Capítulo 295
De repente, Fabiana estornudó, con un gesto de disculpa, se frotó la nariz: “Director, ¿puedo pedirle a mi asistente que me traiga un pañuelo?”
“Claro, dile que lo traiga.” Owen asintió.
Fabiana sonrió y llamó a Paola, quien llegó corriendo con los pañuelos. Sin embargo, estornudó varias veces mientras corría, su rostro estaba un poco pálido y su cuerpo se tambaleaba.
Un poco apenada, Fabiana dijo: “Parece que la he contagiado, también se resfrió. Cuando terminemos de filmar esta escena, le daré el día libre.”
A Owen no le preocupaba si Fabiana le daba el día libre a su asistente, solo sonrió ligeramente cuando Paola llegó.
Al acercarse, se pudo notar que Paola tenía una fina capa de sudor en la frente, parecía tener fiebre, y su voz sonó algo ronca cuando habló: “Fabiana, aquí tienes los pañuelos.”
Probablemente, porque se sentía muy mal, Paola tropezó hacia un lado y por desgracia, pisó una piedra resbaladiza, desequilibrándose y soltando un grito. Lo peor fue que cayó justo hacia donde estaba Adriana, quien se encontraba al borde del lago.
En cuestión de un segundo, ambas cayeron al agua, levantando una gran ola que salpicó por todas partes.
El ruido atrajo la atención de todos los presentes en un radio de decenas de metros, que instintivamente miraron hacia allí. Al ver a las dos personas luchando en el agua, se escucharon gritos de sorpresa.
Owen se sobresaltó: “¿Qué ha pasado? ¿Cómo se cayeron al agua?”
“¡Paola!” Muy preocupada, Fabiana llamó a su asistente y levantando su falda, corrió hacia el lago.
En ese momento, una figura apareció rápidamente; era Iván, quien se quitó la ropa pesada y se lanzó al agua. Adriana no sabía nadar, pero Paola sí, así que pronto salió a la superficie y se sentó en el césped al borde del lago, respirando de forma agitada.
Rodrigo apareció con rapidez y sin pensarlo, quiso saltar, pero Fabiana lo detuvo.
“¡Suéltame!” Rodrigo estaba visiblemente furioso y su expresión era aterradora.
Fabiana, mordiéndose el labio, rogó: “Iván ya ha saltado a rescatarla y pronto estarán fuera. Si saltas ahora, solo complicarás las cosas.”
Rodrigo se quedó mirando fijamente a Adriana, que luchaba en el agua, mientras veía cómo Iván la abrazaba y nadaba hacia la orilla.
Él apretó los puños, su cuerpo estaba tenso como una cuerda de arco estirada al máximo.
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Capitulo 295
En el momento en que cayó al agua helada, todas las células relacionadas con el miedo en Adriana se activaron. La imagen de cuando tenía doce años y Bárbara la había sumergido en el agua, impidiéndole respirar, volvió a su mente. Casi perdió la conciencia, pero sus extremidades seguían luchando instintivamente contra el agua.
Pero pronto, una figura nadó hacia ella y la abrazó, susurrándole al oído: “Adri, no tengas miedo, estoy aquí para salvarte.”
Esa voz familiar y tranquilizadora, hizo que Adriana se calmara de inmediato. Se aferró con fuerza al brazo firme que la sostenía, cerró los ojos y dejó de mirar el agua aterradora que la rodeaba. Para no dificultar el trabajo de Iván, se quedó completamente quieta, dejando que él
la sacara del agua.
Poco después, sintió que estaba sentada en el suelo, y el viento soplaba sobre su piel empapada por el agua fría, llevándose la última pizca de calor de su cuerpo, lo que la hizo estremecerse por el frío.
