un taxi a casa de Cecilia. Tenía la huella digital registrada en el apartamento de su amiga, así que no necesitó tocar la puerta, simplemente entró.
Al entrar en la sala de estar, decorada con un estilo simple y elegante, vio a Cecilia con el rostro serio sentada en un sillón individual, mientras que en el sofá doble estaban sentados dos hombres, Rubén y Rodrigo, lo que la dejó un poco sorprendida.
