Capítulo 312
Aunque todos desconocían a la persona a su lado, de aspecto extraordinario, al estar junto a Cecilia y con unos ojos tan familiares, todos entendieron que era la señorita Adriana Noriega.
Ese día, muchos invitados distinguidos asistieron a la fiesta de cumpleaños, entre ellos, varias señoritas de familias influyentes y algunas celebridades menores. Sin embargo, con la aparición de Adriana y Cecilia, todas esas personas quedaron eclipsadas.
Especialmente por Adriana, quien usaba un vestido de gala azul cielo, con el cabello aparentando estar arreglado de manera casual pero en realidad muy elegante. Incluso sin ese cuidadoso arreglo, se podía ver lo hermosa que era.
Cuando ambas entraron, el lugar quedó en silencio por un momento. Claro, parte del silencio se debía también a la identidad de Cecilia, pues ella era la esposa legítima de Rubén.
Rubén se acercó a Cecilia, con el rostro ligeramente sombrío, y en voz baja le preguntó. “¿Qué haces aquí?”
Cecilia le echó una mirada fría y sin responderle, entró con Adriana a su lado.
“Srta. Lández, Srta. Noriega, bienvenidas a mi fiesta de cumpleaños.” Dijo Dolores al acercarse
con una sonrisa.
Ese día, ella llevaba un vestido de gala color crema, con el cabello ligeramente ondulado suelto sobre los hombros, parecía una pequeña princesa refinada, dulce y encantadora.
Cuando se acercó, se posicionó naturalmente al lado de Rubén. Él con su traje negro y ella con su vestido blanco lucían muy bien juntos, como si realmente fueran una pareja, lo que hizo que
la sonrisa fría de Cecilia se intensificara.
Ella ignoró a Dolores y le dijo a Rubén: “¿Qué pasa? ¿No puedo venir?”
Antes de que Rubén pudiera responder, Dolores intervino rápidamente: “¿Cómo no? Srta. Lández, si estás aquí, eres una invitada especial, y nos alegra tenerte…”
“Te has equivocado,” interrumpió Adriana fríamente a Dolores, “Ella no es la Srta. Lández, es la Sra. Iglesias, ya está casada.”
Una simple frase fue suficiente para que el rostro de Dolores mostrara su incomodidad.
Apretó ligeramente los labios y miró débilmente a Rubén, llamándolo “Ruby” con suavidad, como si estuviera muy afligida y quisiera que él interviniera por ella.
Ese simple gesto enfureció a Adriana, aunque siempre había sido de carácter suave y prefería evitar conflictos, no podía tolerar ver a Cecilia siendo tratada así, por lo que dijo: “¿Por qué lo miras así? Si dije algo incorrecto, puedes contradecirme. ¿Qué significa esa mirada?”
“Jeje, ¿no es siempre así? La hipócrita actúa como si fuera inocente.” Añadió Cecilia sin reparos, con una lengua afilada.
Las palabras de ambas hicieron llorar a Dolores, cuyos ojos enrojecieron visiblemente y en un
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Capítulo 312
acto reflejo, agarró la manga de Rubén, como buscando consuelo.
Cecilia se quedó mirando fijamente la mano de Dolores que agarraba la manga de Rubén, tan enojada que sus labios temblaban.
Rubén quitó la mano de Dolores y avanzó un par de pasos, diciendo en voz baja. “Ustedes dos, será mejor que entren primero, cualquier cosa lo arreglamos después.”
Su tono era imperativo, pero Adriana y Cecilia no querían hacerle caso. Sin embargo, quedarse en la puerta tampoco era apropiado, pues ya había muchas personas observándolos y murmurando.
Adriana tomó el brazo de Cecilia y dijo: “Vamos adentro.”
Las dos entraron con aplomo, siendo Cecilia la heredera de los Lández, con un estatus distinguido, muchas personas se acercaron a conversar con ella.
Aunque la familia Noriega no era parte de la elite, sí era considerada de la alta sociedad, por lo que el hecho de que Adriana asistiera a la fiesta de cumpleaños de Dolores se consideraba una deferencia, y mucha gente se acercó a hablar con ella también.
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